La cera se derrite al calor del fuego. Mientras, un molde hecho con cascarilla cerámica sostiene el futuro “artístico” que rendirá homenaje en tamaño natural a Los Verga, una familia de La Esperanza que ha preservado, por generaciones, la tradición canaria del juego del palo.
El homenaje esperancero, obra de la escultora Dácil Travieso, es uno de los proyectos en los que está sumergido Esculturas Bronzo, un taller en Los Baldíos, en el municipio de La Laguna, con un trabajo de fundición que requiere de entre cuatro y cinco meses y que se inaugurará, previsiblemente, el 30 de noviembre.
La historia del equipo se gestó con la ilusión universitaria de Roberto Padrón, Rosa León, Francisco Rodríguez y Evelia Martín, que ganaron un premio por un busto homenaje al gobernador civil Francisco Javier Afonso Carrillo, una de las 20 víctimas mortales del incendio de La Gomera en 1984.
En la actualidad, su labor de tradición y tecnología -que incluso se reflejará en el mobiliario de un hotel en Arabia Saudí- se materializa con la fundición de diferentes metales, trabajos en madera y piedra, fabricación digital de proyectos, además de mantenimiento y conservación de monumentos públicos, entre otros.
El olvido de la escultura 'El grito'
Y en esos trabajos con monumentos públicos destacan los encargos del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, como el de la restauración de la escultura El Grito, de Manuel Bethencourt Santana, un homenaje a los caídos en el ataque del almirante Nelson a la ciudad capitalina en 1797.
La pieza se arregló por oxidación natural del bronce y grietas originadas en el proceso de extracción hace trece años y, desde entonces, no ha sido recogida por el consistorio capitalino, que deberá acondicionarla de nuevo ante el regreso de desperfectos por el paso del tiempo.
“Las esculturas de bronce, normalmente, se conservan muy bien, pero la pátina (capa de la escultura) está viva, oxidándose y manchándose (...). Este tipo de monumentos necesita limpieza y cera cada dos o tres meses”, explica a EFE Ventura Alemán Gutiérrez, jefe del taller en Esculturas Bronzo.
Este establecimiento de Los Baldíos también espera afrontar nuevos proyectos con esculturas del Ayuntamiento de La Laguna, como la reposición de elementos y limpieza de grafitis que requerirá el Monumento al Vecino, en la avenida de Lora y Tamayo, y el busto a Pedro González, en el parque de la Vega.
Fundición, las dificultades de la insularidad
Cuando se le pregunta a Gutiérrez por las dificultades de este sector, subraya los problemas propios de las Islas Canarias con su condición de región ultraperiférica, que pasan ineludiblemente por que los materiales que importan -como la arena de fundición- vienen aparejados de un sobrecoste.
Cita como ejemplo la situación con el precio total de la arena de fundición: unas dos o tres veces al año, compran 20 toneladas de este material y deben pagar 2.500 euros más los gastos de transporte desde el puerto de Cádiz, que se elevan a 2.100 euros.
A la vez que esa insularidad les aporta alguna desventaja, Esculturas Bronzo juega con la suerte de la cercanía con el artista y escultor, esa que permite estar junto a su creación en el proceso de fundición, retocar “lo que haga falta”, en lugar de acudir a algún lugar lejano.