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OPINIÓN | 'Pesimismo y capitalismo', por Enric González

Como era de prever, mintió

Les anunciábamos ayer aquí mismo que Soria iba a mentir en el juicio por la demanda interpuesta por el STEC, y mintió sin recato el muy previsible. “No son manifestaciones mías”, dijo a preguntas del abogado de los demandantes. Hay dos factores determinantes que nos llevan a la trágica conclusión de que mintió: primero, que Soria no ejerció en tiempo y forma su derecho legal a una rectificación en La Provincia, y segundo, sus antecedentes como redomado mentiroso, con especialidad en las salas de vistas de los juzgados, donde le tenemos contabilizadas unas monumentales trolas de manual. Unan a eso que por aquellas calendas, noviembre de 2009, Soria y Natalia Vaquero estaban a partir un piñón, dicho sea en estricto sentido profesional, hasta el punto de que ella era la periodista de cabecera de él y él el político de cabecera de ella. Cualquiera que repase las hemerotecas lo puede comprobar de inmediato. De ahí que sea más que probable que Soria hiciera esos comentarios sobre los funcionarios, muy propios de su estilo tabernario, y que la periodista los trasladara al periódico como es su obligación.

Les anunciábamos ayer aquí mismo que Soria iba a mentir en el juicio por la demanda interpuesta por el STEC, y mintió sin recato el muy previsible. “No son manifestaciones mías”, dijo a preguntas del abogado de los demandantes. Hay dos factores determinantes que nos llevan a la trágica conclusión de que mintió: primero, que Soria no ejerció en tiempo y forma su derecho legal a una rectificación en La Provincia, y segundo, sus antecedentes como redomado mentiroso, con especialidad en las salas de vistas de los juzgados, donde le tenemos contabilizadas unas monumentales trolas de manual. Unan a eso que por aquellas calendas, noviembre de 2009, Soria y Natalia Vaquero estaban a partir un piñón, dicho sea en estricto sentido profesional, hasta el punto de que ella era la periodista de cabecera de él y él el político de cabecera de ella. Cualquiera que repase las hemerotecas lo puede comprobar de inmediato. De ahí que sea más que probable que Soria hiciera esos comentarios sobre los funcionarios, muy propios de su estilo tabernario, y que la periodista los trasladara al periódico como es su obligación.