El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Radios colgadas de una señal horaria
Y ya que les hablamos de emisoras de radio, les acercamos el terror su que se ha instalado en alguna de ellas ante el desenlace que pudiera tener el concurso de concesión de frecuencias convocado por el Gobierno de Canarias. El plazo de presentación de ofertas acababa el pasado día 30 a las dos de la tarde (hora canaria), pero por el despiste de uno de los despachos que tramitaron esas ofertas, algunas de ellas no llegaron a tiempo a la Viceconsejería de Comunicación. No podemos confirmarles cuántas emisoras se encuentran en esta situación porque estos días no hay manera que respondan a nuestras llamadas en ese departamento, pero les podemos adelantar que en cierto barrio de Telde se detecta un intensísimo olor a deposiciones que no es precisamente producto de la ingesta de alimentos en mal estado. Ni porque determinado personaje se haya tragado su propia lengua y ande sufriendo las naturales consecuencias gástricas. Ya les contaremos, que el que pretendió que se prevaricara ya no pinta un carajo.
Y ya que les hablamos de emisoras de radio, les acercamos el terror su que se ha instalado en alguna de ellas ante el desenlace que pudiera tener el concurso de concesión de frecuencias convocado por el Gobierno de Canarias. El plazo de presentación de ofertas acababa el pasado día 30 a las dos de la tarde (hora canaria), pero por el despiste de uno de los despachos que tramitaron esas ofertas, algunas de ellas no llegaron a tiempo a la Viceconsejería de Comunicación. No podemos confirmarles cuántas emisoras se encuentran en esta situación porque estos días no hay manera que respondan a nuestras llamadas en ese departamento, pero les podemos adelantar que en cierto barrio de Telde se detecta un intensísimo olor a deposiciones que no es precisamente producto de la ingesta de alimentos en mal estado. Ni porque determinado personaje se haya tragado su propia lengua y ande sufriendo las naturales consecuencias gástricas. Ya les contaremos, que el que pretendió que se prevaricara ya no pinta un carajo.