El confinamiento obligatorio para contener la pandemia de COVID-19 ha privado de transeúntes a las Dunas de Maspalomas, en Gran Canaria, lo que ha tenido como consecuencia que estas dejen de tener huellas de pisadas y recupere así el aspecto de paisaje de ensueño que no se contemplaba desde hace 50 años, según ha destacado el Cabildo insular.
El coronavirus y el estado de alarma, “con duras consecuencias para la población, pero necesario para preservar su salud, está facilitando sin embargo la recuperación de procesos ecológicos esenciales de diversidad de entornos, no solo en la hermosa floración de la cumbre o la sosegada reproducción de las aves”, resalta Miguel Ángel Peña, director técnico del proyecto Masdunas, sino que “también ha favorecido que este ambicioso trabajo ofrezca resultados positivos a mayor velocidad de la esperada”.
Tanto es así, explica, que más de la mitad de la arena que se trasladó desde la punta de La Bajeta a Playa de El Inglés –un proceso que se realiza para que esa arena no caiga en el fondo del mar y se pierda, sino que tenga un segundo ciclo en el circuito dunar situándola en la “casilla” de salida-, ya se ha incorporado al sistema y ha empezado a conformar dunas costeras merced a los captadores de arena allí instalados.
El proyecto incluyó la repoblación de la zona con plantas de balancones, ya que atrapa la arena y se convierten finalmente en el germen de nuevas dunas. “Es bien conocido que estas plantas juegan un notable papel en la estructuración de la arena en forma de dunas, pues logran que se incorporen al ecosistema”, agrega.
Peña mostró su satisfacción por que tras seis semanas muestran también un “espléndido aspecto”, perfectamente enraizadas y con una viabilidad superior al 50% de los ejemplares pese a las duras condiciones de suelo y pluviometría en que se desarrollan. Y no solo eso, los 40.000 metros cúbicos que se extrajeron de la punta de La Bajeta durante la segunda y tercera fase del movimiento de arena, ya han sido repuestos por la naturaleza a través de la dinámica marina.
En cuanto a La Charca de Maspalomas, Peña, que también es un avezado fotógrafo que ha dedicado cientos de horas a captar los más espectaculares momentos de las aves de esta reserva, afirmó que la zona mantiene la misma vida animal de siempre, si bien es más que probable que con la inminente migración de aves y la tranquilidad que ha ganado el lugar, muchas permanezcan durante más tiempo para alimentarse y descansar en su viaje desde sus cuarteles de invierno en Europa hasta África.
Especies como el chorlitejo patinegro, a punto de desaparecer de Gran Canaria, verá facilitada su reproducción con la tranquilidad que proporciona la ausencia de transeúntes, celebró. Es por lo tanto “ejemplarizante cómo la naturaleza es capaz de regenerarse cuando le damos un breve respiro, aunque sea durante unas pocas semanas”.
“Tras 20 millones de años que tienen las Islas, seis semanas es sólo un breve receso” que, sin embargo, está siendo bien aprovechado por los procesos naturales, lo que hace inevitable pensar en el paisaje que probablemente inspiró la archiconocida canción Maspalomas y tú y en el privilegio de recuperarlo medio siglo después de la última vez que presentó este aspecto de película“, concluyó.