El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Esos vestuarios
La noticia del día en el Angulo Arena debió haber sido que el nuevo estadio de Gran Canaria ya dispone de visera que proteja a los espectadores de las duras inclemencias del tiempo en la isla. Ya les contamos ayer que la instalación de este elemento impidió que entrenaran allí los jugadores. Para inmortalizar el momento de la visera de marras, pedimos a uno de nuestros fotógrafos favoritos que se desplazara hasta allí, más que nada para dar una noticia positiva y de buen rollo. Pero, cuando nuestro hombre se encontraba retratando tan espectacular elemento arquitectónico, va y se entera de que hay un vestuario que está dando la lata y que ya ha sido levantado tres veces, con amenaza, este mismo miércoles, de la cuarta levantada (y revisión de precios). Hasta el vestuario trató de dirigirse el fotógrafo que, sin embargo, tropezó con una diligente seguritas que le impidió retratar el invento. Pues nada, que el reportero abandonó entonces el estadio y, para su alegría, un seguritas de guardia en la puerta le mandó parar para padirle, atención, que entreguara los carretes. ¿Los carretes? Sí, los carretes, como en los tiempos de la brigada político social, pero en un estadio que no es el Nacional de Santiago de Chile.
La noticia del día en el Angulo Arena debió haber sido que el nuevo estadio de Gran Canaria ya dispone de visera que proteja a los espectadores de las duras inclemencias del tiempo en la isla. Ya les contamos ayer que la instalación de este elemento impidió que entrenaran allí los jugadores. Para inmortalizar el momento de la visera de marras, pedimos a uno de nuestros fotógrafos favoritos que se desplazara hasta allí, más que nada para dar una noticia positiva y de buen rollo. Pero, cuando nuestro hombre se encontraba retratando tan espectacular elemento arquitectónico, va y se entera de que hay un vestuario que está dando la lata y que ya ha sido levantado tres veces, con amenaza, este mismo miércoles, de la cuarta levantada (y revisión de precios). Hasta el vestuario trató de dirigirse el fotógrafo que, sin embargo, tropezó con una diligente seguritas que le impidió retratar el invento. Pues nada, que el reportero abandonó entonces el estadio y, para su alegría, un seguritas de guardia en la puerta le mandó parar para padirle, atención, que entreguara los carretes. ¿Los carretes? Sí, los carretes, como en los tiempos de la brigada político social, pero en un estadio que no es el Nacional de Santiago de Chile.