Se resquebraja el búnker

Aún es pronto para medir el alcance de la grieta abierta hace algo más de un mes en el PP canario, cuando Soria y Larry Álvarez pactaron una civilizada ruptura a medias de sus relaciones políticas y personales. La primera crisis de calado de esa pareja que parecía inseparable ya ha aparecido reflejada de modo crudo en la prensa de la derechona en Madrid, la que más duele al sector más extremo del PP, el único que por el momento concede una tregua a Soria en lo que hablan las urnas. No ha podido ser más cruel la elección del verdugo periodístico, nada menos que Víctor Rodríguez Gago, colaborador estrecho en el búnker en el que el führer y su lugarteniente, Larry Álvarez, parieron gran parte de los atropellos democráticos más vergonzantes de la historia reciente de Canarias. Gago lo sabe casi todo, entre otras cosas lo que Soria y Larry saben el uno del otro. La bomba está activada.

Aún es pronto para medir el alcance de la grieta abierta hace algo más de un mes en el PP canario, cuando Soria y Larry Álvarez pactaron una civilizada ruptura a medias de sus relaciones políticas y personales. La primera crisis de calado de esa pareja que parecía inseparable ya ha aparecido reflejada de modo crudo en la prensa de la derechona en Madrid, la que más duele al sector más extremo del PP, el único que por el momento concede una tregua a Soria en lo que hablan las urnas. No ha podido ser más cruel la elección del verdugo periodístico, nada menos que Víctor Rodríguez Gago, colaborador estrecho en el búnker en el que el führer y su lugarteniente, Larry Álvarez, parieron gran parte de los atropellos democráticos más vergonzantes de la historia reciente de Canarias. Gago lo sabe casi todo, entre otras cosas lo que Soria y Larry saben el uno del otro. La bomba está activada.