El documental que nace con el canto del himno gallego por las calles de Malabo

El documental Manoliño Nguema retrata la vida de Marcelo Ndong, el padre del teatro moderno en Guinea Ecuatorial. Foto: Fílmika Galaica

Alicia Justo

Las Palmas de Gran Canaria —

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En los albores de la independencia de Guinea Ecuatorial, llegó a España el primer grupo de jóvenes guineanos becados por el nuevo gobierno postcolonial. Entre ellos estaba Marcelo Ndong, el que hoy es considerado el padre del teatro moderno en su país y un “centauro, mitad africano, mitad gallego”, como él mismo se define. Su vida como músico, circense, mimo y actor, el regreso a sus orígenes y la doble visión de vivir entre dos culturas interconectadas, han quedado retratados en el documental Manoliño Nguema, que este jueves se proyectará en el Patio del Cabildo de Gran Canaria, con motivo del Día Internacional de los Derechos Humanos. 

Marcelo llegó en 1968 a Ourense unos meses antes de cumplir 14 años. “Éramos niños africanos que venían de África Ecuatorial. Llegar a Galicia con el frío. Esas fueron las primeras cosas que no puedo olvidar”, recalca. Ndong fue un becado del proyecto pedagógico la Ciudad de los Muchachos en Benposta, el centro fundado por un jesuita, el padre Silva, que tenía como objetivo la transformación social a través de la educación y que marcaría la vida del protagonista del documental. Su etapa en Galicia hizo que años más tarde adoptara un pseudónimo en homenaje también a su otro origen: “Manolo, Manoliño, gallego; Nguema, africano”, destaca. 

Entre su llegada a España y su regreso a Guinea Ecuatorial transcurre todo un mundo, también de manera literal, que queda recogido en el documental  rodado entre 2016 y 2017 en Malabo, Bata y Galicia y dirigido por Antonio Grunfeld. El proyecto había plantado su semilla en 2012, cuando Antonio y Marcelo se conocieron en una furgoneta destartalada en las calles de Malabo. El cineasta recuerda que una asociación de jóvenes cineastas lo llamó para hacer la fotografía de un cortometraje y que un vehículo pasó a recogerlo para trasladarlo al lugar de trabajo. Al poco, entró Marcelo, se pusieron a conversar y descubrieron que ambos tenían a Galicia como un lugar fundamental en sus vidas. “De repente, estábamos cantando el himno de Galicia en una calle de África Central”, rememora. 

El director del filme destaca que se trata de una cinta para enseñar el arte, la cultura y el talento de Guinea Ecuatorial. “Marcelo nos sirvió de excusa para enseñar una Guinea amable, una Guinea bonita que existe y para darla a conocer fuera”, cuenta Grunfeld. