GRANADA, 16 (EUROPA PRESS)
El investigador Gabriel Pozo, autor del libro 'Lorca, El Último Paseo', asegura que tres falangistas y un policía de la guardia del Comandante Valdés dejaron escritas unas “coordenadas exactas y un croquis” de la supuesta ubicación de la fosa de Federico García Lorca, fusilado en la madrugada del 17 al 18 de agosto de 1936, hace ahora 74 años.
Tras dos décadas de investigaciones, Pozo sostiene que el supuesto enterrador de García Lorca, Manuel Castilla 'El comunista', que llevó a los investigadores Agustín Penón e Ian Gibson a la zona de Alfacar en la que hoy se sitúa el monolito, “no estuvo en el enterramiento y sólo lo marcó porque tenía miedo, como luego confesó”.
En declaraciones a Europa Press, el investigador opina que sus afirmaciones se han visto confirmadas en los informes que recibió el capitán Nestares, al mando del puesto de Víznar, de manos de sus lugartenientes, los falangistas Pedro Cuesta Hernández, Manuel Martínez Bueso y Joaquín Espigares.
Estos documentos indican que a Lorca lo fusilaron y enterraron en el extremo occidental del campo de instrucción de la tropa, a escasos metros del olivar y en perpendicular al cortijo de las Pepinas, sostiene Pozo.
“Los falangistas fueron los protagonistas de aquellos días y siempre insistieron en que el cadáver de Federico está donde lo fusilaron. Así se lo dijeron al subjefe provincial de Falange, el periodista Eduardo Molina Fajardo. Incluso un policía que trabajó en el gobierno civil al servicio del jefe de seguridad Julio Romero Funes se atrevió a marcar las coordenadas aproximadas del lugar de la fosa: N37º, 14' 485'' W003, 32' 938''.
Este sitio se ubica en la curva frente al cortijo, entre el campo de fútbol abandonado y el olivar, bajo una capa de escombros de dos metros que fue vertida allí hace ahora quince años“, precisa el estudioso.
OTRAS POSIBILIDADES
Tras un exhaustivo análisis de todas las posibles ubicaciones de la fosa de Lorca, Pozo cree que el segundo lugar con más probabilidades se sitúa a uno 80 metros del anterior, en “la siguiente curva de la carretera, en la zona del Caracolar donde hay al menos dos fosas bajo los olivos”.
“Según narraba el Capitán Nestares, durante el primer mes de Alzamiento camparon a sus anchas las escuadras negras y fusilaban en cualquier cuneta del camino del Obispo: desde la zona alta de la Alfaguara hasta las inmediaciones de Puerto Lobo”. Sin embargo, a partir del 25 de agosto de 1936, él ordenó que todos los fusilamientos se hicieran en los Pozos de Víznar y se llevara un control de los fusilados. Asegura Nestares en sus apuntes que allí, en los Pozos, no hay enterrados más de 400 cadáveres“.
“El modus operandi para fusilar comenzaba con una llamada telefónica del gobierno civil, a través de la línea 61, donde anunciaban que iban para arriba X trajes o X mantas para que los arreglasen. Esa era la contraseña”, añadió.
“TUMBA POR DECRETO”
Pozo también ha accedido al expediente clasificado en el que la Diputación de Granada marcó en 1980 el supuesto lugar donde fue enterrado el poeta y que dio pie a las recientes excavaciones fallidas para encontrar a los fusilados junto a él.
Para ello --explicó-- se creó una comisión compuesta de tres diputados provinciales que investigó el asunto y consultó a nueve personas, entre ellas el investigador Ian Gibson, el periodista Eduardo Castro, el funcionario Juan Roldán Cobos y la viuda de Eduardo Molina Fajardo, Ángeles González; así como María Luisa Illescas Orantes y José Contreras Hita.
De acuerdo a este informe clasificado en el Patronato García Lorca de Fuente Vaqueros, “hicieron varias visitas a la zona de Víznar y Alfacar y tanto Roldán, como Gibson y Castro marcaron como lugar más probable un olivar a un centenar de metros de la acequia de Aynadamar. El primero dijo ver el cadáver la noche del 19 al 20 de agosto; Castro ratificó el mismo lugar y dijo que fue el 19 de agosto mientras que Gibson se basó en el testimonio oral del supuesto enterrador de Lorca, Manuel Castilla 'El comunista'.
EL ERROR DE GIBSON
Del resto, “sólo la viuda de Molina Fajardo y su hijo marcaron, sin duda, un lugar distinto; así se lo habían confesado a su marido varios falangistas y militares que estuvieron en el frente de Víznar en 1936 e incluso alguno de ellos participó de uno u otro modo en el fusilamiento. Ese lugar era el campo de instrucción, a más de medio kilómetro de Aynadamar”.
Lo cierto, según añade Pozo, es que la Diputación aprobó el 22 de julio de 1980, “con las dudas razonables”, acotar el lugar en que coincidió la mayoría de consultados. “Compró los terrenos, levantó un parque y colocó un monolito sobre la tumba de Lorca por decreto y sólo basándose en lo que dijo un informante anónimo a Gibson”.
A este respecto, Pozo asegura que 'Manolillo el Comunista' “fue pregonando por Granada durante muchos años que él nunca enterró a Lorca porque llegó al frente varios días después de que el poeta fuese fusilado. Pero se lo insinuó a Penón y a Gibson, sin tener la seguridad, y los investigadores lo elevaron a categoría de verdad absoluta”, lamentó.