Canarias, el “último bastión” del tiburón angelote, en peligro de extinción en todo el mundo

Efe

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Las Islas Canarias son “el último bastión” del angelote, una especie de tiburón en peligro de extinción que en los últimos años ha sufrido “un declive drástico” de su población en todo el mundo, según explica en una entrevista con EFE el doctor en Ciencias del Mar de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) David Jiménez.

Se trata de un escualo que vive pegado al fondo marino, donde se entierra bajo la arena para camuflarse adoptando el color del entorno en el que se encuentra, por lo que resulta “bastante complicado de encontrar” y “si no tienes el ojo un poco entrenado, probablemente pasarás buceando cerca de donde está y no te enterarás”, ha relatado este especialista que participa en el Congreso Internacional de Tiburones que se desarrolla estos días en Valencia.

Las poblaciones de angelote han visto reducido su número progresivamente en diversos ecosistemas como el norte del Océano Atlántico, la entrada al Mar Mediterráneo, el Mar Negro y el Adriático y, en 2019, ingresó en la Lista de Especies Amenazadas de España para aguas de Canarias, en la categoría de “en peligro de extinción”, la de mayor rango.

Es precisamente en Canarias donde ha conseguido sobrevivir mejor, ya que en las aguas del archipiélago hay “menos números -problemas- en la ecuación, lo que permite mejorar su situación” y aunque “todavía se enfrenta a algún tipo de peligro e incidentes, no tiene nada que ver con el Mediterráneo”.

La razón principal por la que ha logrado seguir adelante en las islas radica en la ausencia de la pesca de arrastre, práctica que sí se da en el Mediterráneo, a pesar de que “es destructiva por la cantidad de especies que captura”, ha señalado Jiménez, quien ha insistido en que “al no ser selectiva, atrapa todo lo que hay”, arrasando los fondos marinos y “destruye el hábitat” de todos ellos.

Por ello, Canarias ha conservado, no sólo al angelote, sino a otras especies muy amenazadas como “la mantelina y otro tipo de rayas, que prácticamente no están presentes o están en peligro crítico en el Mediterráneo”.

No obstante, existen otros riesgos para la fauna marina de la zona, uno de los cuales es “la construcción turística” ya que “vivimos del turismo, por lo que las edificaciones en la costa influyen en zonas importantes” para esta especie.

Jiménez lidera desde 2014 un proyecto de conservación que lleva el nombre del tiburón angelote (Angel Shark Project) y en el cual colaboran tres entidades europeas: la ULPGC, el Museo Zoológico Alexander Koenig de Bonn y la Sociedad Zoológica de Londres.

A partir de este núcleo inicial de entidades, ha construido varios en Europa y en el norte de África, lo que le ha permitido certificar la existencia de esta especie en costas tan diversas como las de Croacia, Grecia, Gales o Libia.

Sin embargo, las poblaciones de angelote en estas áreas “deben estar probablemente mal” debido al “descontrol total”, tanto en los distintos tipos de pesca como en su venta, por lo que “no se puede evaluar realmente su estado, no hay datos” suficientes para ello.

El angelote es un tiburón “en torno al cual existe desconocimiento” en comparación con otros, pero “gracias a la experiencia adquirida desde el comienzo del proyecto, hemos aprendido aspectos como cuánto y cómo crece, sus preferencias de hábitat, su mayor actividad nocturna que diurna...”, ha dicho.

Toda esta información es “fundamental” para su conservación, puesto que “lo primero que hay que hacer para proteger una especie es conocerla” lo mejor posible.

Jiménez ha apelado también a la concienciación y la colaboración ciudadana, “un pilar esencial”, porque “cuanto más se conozca a especies como éstas, que son inofensivas y no tienen nada que ver con la imagen del tiburón” proyectada en las obras de ficción, “más aprenderá la sociedad a valorarlos”.