Día Mundial de la Salud Mental: ¿Nos estamos volviendo (más) inestables, efímeros y “líquidos”?
Hoy, Día Mundial de la Salud Mental recomiendo leer esta pieza de Gloria Jiménez publicada en Ethics, que aborda ciertos trastornos psicológicos muy en auge hoy día y que siempre es necesario visibilizar. Además, lo hace de manera muy interesante, pues toma como punto de partida la perspectiva que el cine y la televisión ofrecen sobre estos trastornos; como el largometraje La peor persona del mundo (Joachim Trier, 2021), en la que se expone la vida del personaje protagonista, Frances Ha, una “eterna adolescente que busca un lugar idóneo donde satisfacer sus ansias creativas” o la serie británica Fleabag (Phoebe Waller-Bridge, 2016-2019), que retrata a “una inconformista empedernida en continua búsqueda del amor verdadero a través del hedonismo y el sexo”.
En esencia, una de las reflexiones que Jiménez propone, pues su artículo tiene muchas capas, se encapsula, por un lado, en reconocernos en una sociedad rehén de “clicks de dopamina donde al final es más importante la foto y los likes que la experiencia en sí”, y por otro, en falsos ideales de liberación personal sustentados en una superficial búsqueda de la libertad y de la felicidad individual.
“Si Emma Bovary sufrió la condena social como «heroína inadaptada» a su tiempo por dejarse llevar por sus pasiones sin detenerse a pensar en las consecuencias, también la han sufrido en la sociedad contemporánea aquellas que libremente han decidido no seguir los parámetros de liberación y empoderamiento femenino impostado, tal como ocurrió con la cantante Patti Smith, quien aparcó su carrera para criar a sus hijos y fue criticada por un sector del activismo feminista norteamericano por haber renunciado a su vida profesional por una vida de hogar”.
El texto hace eco de otras películas que se aproximan a psicopatías, como la esquizofrenia y el narcisismo brutalmente expuestas en American Psycho (Mary Harron, 2000) o El lobo de Wall Street (Martin Scorsese, 2013). Y también hay una muy oportuna referencia a Madame Bovary, la novela de Gustave Flaubert.
Mientras leía el artículo de Jiménez, mi mente me llevaba a la escena final de Desayuno con diamantes (Edwards, 1961). Imaginar a Holly, el personaje encarnado por Audrey Hepburn, con una cuenta en Instagram me resultaba delirante. Pero en esencia, por ahí va la cosa en los tiempos que corren. Como señala Jiménez referenciando al “bovarismo” tan bien retratado en La peor persona del mundo, nos encontramos en una especie de era de “soledad permanente” similar a la experimentada tanto por la protagonista de la película de Trier como por Emma Bovary “[que] buscan la diversión y el éxito para sí mismas como una forma de experimentación individualista y hedonista más allá de la relación social con su alrededor”.
No me cabe la menor duda de que la actual sociedad de consumo, sobre estímulos, política identitaria, necesidad de satisfacción inmediata y disminución efectiva de la concentración está exacerbando algunos de estos trastornos de la personalidad y mermando el tan imprescindible pensamiento crítico.
Y si nos acercamos a la actualidad que en los últimos días ha colmado los titulares de los principales medios de comunicación españoles a raíz del episodio machista en un colegio mayor en Madrid, podemos detectar mucho de lo que Jiménez observa en su pieza. Podemos advertir cómo el foco y análisis de dicho episodio ha sido utilizado de manera interesada a nivel mediático y político muy por encima del necesario estudio sociológico que indague sobre los motivos que hacen que una generación experimente una evidente sensación de insatisfacción y proclive a ciertos excesos públicos que en otros tiempos eran impensables. Lo anterior, es similar a la normalización de los soeces exabruptos machistas y racistas del anterior presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Así, hoy somos testigos de conductas sociópatas que emanan de una sensación de constante insatisfacción y frustración social provocadas por la falsa promesa de liberación individual que el actual contexto socioeconómico y tecnológico a su vez impulsan; un fenómeno similar a la presión social inducida por la vacua promesa del “sueño americano” que otrora prometiera el éxito al alcance de cualquiera.
Este otro artículo de Ishwara M. González profundiza sobre la importancia de la atención, y los serios desafíos que las nuevas tecnologías y la mercantilización que la “nueva economía” está haciendo de ella suponen tanto para nuestra estabilidad emocional individual como para nuestro desarrollo social colectivo.
Cuestiones que, por otro lado, Zygmunt Bauman y Umberto Eco entre muchos otros advirtieron hace no mucho tiempo.
Es clave dar mayor visibilidad y estudio a una de las dolencias más críticas de nuestra sociedad: la salud mental. Y no se trata de una cuestión menor, máxime cuando en España la primera causa de muerte violenta no natural es el suicidio.
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