Un árbol invasor va como la seda en Gran Canaria

Gara Santana

5 de marzo de 2024 19:04 h

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Una especie invasora y perjudicial para los ecosistemas grancanarios crece sin predador natural al suroeste de la isla, arrasando con lo que encuentra a su paso en los arenales costeros y los cultivos abandonados. Calotropis proceda, comúnmente llamado árbol de la seda o algodón de seda, es una planta procedente de zonas áridas del norte de África y la península indostánica que fue introducida en Canarias, concretamente en las islas de Gran Canaria y Fuerteventura, para su uso ornamental ya que siempre se muestra verde y lustroso.

Se trata de un árbol con grandes hojas y flores con corolas campanuladas y pétalos blancos con la punta rosada. El peligro radica en sus frutos, que al madurar liberan numerosas semillas cuyas plántulas colonizan fácilmente terrenos abandonados gracias a su alta tolerancia a la falta de agua, a altas insolaciones y a la maresía. Como ocurre con un gran número de especies invasoras, este comportamiento oportunista la convierte en una especie que impide la recolonización de los espacios degradados con especies locales que suelen tener un crecimiento más lento. Además, contiene un alcaloide tóxico para la salud humana, al contacto con la piel.

Su tronco es relativamente recto, alcanza en las islas hasta dos metros de altura. Inicia su fructificación a los cuatro o cinco años, observándose habitualmente frutos en distinto grado de madurez a lo largo de todo un año, lo que tiene como consecuencia un aporte continuado de semillas al medio con gran capacidad de expansión y supervivencia, porque se dejan arrastrar fácilmente por el viento, animales o el agua.

Detener la expansión

La resistencia a la aridez incrementa la capacidad de propagación de esta especie invasora, pero el Cabildo de Gran Canaria intenta frenar su expansión con labores de control en zonas como El Veril, el barranco de La Aldea o Tasarte.

Las actuaciones están orientadas a detener su avance e impedir la afección a los ecosistemas grancanarios y consisten en extraer la planta con seguridad para evitar el rebrote y la dispersión de semillas.

El consejero de Medio Ambiente, Clima, Energía y Conocimiento del Cabildo de Gran Canaria, Raúl García Brink, informa de que el árbol de la seda “afecta a poblaciones de cardonal-tabaibal, que tienen un enorme interés en Canarias, y a otros endemismos asociados a este ecosistema”.