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''Sigan engordando a las ardillas''

Eran tiempos duros para el PP majorero desafecto a González Arroyo. Y no ha pasado de esto dos meses. Un nutrido grupo de cargos públicos y orgánicos con Montelongo a la cabeza pidieron a Soria meter al marqués en vereda. Y Soria miró para los celajes. Dejó en la estacada a Águeda y los suyos en el Cabildo, Guillermo Concepción y José Medina, afrenta aprovechada por el marqués para enviar a su delfín, Blas Acosta, con el recadito a la jefa de filas y a sus muchachos: “Sigan ustedes engordando a los ardillas, que van bien”. En Fuerteventura, a los militantes de Asamblea Majorera se les conoce de toda la vida como los ardillas, obsesión última de González Arroyo y Blas Acosta para descabalgarlos del poder, incluso con la oferta firme de hacer presidenta a Águeda con los seis consejeros socialistas y los cinco populares unidos frente a los diez nacionalistas. La afrenta de Soria no fue tan fuerte como la inquina de Águeda hacia el marqués, al que no le perdona haberse metido en asuntos familiares de su vida privada.

Eran tiempos duros para el PP majorero desafecto a González Arroyo. Y no ha pasado de esto dos meses. Un nutrido grupo de cargos públicos y orgánicos con Montelongo a la cabeza pidieron a Soria meter al marqués en vereda. Y Soria miró para los celajes. Dejó en la estacada a Águeda y los suyos en el Cabildo, Guillermo Concepción y José Medina, afrenta aprovechada por el marqués para enviar a su delfín, Blas Acosta, con el recadito a la jefa de filas y a sus muchachos: “Sigan ustedes engordando a los ardillas, que van bien”. En Fuerteventura, a los militantes de Asamblea Majorera se les conoce de toda la vida como los ardillas, obsesión última de González Arroyo y Blas Acosta para descabalgarlos del poder, incluso con la oferta firme de hacer presidenta a Águeda con los seis consejeros socialistas y los cinco populares unidos frente a los diez nacionalistas. La afrenta de Soria no fue tan fuerte como la inquina de Águeda hacia el marqués, al que no le perdona haberse metido en asuntos familiares de su vida privada.