MADRID, 29 (EUROPA PRESS)
Cuando tienes entre manos un disco tan notable como 'Heavenly Hell' no tienes otro remedio que tocar y tocar para presentarlo. Más aún si no se trata de un debut sino del cuarto álbum de una carrera hasta entonces invisible y que se aferra a una docena de canciones como la última gran oportunidad para vivir de la música. Y muy mal se te tiene que dar para que el público, siempre soberano y avispado, no sepa valorarlo.
Claro que su líder, Lluis Albert Segura, fue quien puso todo de su parte para que este proyecto, que toma su nombre de sus iniciales, triunfara después de tres discos autoeditados que pasaron sin pena ni gloria y años de travesía por el desierto. Siempre esperando la llegada del golpe de suerte, que por fin llegó en el cuarto intento, y acto seguido las multinacionales comenzaron a pelearse por ficharle mientras él, a lo suyo, se dedicaba a tocar y tocar.
Tocar y tocar, que es justo lo que han hecho estos mallorquines acudiendo allí donde eran requeridos, ganándose sus seguidores casi uno a uno gracias a sus directos eminentemente rockeros, y abriendo cada vez con más naturalidad las puertas de recintos de mayor aforo, como este jueves han hecho en Joy Eslava.
En esta legendaria sala del centro de Madrid han sido capaces de congregar a cerca de un millar de seguidores entregados a su fórmula rock de tintes acústicos deudora de formaciones que pueden ir desde Tom Petty hasta Pearl Jam, pasando por multitud de influencias de los más diversas, siempre muy anglosajonas todas ellas.
Una noche levantada por unos seguidores dispuestos a corear todas sus canciones desde el primer hasta el último momento y que tuvo varias sorpresas especiales. La primer de ellas, la participación del batería de Dover Jesús Antúnez en el tema que da título al disco 'Heavenly hell' y de Mai Meneses de Nena Daconte recordando a Antonio Vega.
Todas las canciones de su último disco fueron muy bien recibidas, aunque el público se mostró especialmente entregado en temas como 'Perfect Combination', 'Stop the clocks', 'Crystal Clear' y 'Evening love'
Para alargar un poco más esta noche tan especial ante el público madrileño, rescataron viejas canciones de su repertorio menos conocido y se enfrentaron a versiones como la de 'Wicked Game' de Chris Isaak, muy coreada por sus seguidores, y como broche final su muy revisitada versión de 'Girls Just Wanna Have Fun' de Cindy Lauper, con la que cerraron hora y media de actuación, que dejó contento a un público entregado.