El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Soria empieza a pinchar en los mítines
Las encuestas de este fin de semana no hacen otra cosa que mostrar el tamaño de la herida por la que el Partido Popular se desangra en Canarias. O de las heridas, porque no todas son del mismo tamaño ni, por lo tanto, llevan el mismo caudal camino a desembocar a unos resultados que se presumen muy malos. A duras penas mantiene el tipo el PP en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria gracias a un Juan José Cardona que parece haberse desembarazado con habilidad de las siglas de su partido. Se desvanece en el Cabildo de Gran Canaria por la confluencia de dos factores sumados a la caída nacional: la elección de una floja candidata –Mercedes Roldós- y la reacción del actual presidente de esa Corporación, José Miguel Bravo de Laguna, de responder con un órdago a la grande el desprecio que José Manuel Soria le escupió a la cara dejándolo fuera de la carrera a la reelección. Pero en las demás instituciones, circunscripciones y pedanías, el talegazo parece que también va a ser de tararí y no echar gota. Verbigracia, el Cabildo de Fuerteventura, donde la delegada soriana en la isla, Águeda Montelongo, no para de hacer méritos para desmantelar por completo el partido que heredó de Domingo González Arroyo, el marqués de las Dunas de Corralejo. Su política de descabezamiento de todo aquel o aquella que pudiera o pudiese hacerle sombra en el presente o en el futuro, ha conducido a la principal acusada en el caso Patronato a quedarse con lo más mediocre de cada casa, dicho sea en el estricto sentido político. Si en tiempos de penurias y de estrecheces electorales decapitas o das con la puerta en las narices a quien no debes, terminas con un partido convertido en una caricatura de lo que antaño fue. Como se pudo apreciar este mismo domingo en la casa de la cultura de Morro Jable.
50 personas en Morro Jable
Lo que pasó este domingo en la casa de la cultura de Morro Jable ha sido muy comentado en todos los ambientes políticos de la isla de Fuerteventura, y no sólo en el PP. A la muy sagrada hora de las doce en punto, Águeda Montelongo y los suyos habían convocado con gran aparato mediático a un mitin con los cabezas de cartel del negocio, empezando por ella misma y terminando por la candidata a la Presidencia del Gobierno, Australia Navarro. El plato fuerte, sin embargo, era el ministro de Industria y presidente regional de la franquicia, José Manuel Soria, que al igual que Navarro, tuvo que meterse entre pecho y espalda las horas y los kilómetros necesarios para ir de Gran Canaria a Morro Jable. Ya despertó algún tipo de comentario el local elegido, la casa de la cultura, y no un pabellón deportivo o un terrero de lucha canaria. Había que dar sensación de lleno y no están los tiempos para muchas congregaciones. A Montelongo se le exigía, por lo tanto, que al menos completara el aforo elegido, cosa que no logró a pesar de que se diseñó el espacio con muy pocas sillas de resina, cincuenta como mucho.
La venganza Enseñat
Las fotografías que demuestran este estrepitoso pinchazo de Soria y del PP en Fuerteventura pueden contemplarse en versión libre en la cuenta de Facebook de un destacado dirigente del partido en la Maxorata, Fernando Enseñat, hasta ahora mismo parlamentario popular por esa isla en la Cámara regional. Enseñat, una prometedora figura del PP, quedó sorprendentemente fuera de las listas por decisión expresa de Águeda Montelongo, como le ocurrió a su hermana, Rosa Enseñat, consejera en el Cabildo. Aguedita tiene mucho miedo a que la situación procesal que vive, con un inminente juicio por prevaricación en el TSJC, pudiera dejar vacante su puesto de presidenta insular de la franquicia y pasara en tal caso a ser ocupado por personas con más formación, más altas, más guapas y más simpáticas que ella. Por ejemplo, los Enseñat. ¿Creen que exageramos? Pues no, porque esa es la sensación que tienen en Fuerteventura muchos militantes del PP. Fernando Enseñat destacó en el Parlamento por ser la espada flamígera de la consejera de Sanidad, Brígida Mendoza, y su esfuerzo le fue recompensado dejándolo fuera de todas las listas posibles. Enseñat se ha enrocado en Pájara, donde apoya al candidato del PP a la alcaldía, Domingo Pérez, también defenestrado por Águeda Montelongo para cualquier otro tipo de doblete del que ella es campeona. Algunos están deseando que se pegue el castañazo de su vida para que otro PP se abra paso en la isla.
