El Cabildo de Gran Canaria ha iniciado la instalación del Sistema de Vigilancia Forestal remota para la detección precoz de incendios y otras incidencias con 25 puestos dotados con cámaras y detectores de humo que cubrirán el 70 por ciento de la isla, las zonas forestales y de interfaz en las que viven 170.000 personas.
Esta red es parte del proyecto Alertagrán dotado con 2,7 millones de euros y cuyo segundo eje es la plataforma informática SIGO para facilitar el control de incidencias desde el Cecopin y que estará operativo en el primer trimestre del próximo año, para lo que contarán con el respaldo de los helicópteros, cuyo contrato también contempla traslado de material, informa el Cabildo en un comunicado.
También permitirá controlar, por tanto, las quemas prescritas y las de rastrojos, aparte de cualquier incidencia meteorológica.
Los 25 puestos llevarán acoplada una cámara rotatoria que también puede ser teledirigida desde el Cecopin, y que tiene una doble función porque, además de ofrecer una imagen convencional, tiene un programa que distingue humaredas y analiza sus parámetros geométricos y de evolución, lo que permite diferenciarlas de nubes y otras falsas alarmas.
Además, los siete más estratégicos y con mayor cobertura estarán dotados de cámaras térmicas con infrarrojos capaces de detectar focos de calor en un radio de 15 kilómetros y emitir una alerta temprana desde enclaves que abarcan las mayores cuencas y también las de mayor riesgo.
Estos siete puestos estarán ubicados en Osorio, donde se instalará el primero y el de mayor alcance, fundamental para la seguridad de la población del centro y norte de la isla, así como en Moriscos, Chira, Tamadaba, Las Mesas, Bandama y Tunte, de modo que ante cualquier inicio de incendio en estos parajes, los medios de extinción puedan ser enviados de inmediato.
Este circuito será complementado con 23 estaciones meteorológicas para medir cinco parámetros -temperatura, presión, humedad relativa, viento y lluvia-, de las que 14 estarán equipadas además con sensores de combustible muerto para conocer el grado de sequedad de la maleza y, por tanto, el nivel de riesgo de incendio, que sube según se incrementa la sequedad del denominado combustible vegetal.
Los nuevos dispositivos sustituirán a la antigua red, que disponía de 3 cámaras térmicas de apenas 5 kilómetros de alcance y 6 visuales con calidad de imagen y alcance también menores, y de apenas 5 estaciones meteorológicas, de modo que este sistema supondrá un salto en la protección ciudadana.