Recolectar la niebla: una alternativa a la sequía y para reparar los daños de los incendios
Desde tiempos remotos el ser humano ha observado el modo en que la naturaleza es capaz de proveerse de agua y de aprovechar cada gota. Las nubes que rebosan en las calderas y picos traídas por vientos del norte están cargadas de agua atrapada esperando a evaporarse. Con esta observación, la ingeniería humana se ha puesto al servicio de la naturaleza y es el motivo por el que un grupo de investigadores, con la colaboración de varias instituciones como el Cabildo de Gran Canaria, han conseguido sacar partido a ese agua, que de otro modo se perdería, a través del proyecto Life Nieblas.
En concreto, se han desarrollado tres sistemas diferentes con variedad de materiales y tecnologías capaces de captar más de 500 litros de agua por metro cuadrado en 10 meses, según las pruebas realizadas en las instalaciones.
Uno de los objetivos fundamentales del proyecto es reforestar y combatir la desertificación para evitar la pérdida de biodiversidad y la degradación del suelo. En este sentido, en la isla de Gran Canaria el proyecto se ha centrado en curar las heridas que dejó en la tierra el incendio que sufrió la isla en 2019 y en comprobar la captación que se obtiene con respecto a los métodos tradicionales de recolección de agua.
Desde este periódico nos hemos puesto en contacto con el biólogo José Francisco González Artiles, técnico del Cabildo de Gran Canaria y uno de los responsables de esta experiencia pionera.
Por un lado, encontramos el sistema autónomo de descarga, desarrollado por el Instituto Tecnológico de Canarias (ITC). “Se trata de un depósito que cuando llega al sexto nivel de agua que la persona que lo maneja determina, produce una descarga parecida a la de las cisternas y alimenta un sistema de riego por goteo situado en la ladera inferior”, explica.
Por otra parte, se desarrolla el método de captación Cocoon. Los “Cocoon” son depósitos biodegradables que proporcionan riego constante por capilaridad, “es como el molde de un queque”, explica González, “ese molde funciona como un depósito de agua y como es poroso va soltando el agua a la planta de un modo muy lento, con lo cual la humedad en el suelo se mantiene más tiempo”.
También se lleva a cabo el sistema captadores individuales de niebla, “un vallado alrededor de cada planta y sobre esa malla ponemos la misma red que tienen los captadores de niebla como si fuera un captador de niebla individual para cada planta”.
Los árboles prefieren agua de niebla
Comparando los datos de supervivencia de las plantaciones de los métodos innovadores con respecto al método tradicional, los resultados nos hacen pensar que las plantas prefieren agua de niebla. “Con el método tradicional”, nos cuenta el biólogo “llegábamos al 83%, con el Cocoon llegamos al 87% de supervivencia y con los captadores individuales llegamos al 89%”.
El grupo de investigación ha medido la eficacia de cada método en función a la menor cantidad de agua que necesiten. Si para plantar un árbol y mantenerlo vivo necesitamos 133 litros de agua, “con el sistema de descarga individual se necesitan unos 100 litros, con el Cocoon, 57 litros, y con los captadores individuales de niebla, 35.
Para González, las funcionalidades de estos métodos pueden tener un impacto positivo en la vida de las personas ante un panorama de sequía o incendios de sexta generación, “podría llevarse a cabo en zonas donde se produzca neblina, zonas aisladas a las que no llegue el suministro de agua de forma convencional: pequeñas explotaciones agrarias, agrícolas o ganaderas; pequeñas comunidades de vecinos; o viviendas aisladas. Un suministro de agua que, si bien, no sea la solución al problema global de la sequía, ayudará a mitigarla”.
Estas innovaciones tienen potencial para instalarse en otras localizaciones de España y Portugal como Catalunya, sobre todo en zonas de la meseta central catalana, la cordillera litoral y el Prepirineo, un aliado con el que quizá no contaban creado con tecnología netamente canaria.
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