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OPINIÓN | 'Pesimismo y capitalismo', por Enric González

Trillo, personaje obtuso imprescindible

Nada obtuso que haya tenido que ver con la Justicia estos últimos años puede haberse cocido sin el concurso de Federico Trillo, hasta ahora portavoz del PP en esa materia, que se aleja de los puntos calientes de la cuestión al ser nombrado embajador en Londres a petición propia, una vez frustrado su intento de marcharse aún más lejos, a Washington. Trillo ha sabido manejar a la perfección sus magníficos resortes dentro del Poder Judicial. Su empeño por desbaratar la investigación de la operación Gürtel le ha conducido a acciones muy poro ortodoxas, como tratar de manipular pruebas y testigos del caso de los trajes de Camps o influir de manera notable en la querella que finalmente ha acabado con la carrera del juez que inició la investigación de esa trama corrupta. El periodista Mateo Balín incluye a otros actores en la operación cazar al juez Garzón, entre otros al ex magistrado Adolfo Prego, de reconocida trayectoria ultraderechista y con gran influencia en el Tribunal Supremo, su último destino; o el ex fiscal Ignacio Peláez, con una abultada libreta de cuentas pendientes con Garzón y experto en defender a lo peor de cada casa siempre que haya mucho dinero. En ese círculo de personas y en el formado por los miembros de la Sala Segunda del Supremo se batió el cobre hasta conformar un intencionado calendario de suplicio contra Garzón que, entre otras cosas, contempló adelantar el juicio y la sentencia de las escuchas de Gürtel para ahorrar a la Justicia española el feo internacional de condenar por la represión franquista a quien pasará a la historia por su lucha contra los crímenes contra la humanidad. No contaban, seguramente, con la vergüenza internacional que ha provocado la condena por las escuchas, de ahí que todos a una ?Poder Judicial, prensa de la caverna, Partido Popular- hayan salido a descalificar a los que nos hemos permitido discrepar de tamaña indecencia.

Nada obtuso que haya tenido que ver con la Justicia estos últimos años puede haberse cocido sin el concurso de Federico Trillo, hasta ahora portavoz del PP en esa materia, que se aleja de los puntos calientes de la cuestión al ser nombrado embajador en Londres a petición propia, una vez frustrado su intento de marcharse aún más lejos, a Washington. Trillo ha sabido manejar a la perfección sus magníficos resortes dentro del Poder Judicial. Su empeño por desbaratar la investigación de la operación Gürtel le ha conducido a acciones muy poro ortodoxas, como tratar de manipular pruebas y testigos del caso de los trajes de Camps o influir de manera notable en la querella que finalmente ha acabado con la carrera del juez que inició la investigación de esa trama corrupta. El periodista Mateo Balín incluye a otros actores en la operación cazar al juez Garzón, entre otros al ex magistrado Adolfo Prego, de reconocida trayectoria ultraderechista y con gran influencia en el Tribunal Supremo, su último destino; o el ex fiscal Ignacio Peláez, con una abultada libreta de cuentas pendientes con Garzón y experto en defender a lo peor de cada casa siempre que haya mucho dinero. En ese círculo de personas y en el formado por los miembros de la Sala Segunda del Supremo se batió el cobre hasta conformar un intencionado calendario de suplicio contra Garzón que, entre otras cosas, contempló adelantar el juicio y la sentencia de las escuchas de Gürtel para ahorrar a la Justicia española el feo internacional de condenar por la represión franquista a quien pasará a la historia por su lucha contra los crímenes contra la humanidad. No contaban, seguramente, con la vergüenza internacional que ha provocado la condena por las escuchas, de ahí que todos a una ?Poder Judicial, prensa de la caverna, Partido Popular- hayan salido a descalificar a los que nos hemos permitido discrepar de tamaña indecencia.