“Jamás he visto nada semejante, en ningún otro mar”. Estas son las palabras de Enrique Talledo tras dirigir Secretos del Océano, un proyecto de educación ambiental para la divulgación y protección de los mares. Esta investigación ha servido para poner aún más de manifiesto lo que los submarinistas que se sumergen en aguas canarias ya conocían: La Atlántida natural que se esconde en el fondo marino del Archipiélago y que mucho tiene que ver con su condición volcánica.
La imagen captada por Talledo, cuya labor se centra en concienciar de la necesidad de proteger los ecosistemas marinos, evoca un paisaje bastante similar a la de las ruinas de la mítica ciudad de la Atlántida, con rocas de edificaciones antiguas sobre el suelo marino. De hecho, en la imagen del divulgador se puede atisbar lo que a priori parecería una larga columna sobre otros ladrillos. Pero ni es una columna ni son ladrillos ni eso que parecen ruinas fueron alguna vez “grandiosos templos de origen antrópico”, como aclara Talledo.
Los volcanes vuelven a situarse una vez más en el centro de la historia de Canarias. Se trata, como bien explica el director de Secretos del Océano, de “fascinantes coladas de rocas magmáticas de caprichosas formas”. Estas formaciones naturales se producen cuando la lava basáltica se vuelve solida al sufrir un proceso de enfriamiento. Esta transformación hace que disminuya su tamaño y se cuartee en prismas. Este proceso puede darse en espacios submarinos, pero también sobre tierra. El volcanismo canario se manifiesta por una gran diversidad de mecanismos eruptivos, sobre todo por el volcanismo basáltico efusivo.