Iniciativas del Gobierno canario (pobres para algunos críticos), la recuperación (lenta aún) de las salas de conciertos, pero sobre todo el ímpetu de los artistas, que siguen la máxima de yo me lo guiso yo me lo como, están haciendo que el sonido canario vuelva a ocupar su lugar en la escena del Archipiélago.
Es una constante ya en el mundo de la música popular afirmar cada cierto tiempo que el rock ha muerto. En el caso canario, este ciclo acusa ya un excesivo alargamiento en el tiempo. Ante el resurgimiento del movimiento musical en Canarias, el Gobierno autónomo, el público en general, pero sobre todos los propios artistas, se afanan por resucitar un estilo que sus adoradores insisten en que nunca murió. Como mucho se perdió en la parranda y el reggaeton.
Entre los proyectos que intentan reavivar el rock canario, pero no sólo el rock, sino otros estilos hermanos, como el funk, el reggae, blues o incluso músicas tradicionales y sonidos mestizos, destacan los certámenes de música convocados por el Gobierno canario o la más reciente creación de un sello que editará de forma gratuita las maquetas de los grupos emergentes, si bien en el primer caso se permitió que ganaran el concurso grupos que ya tenían contrato discográfico y en el segundo la ayuda se limite a dotar con 80 copias masterizadas a las bandas.
Míticos locales de música en directo
Lo más interesante parece ser sin embargo, la recuperación de un circuito musical que se creía perdido: el de los directos en las dos capitales canarias. Así, la música en directo ha vuelto a ser la nota de míticos locales como La Calle, el Cuasquías o el Charleston en Las Palmas de Gran Canaria o el Blues de Bar, La Tronja o el Vai Moana en Santa Cruz de Tenerife. Aunque la lista se extiende más allá de la decena. Tanto es así, que las secciones de agenda de los periódicos se podrían (y de hecho lo hacen) engordar fácilmente informando de las actuaciones de los grupos canarios en los bares de ambas capitales y de otras latitudes de ambas islas.
No solo eso, sino que parece que desde el Gobierno canario se quiere apuntalar dos buenas fórmulas para dar cancha a las bandas noveles: las actuaciones en las fiestas de los municipios y buscar el compromiso de los artistas que actúen en las Islas para utilizar como teloneros de sus conciertos a grupos canarios. No es algo fácil, ya que hay que negociar con infinidad de Ayuntamientos y toparse con las exigencias de las discográficas y promotoras de los grandes grupos, quizás el escollo más importante.
Críticas
Pero sin duda, los que se están encargando de relanzar el sonido canario son los propios artistas, que gracias a las nuevas tecnologías y al trabajo duro son capaces de grabar sus propios trabajos y buscarse la vida para mostrarlo en directo. Algunos dirigentes políticos como Aday Ruiz, secretario general de Compromiso por Gran Canaria, cree que el Gobierno canario no tiene proyectos serios para impulsar la creación de los jóvenes canarios.
Para Ruiz, un proyecto serio debe ser integral, tanto en su aplicación como en el consenso con todos los implicados, desde la búsqueda de lugares para que los jóvenes ensayen, pasando por ayudas a la grabación, creación de circuitos musicales “en una de las capitales con mayor déficit de salas para tocar” hasta ayuda en acciones promocionales y la apertura al mercado nacional y europeo, “donde compartir material, ideas y experiencias”.