El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Teoría del número 'pi'
La maldad entre la clase política canaria no tiene límites. Y si se conjuga sabiamente con la mala uva que anida en alguna redacción periodística, nos encontramos con situaciones realmente crueles. Por ejemplo, circula en esos ambientes la teoría del número pi aplicada a un determinado candidato que, a su vez, tiene la fortuna de ser el máximo responsable de un partido político en Canarias. Nos costó un poco de trabajo captar la teoría en su totalidad, no porque no sea creíble, sino porque, como ha quedado dicho en alguna otra ocasión, somos de letras. Pi, como saben, es una constante matemática que se utiliza para cosas como obtener el área de un círculo o la longitud de una circunferencia. Pero también vale para dicho dirigente político si se aplica en combinación con lo que dicen las encuestas. Tres catorce (catorce al Ayuntamiento, catorce al Cabildo y catorce al Parlamento), y dieciséis (días) para mandarse a mudar, como hizo su antecesor. Aunque los puristas nos recuerdan que en realidad es 3,14159, lo que equivaldría a la posibilidad de que fueran quince los días para abandonar Irak y nueve para lo otro. No siempre las matemáticas son exactas.
La maldad entre la clase política canaria no tiene límites. Y si se conjuga sabiamente con la mala uva que anida en alguna redacción periodística, nos encontramos con situaciones realmente crueles. Por ejemplo, circula en esos ambientes la teoría del número pi aplicada a un determinado candidato que, a su vez, tiene la fortuna de ser el máximo responsable de un partido político en Canarias. Nos costó un poco de trabajo captar la teoría en su totalidad, no porque no sea creíble, sino porque, como ha quedado dicho en alguna otra ocasión, somos de letras. Pi, como saben, es una constante matemática que se utiliza para cosas como obtener el área de un círculo o la longitud de una circunferencia. Pero también vale para dicho dirigente político si se aplica en combinación con lo que dicen las encuestas. Tres catorce (catorce al Ayuntamiento, catorce al Cabildo y catorce al Parlamento), y dieciséis (días) para mandarse a mudar, como hizo su antecesor. Aunque los puristas nos recuerdan que en realidad es 3,14159, lo que equivaldría a la posibilidad de que fueran quince los días para abandonar Irak y nueve para lo otro. No siempre las matemáticas son exactas.