El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Soria quiere recoger la cosecha del verano
Desde la misma noche electoral, en la fiesta que congregó a los simpatizantes del PP en el Edificio Miller de Las Palmas de Gran Canaria, José Manuel Soria lanzó el órdago al Gobierno de Canarias, o por ser más preciso, al presidente Paulino Rivero, al que desde octubre de 2010, cuando se produjo la ruptura del pacto PP-CC, colocó en el catafalco de sus maldiciones políticas. No pasa un día sin que el presidente del PP canario de un paso, unas veces pequeño y otras más o menos significativo, para intentar conseguir su indisimulado propósito de desalojar a Rivero y a los nacionalistas del Gobierno de Canarias. Para ello, como es natural, ha buscado a su manera el respaldo de la otra fuerza política imprescindible para un pacto regional, el PSOE, partido con el que se tropezó al día siguiente de las elecciones del 22 de mayo: José Miguel Pérez, su secretario general, fue tajante, no se pacta con el PP en ningún sitio por indicaciones de la Ejecutiva Federal. A partir de ese momento, como recordarán, Soria desplegó toda su artillería para dinamitar aquellas organizaciones socialistas insulares donde hubiera un manifiesto descontento con esa decisión, o mejor dicho, con la decisión de pactar con Coalición Canaria en cualquiera de sus manifestaciones locales: ATI, API, AHI o AGI. Y su primera acción dinamitera alcanzó algunos logros y mucho nerviosismo.
Desde la misma noche electoral, en la fiesta que congregó a los simpatizantes del PP en el Edificio Miller de Las Palmas de Gran Canaria, José Manuel Soria lanzó el órdago al Gobierno de Canarias, o por ser más preciso, al presidente Paulino Rivero, al que desde octubre de 2010, cuando se produjo la ruptura del pacto PP-CC, colocó en el catafalco de sus maldiciones políticas. No pasa un día sin que el presidente del PP canario de un paso, unas veces pequeño y otras más o menos significativo, para intentar conseguir su indisimulado propósito de desalojar a Rivero y a los nacionalistas del Gobierno de Canarias. Para ello, como es natural, ha buscado a su manera el respaldo de la otra fuerza política imprescindible para un pacto regional, el PSOE, partido con el que se tropezó al día siguiente de las elecciones del 22 de mayo: José Miguel Pérez, su secretario general, fue tajante, no se pacta con el PP en ningún sitio por indicaciones de la Ejecutiva Federal. A partir de ese momento, como recordarán, Soria desplegó toda su artillería para dinamitar aquellas organizaciones socialistas insulares donde hubiera un manifiesto descontento con esa decisión, o mejor dicho, con la decisión de pactar con Coalición Canaria en cualquiera de sus manifestaciones locales: ATI, API, AHI o AGI. Y su primera acción dinamitera alcanzó algunos logros y mucho nerviosismo.