En las últimas dos décadas, el archipiélago canario ha presenciado miles de episodios sísmicos y varios volcánicos que, además de suscitar interés científico, también suponen una situación de incertidumbre en la población.
Uno de los fenómenos más habituales en Canarias es la actividad sísmica. El último informe del Instituto Geográfico Nacional (IGN) indica que en el mes de junio se registraron alrededor de 212 terremotos en el área de las Islas.
El último episodio sísmico que ha suscitado interés se produjo entre el pasado domingo y este lunes en la costa oeste de Tenerife, donde se localizaron 20 sismos de magnitudes de entre 1,3 y 1,8 mbLg a una profundidad de 30 a 46 kilómetros. Hace menos de un mes, el 6 de julio, también se registraron en apenas 18 minutos tres seísmos frente a la costa oeste de Gran Canaria con magnitudes de entre 2,9 y 3,7 mbLg y que fueron percibidos con intensidades de II a IV en una escala de XII niveles por las personas de los municipios cercanos.
Aunque estos fenómenos no hayan provocado daños materiales ni personales, es inevitable que existan dudas sobre qué significa que esto ocurra en Canarias. Con la reciente erupción en La Palma en 2021 y, con anterioridad, la erupción submarina de Tagoro en El Hierro en 2011, o el enjambre sísmico de 157 temblores en el Teide en 2004, es importante conocer cuál es la labor de la vigilancia volcánica en Canarias y a qué futuro se enfrentan las Islas en esta materia.
¿Está ocurriendo en Tenerife lo mismo que ocurrió en La Palma antes del volcán?
Días antes de la erupción de la Palma en 2021, se registraron alrededor de 700 terremotos de baja magnitud en la zona de Cumbre Vieja. No obstante, como han trasladado los expertos del IGN, los enjambres registrados en Tenerife no son indicios de una erupción.
El científico Stavros Meletlidis, vulcanólogo del IGN, explica que ambas situaciones no son comparables, ya que se dan bajo circunstancias diferentes, además de ser Islas con estructuras distintas: “La diferencia es que en La Palma la sismicidad fue en menor profundidad, entre 10 y 12 kilómetros, y que había mayor concentración. Los terremotos eran más continuos, más enérgicos. En cambio, en Tenerife se han registrado a 40 kilómetros”.
Asimismo, el vulcanólogo explica que no es tan fácil que un terremoto de esas dimensiones “rompa 40 kilómetros de roca para que se produzca una erupción en la superficie”: “Si finalmente esto se produjera, no podríamos calcular el tiempo que tardaría en producirse el evento. Aunque esos enjambres podrían estar vinculados a una futura erupción de aquí a decenas de años o siglos, no podemos estimar lo que podría tardar”.
¿La serie sísmica de Tenerife está relacionada con el Teide?
A comienzos de esta semana, en Tenerife se registró una serie sísmica de 20 terremotos en su costa oeste. El IGN indicó que este hecho “no significaba a priori ningún cambio en el estado de la actividad volcánica de la isla”, pues su tamaño fue pequeño y hubo un escaso número de sismos.
Tal y como señala Stavros Meletlidis, los últimos sismos se encuentran lejos del pico: “Podemos decir que no guardan relación. Están lejos del Teide y son profundos”. Asimismo, explica que a largo plazo “puede que tenga que ver con la actividad de la isla”: “Cada isla, a excepción de Lanzarote y Fuerteventura, se conforma como un edificio propio, por lo que la actividad que se produzca en la misma isla puede guardar asociación, pero por lo pronto no”.
¿Cuándo erupcionará el Teide?
“No se puede predecir una erupción, porque es un fenómeno que escala bastante rápido. Podemos tener actividad sísmica durante muchísimo tiempo sin tener una erupción”, afirma Meletlidis.
El vulcanólogo indica que las erupciones no se pueden predecir con tanto tiempo de antelación y, sobre todo, con este tipo de vulcanismo como el de La Palma: “Podemos hablar de probabilidad, pero no podemos dar fechas, horas ni lugares exactos. Más que predicción, es el pronóstico de una erupción. Al final, es un asunto muy complicado y quizás hasta que no entre en la última fase de la actividad, no se puede predecir”.
La última erupción en el área del Teide fue en 1909, la del volcán Chinyero, y tuvo una duración aproximada de diez días. Desde entonces, en Canarias se han producido cuatro erupciones más: en 1949 y 1971 en La Palma, en 2011 en El Hierro y nuevamente en 2021 en La Palma.
¿Qué es un enjambre sísmico?
Un enjambre sísmico es un conjunto de terremotos que ocurren en un mismo espacio y tiempo. Como explicó a este medio María José Blanco, por aquel entonces responsable del IGN en Canarias y miembro del Consejo Cartográfico del Archipiélago, en un enjambre sísmico “los temblores se producen muy juntos temporalmente formando una nube en el espacio y tienen un mismo origen”.
Estos sismos son un fenómeno habitual en Canarias. Por ejemplo, entre las islas de Tenerife y Gran Canaria, que se encuentra el llamado volcán de Enmedio a 2.100 metros de profundidad del mar, es frecuente que el IGN registre temblores.
¿Cuál es la diferencia entre magnitud e intensidad en los terremotos?
De manera errónea, se utilizan la magnitud y la intensidad como sinónimos para medir la actividad sísmica. Sin embargo, como explica Meletlidis, son conceptos diferentes.
