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OPINIÓN | 'Pesimismo y capitalismo', por Enric González

Willy García, acorralado por sus errores

Vuelven los malos tiempos para el director general de Radiotelevisión Canaria, y vuelven nuevamente por su cabeza loca. Cuando todo parecía nadar en favor de CC tras la marcha del PP del Gobierno, la más preocupante fisura se le ha abierto al presidente Rivero por la radio y la tele autonómicas. García empieza a ser cuestionado en los ambientes nacionalistas donde hasta hace poco se partían la cara por él, y solamente por tomar decisiones escandalosas. Algo aparentemente tan inofensivo como la adjudicación a la productora Plural de un programa emblemático de la Televisión Canaria como La Bodega de Julián podría acarrearle al director general del ente problemas hasta ahora no vividos. Las productoras canarias, al menos las que permanecen en pie, están al borde de la rebelión porque desde RTVC no hay señales de que alguien pretenda potenciar la industria local, con sus inversiones, sus riesgos y su personal, y se termine recurriendo a ectoplasmas sin más personalidad que un CIF para otorgar contratos cuyos beneficios crudos parten de inmediato por esos mares p'afuera.

Vuelven los malos tiempos para el director general de Radiotelevisión Canaria, y vuelven nuevamente por su cabeza loca. Cuando todo parecía nadar en favor de CC tras la marcha del PP del Gobierno, la más preocupante fisura se le ha abierto al presidente Rivero por la radio y la tele autonómicas. García empieza a ser cuestionado en los ambientes nacionalistas donde hasta hace poco se partían la cara por él, y solamente por tomar decisiones escandalosas. Algo aparentemente tan inofensivo como la adjudicación a la productora Plural de un programa emblemático de la Televisión Canaria como La Bodega de Julián podría acarrearle al director general del ente problemas hasta ahora no vividos. Las productoras canarias, al menos las que permanecen en pie, están al borde de la rebelión porque desde RTVC no hay señales de que alguien pretenda potenciar la industria local, con sus inversiones, sus riesgos y su personal, y se termine recurriendo a ectoplasmas sin más personalidad que un CIF para otorgar contratos cuyos beneficios crudos parten de inmediato por esos mares p'afuera.