El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Díez & Romeo inventó la reforma laboral
Ignoramos si con los clientes canarios que contrataron a Díez & Romeo pueden haberse dado casos similares de ingenieros y otros profesionales traídos por los pelos de una lista sin su consentimiento y sin su firma. Pero en Valencia parece, por lo que dijo ante el juez su máximo representante, que así ha sido. Pero, ¿en manos de quién colocó la firma de abogados las ofertas de sus clientes valencianos? Pues muy sencillo, adelantándose a la reforma laboral aprobada este viernes por el Gobierno de España nada menos que en cinco años: mediante el acopio de una serie de administrativos sin contrato, sin alta en la Seguridad Social y sin ni siquiera presentar una factura que pudiera justificar el pago de sus emolumentos, cuyas cantidades no han sido reveladas pero que ya nos podemos imaginar. Preguntado el señor Rodríguez Díez por los nombres de los abogados que dirigían los proyectos dijo desconocerlos, lo que conduce directamente a la sospecha de que los pobres becarios que tenían que garabatear, cortar, pegar, escanear, fotocopiar, encuadernar e ir corriendo con la carrucha a la Generalitat actuaban sin coordinación de un profesional cualificado y sin el menor control de calidad. Una calidad bastante comprometida que el declarante llega a reconocer al afirmar que esos becarios fueron capaces de elaborar y firmar 31 proyectos (62 tomos) tres o cuatro días antes de que acabara el plazo de presentación de ofertas. Y encima hay más proyectos con las mismas irregularidades detectadas en la instrucción que no han sido denunciados. Todavía recordamos las agradables palabras de la señora Díez, que da nombre al bufete con su apellido, cuando nos llamó para pedirnos que dejáramos de publicar “gilipolleces”.
Ignoramos si con los clientes canarios que contrataron a Díez & Romeo pueden haberse dado casos similares de ingenieros y otros profesionales traídos por los pelos de una lista sin su consentimiento y sin su firma. Pero en Valencia parece, por lo que dijo ante el juez su máximo representante, que así ha sido. Pero, ¿en manos de quién colocó la firma de abogados las ofertas de sus clientes valencianos? Pues muy sencillo, adelantándose a la reforma laboral aprobada este viernes por el Gobierno de España nada menos que en cinco años: mediante el acopio de una serie de administrativos sin contrato, sin alta en la Seguridad Social y sin ni siquiera presentar una factura que pudiera justificar el pago de sus emolumentos, cuyas cantidades no han sido reveladas pero que ya nos podemos imaginar. Preguntado el señor Rodríguez Díez por los nombres de los abogados que dirigían los proyectos dijo desconocerlos, lo que conduce directamente a la sospecha de que los pobres becarios que tenían que garabatear, cortar, pegar, escanear, fotocopiar, encuadernar e ir corriendo con la carrucha a la Generalitat actuaban sin coordinación de un profesional cualificado y sin el menor control de calidad. Una calidad bastante comprometida que el declarante llega a reconocer al afirmar que esos becarios fueron capaces de elaborar y firmar 31 proyectos (62 tomos) tres o cuatro días antes de que acabara el plazo de presentación de ofertas. Y encima hay más proyectos con las mismas irregularidades detectadas en la instrucción que no han sido denunciados. Todavía recordamos las agradables palabras de la señora Díez, que da nombre al bufete con su apellido, cuando nos llamó para pedirnos que dejáramos de publicar “gilipolleces”.