“La magnitud es un número atribuido a cada evento en función de cómo se localiza el terremoto. Es algo muy objetivo, como si fuese el DNI del seísmo”, indica el científico. Antiguamente, se utilizaba la Escala de Richter para cuantificar la energía de un terremoto. No obstante, al tratarse de un cálculo empírico poco preciso, se empezó a utilizar la escala sismológica magnitud de momento (Mw): “Cada región de La Tierra es distinta, por lo que no podemos utilizar una medida de estas características para todo. Es lo que sucedía con la escala de Richter”, aclara el vulcanólogo.
Por otra parte, la intensidad es definida por Meletlidis como la sensación que tiene del terremoto una persona o que se percibe en la superficie: “La intensidad cambia en función de la distancia, incluso en la misma isla, pero la magnitud siempre va a ser la misma”.
¿Cuántos volcanes hay activos en Canarias?
“Un volcán se considera activo si ha tenido manifestación volcánica en los últimos 10.000 años. En Canarias, esta circunstancia se da en todas las islas menos en La Gomera. Por ejemplo en Gran Canaria y en Fuerteventura no se han producido en años históricos, como el de La Palma o El Hierro, por lo que no se tienen registros”, describe el vulcanólogo.
No obstante, también añade que no es necesaria una acción en sí misma, como fumarola o un enjambre sísmico para considerar que existe actividad volcánica.
Como explica Meletlidis, aunque todas las Islas excepto La Gomera son susceptibles de presentar riesgo volcánico, la realidad es que existe una mayor probabilidad en las islas occidentales: “Estas Islas presentan los registros de actividad más intensos en el Archipiélago y, además, hay un mayor número de erupciones históricas”.
¿De qué trata la vigilancia volcánica?
Después de una actividad sísmica intensa y dos erupciones volcánicas, desde 2004 la vigilancia volcánica en el Archipiélago se ha desarrollado notablemente. Los últimos acontecimientos, como las erupciones de La Palma y la de El Hierro, han ayudado al conocimiento científico en la vigilancia volcánica y en la prevención de riesgos.
De esta manera, se puede estudiar dónde y cuándo se puede dar una erupción volcánica, así como adelantar hipótesis sobre comportamientos volcánicos, pero nada es exacto.
Tras la crisis sísmica de 2004 en Tenerife, se aprobó un decreto ley por el que se decidió otorgar la responsabilidad de la “observación, vigilancia y comunicación de la actividad volcánica en el territorio nacional y determinación de los riesgos asociados” a la Dirección General del IGN. A partir de ese momento, los trabajos de alerta y vigilancia volcánica se intensificaron en las Islas.
Desde el IGN, el científico Meletlidis pone en relevancia tres puntos sobre la mitigación del riesgo volcánico y, además, hace una distinción entre peligro y riesgo: “El peligro es un fenómeno como tal que va a tener lugar sí o sí y nosotros no lo podemos cambiar. Mientras, el riesgo tiene que ver con la gente, con las infraestructuras… Ahí sí podemos actuar”.
Asimismo, como explica el vulcanólogo, la mitigación del riesgo volcánico se centra en tres aspectos: mejorar las redes de vigilancia y motorización, educar a la población y tomar medidas oportunas desde los núcleos de responsabilidad. “La mitigación no es una labor en sí misma de los científicos, porque ellos son los que aportan las herramientas para que se adopten las decisiones necesarias”, manifiesta Meletlidis.
¿Está preparada Canarias para una crisis volcánica?
El científico del IGN explica que “cada erupción es un capítulo nuevo de conocimiento”. Como reconoce a este medio, la vigilancia volcánica y la actuación en estos casos está mucho mejor después de la erupción submarina de El Hierro: “Con Tagoro [nombre oficial del volcán submarino], le vimos las orejas al lobo, pero en La Palma fueron los dientes. A partir de entonces, la gente ha tomado conciencia, pero aún nos falta camino por delante. De todos modos, estamos preparados”.
Además, reconoce que el Plan de Emergencia Volcánica de Canarias (PEVOLCA) que se desarrolló en La Palma fue mucho mejor que en El Hierro a pesar de las diferencias en dimensión y duración: “La erupción de Tagoro duró cinco meses y el volcán tenía unas dimensiones prácticamente el doble de grandes que el de La Palma”.
Meletlidis reitera la necesidad de mejorar la respuesta ante las erupciones volcánicas y de seguir educando a los canarios y canarias sobre cuál es el lugar en el que viven y qué probabilidad existe de que se produzca actividad volcánica.
¿Qué recomiendan los expertos a la población?
“La gente debe consultar las fuentes oficiales para comprobar la información. A día de hoy, la información falsa genera mucho daño, sobre todo en emergencias”, indica Meletlidis. El científico pone el foco de atención en el acceso a la información fiable y veraz para que la ciudadanía tenga a su disposición un conocimiento mínimo de medidas de autoprotección.
“Toda la mitigación de riesgo, da igual cuál sea, empieza con la autoprotección”, señala el vulcanólogo.
El IGN pone a disposición de la ciudadanía en su página web un catálogo de medidas preventivas sobre qué hacer en caso de terremoto. Asimismo, el Plan Especial de Protección Civil y Atención de Emergencias por Riesgo Volcánico (Pevolca) recoge algunas recomendaciones sobre cómo actuar en zonas de riesgo volcánico.