O de ATI o de Tamaraceite
El que parece que coge carrerilla para meter a Coalición Canaria en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, doce años después de que ese partido desapareciera de aquella Corporación, es Carmelo Afonso. Está haciendo una campaña muy concienzuda, muy pegada al barrio, a la acera, al problema del vecino que anota fielmente en su libreta de tapas amarillas. Quien lo conozca sabe que es un tipo tranquilo, que se toma las cosas con filosofía y que va poniendo un pie delante del otro para hacer el camino que dice haberse fijado. No se inmuta, no se exalta… hasta que le tocan las pencoletas. Y parece que se las ha tocado de manera notable el propietario de un espray de color rojo que pintó sobre un cartel suyo la inscripción “CC=ATI”. Su reacción no tardó mucho tiempo en producirse en su propia cuenta de Facebook, donde explicó con detalle al autor de la gamberrada por qué un hombre como él no puede ser de la Agrupación Tinerfeña de Independientes (ATI), sencillamente porque es de Tamaraceite, y si se es de Tamaraceite, queridísimos, no se puede ser de ATI ni con calzador. Así lo explicó: “Esto no me parece ni siquiera una canallada, me parece un topicazo facilón, infantil e incierto. Voy a decirlo una sola vez y espero que les quede claro: Yo no soy de ATI. Ni siquiera soy de Tenerife. Yo soy de Tamaraceite, un barrio de Las Palmas de Gran Canaria. Me da la sensación de que quien hace estas gamberradas no conoce los barrios de esta ciudad. En cualquier caso, yo no juzgo a la gente por su ropa, la valoro por su corazón. Y quienes me conocen, saben que mi corazón y mi lucha está en todos y cada uno de los barrios de Las Palmas de Gran Canaria. Buenos días a tod@s”. Queda dicho.
Las encuestas de este fin de semana no hacen otra cosa que mostrar el tamaño de la herida por la que el Partido Popular se desangra en Canarias. O de las heridas, porque no todas son del mismo tamaño ni, por lo tanto, llevan el mismo caudal camino a desembocar a unos resultados que se presumen muy malos. A duras penas mantiene el tipo el PP en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria gracias a un Juan José Cardona que parece haberse desembarazado con habilidad de las siglas de su partido. Se desvanece en el Cabildo de Gran Canaria por la confluencia de dos factores sumados a la caída nacional: la elección de una floja candidata –Mercedes Roldós- y la reacción del actual presidente de esa Corporación, José Miguel Bravo de Laguna, de responder con un órdago a la grande el desprecio que José Manuel Soria le escupió a la cara dejándolo fuera de la carrera a la reelección. Pero en las demás instituciones, circunscripciones y pedanías, el talegazo parece que también va a ser de tararí y no echar gota. Verbigracia, el Cabildo de Fuerteventura, donde la delegada soriana en la isla, Águeda Montelongo, no para de hacer méritos para desmantelar por completo el partido que heredó de Domingo González Arroyo, el marqués de las Dunas de Corralejo. Su política de descabezamiento de todo aquel o aquella que pudiera o pudiese hacerle sombra en el presente o en el futuro, ha conducido a la principal acusada en el caso Patronato a quedarse con lo más mediocre de cada casa, dicho sea en el estricto sentido político. Si en tiempos de penurias y de estrecheces electorales decapitas o das con la puerta en las narices a quien no debes, terminas con un partido convertido en una caricatura de lo que antaño fue. Como se pudo apreciar este mismo domingo en la casa de la cultura de Morro Jable.