El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Super Dácil, en apuros
“La única guerrera guanche valiente”. Así describió a Ana Oramas, en pleno fragor mitinero, el alcalde de Santa Cruz de Tenerife, José Manuel Bermúdez, durante el acto central de campaña de las pasadas generales. “Es la única guerrera guanche valiente frente a catorce diputados obedientes”, verseó el también número dos de la candidatura. Coalición Canaria no tenía muy claro aún, aquel 18 de junio, hace menos de un mes, que la diputada Oramas pudiera repetir escaño. Las encuestas se lo ponían muy difícil y el partido echaba toda la carne en el asador. Fue un mitin muy encendido y en su transcurso pudo escucharse a la diputada electa decir que Rajoy no era un hombre de palabra porque prometió mantener las inversiones y el Plan de Empleo y se lo llevó todo por delante. Bermúdez remachó: “Rajoy ha dado a Canarias un trato indigno durante su mayoría absoluta”, lo que venía a sintonizar plenamente con lo sostenido por el anatemizado Paulino Rivero durante toda su última legislatura. La guerrera repartió estopa a diestro y siniestro, y quizás fueran sus duras críticas a Mariano Rajoy durante toda la campaña las que aconsejaron que no acudiera a la primera reunión de sumisión al ganador de las elecciones el pasado día 30 de junio en La Moncloa. Parece generalmente asumible que en campaña se profieran toda clase de improperios y acusaciones, promesas y propósitos de enmienda, y se perdone sin que medie penitencia decir y hacer exactamente lo contrario justo al día siguiente de la apertura de las urnas. Lo de la “guerrera guanche” no es denominación baladí. Los nacionalistas se tomaron muy en serio la promoción de su candidata como si la vida se les fuera en ello. Porque, en realidad, se les iba: de no haber conseguido escaño ahora estaríamos hablando de un apoteósico batacazo, de la pérdida histórica de la oportunidad de sumar un voto, uno, a la investidura de Rajoy a cambio de una agenda canaria de incierto cumplimiento (ésa es otra) y de la certificación por adelantado de la defunción del proyecto político que ha gobernado Canarias estas dos últimas décadas largas. Y en la promoción de la guerrera guanche se les fue la mano, cómo no.
Súper Dácil es Súper Ana
La de Coalición Canaria fue una campaña a la desesperada. Particularmente en Tenerife. Había que concentrar allí todos los esfuerzos y los cargos públicos no se quedaron atrás. Emplearon todos los medios a su alcance, incluidos los no autorizados, hasta el punto de recibir más de un reproche de la junta electoral. Carlos Alonso se llevó la palma con la presentación de unas guaguas de Titsa. Pero el alcalde de La Laguna, José Alberto Díaz, no quiso ser menos y distribuyó en plena campaña 30.000 euros de un cómic cuya protagonista era, cómo no, Súper Dácil. La heroína no puede disimular que es de Coalición Canaria porque en la hebilla de su cinturón no aparecen las iniciales SD, de Súper Dácil, sino CC, de Coalición Canaria, que en realidad se camufla de manera burda con el eslogan del cómic “Crecemos Contigo”, lo cual viene a profundizar aún más en la intencionalidad. Porque el eslogan de campaña utilizado en esa misma ciudad fue precisamente ese, “La Laguna crece contigo”. Con dinero público, el alcalde de La Laguna hizo promoción de la súper guerrera guanche Ana Oramas, lo que va camino de costarle un disgusto este mismo jueves en el pleno municipal, a no ser que su socio emergente, el Partido Popular de Antonio Alarcó, lo saque del atolladero. Y lo tiene difícil porque el senador popular se pasó toda la campaña criticando duramente ese cómic y la utilización descarada de los medios públicos por parte de Coalición Canaria.
Ana Oramas visita el ayuntamiento
La cosa está tensa. La mismísima diputada electa visitó este lunes las oficinas municipales, y no para arreglar papeles. Se metió directamente en la alcaldía, a donde fue convocada de urgencia la concejala de Hacienda, Candelaria Díaz Cazorla, que a las 09.00 tenía a todos los concejales de la comisión correspondiente esperándola para una convocatoria oficial. Sus colaboradores llegaron a dar tres versiones: está en la Cotmac, no le fue notificada la convocatoria y está en una reunión en la alcaldía, que vino a ser la versión fetén. Oramas, el alcalde y la concejala de Hacienda buscaban en realidad una salida airosa a una moción que ha presentado la oposición con el apoyo de dos concejales del PSOE, el mismísimo Javier Abreu y el otro irradiado, Yeray Rodríguez. En ella se le pide claramente al alcalde que haga todo lo posible por que Coalición Canaria devuelva el coste de esos 30.000 ejemplares de Súper Dacil si no quiere arriesgarse a una querella por delito electoral y malversación de caudales públicos. Es decir, o un tiro en el pie o un tiro en la boca, porque la primera opción supone asumir responsabilidades políticas y reconocer que se pagó con fondos municipales una campaña electoral del partido del alcalde, y la segunda, arriesgarse a una acción penal que, según como se plantee, puede convertirse en un volador sin rabo en el palacio de justicia de La Laguna.
“La única guerrera guanche valiente”. Así describió a Ana Oramas, en pleno fragor mitinero, el alcalde de Santa Cruz de Tenerife, José Manuel Bermúdez, durante el acto central de campaña de las pasadas generales. “Es la única guerrera guanche valiente frente a catorce diputados obedientes”, verseó el también número dos de la candidatura. Coalición Canaria no tenía muy claro aún, aquel 18 de junio, hace menos de un mes, que la diputada Oramas pudiera repetir escaño. Las encuestas se lo ponían muy difícil y el partido echaba toda la carne en el asador. Fue un mitin muy encendido y en su transcurso pudo escucharse a la diputada electa decir que Rajoy no era un hombre de palabra porque prometió mantener las inversiones y el Plan de Empleo y se lo llevó todo por delante. Bermúdez remachó: “Rajoy ha dado a Canarias un trato indigno durante su mayoría absoluta”, lo que venía a sintonizar plenamente con lo sostenido por el anatemizado Paulino Rivero durante toda su última legislatura. La guerrera repartió estopa a diestro y siniestro, y quizás fueran sus duras críticas a Mariano Rajoy durante toda la campaña las que aconsejaron que no acudiera a la primera reunión de sumisión al ganador de las elecciones el pasado día 30 de junio en La Moncloa. Parece generalmente asumible que en campaña se profieran toda clase de improperios y acusaciones, promesas y propósitos de enmienda, y se perdone sin que medie penitencia decir y hacer exactamente lo contrario justo al día siguiente de la apertura de las urnas. Lo de la “guerrera guanche” no es denominación baladí. Los nacionalistas se tomaron muy en serio la promoción de su candidata como si la vida se les fuera en ello. Porque, en realidad, se les iba: de no haber conseguido escaño ahora estaríamos hablando de un apoteósico batacazo, de la pérdida histórica de la oportunidad de sumar un voto, uno, a la investidura de Rajoy a cambio de una agenda canaria de incierto cumplimiento (ésa es otra) y de la certificación por adelantado de la defunción del proyecto político que ha gobernado Canarias estas dos últimas décadas largas. Y en la promoción de la guerrera guanche se les fue la mano, cómo no.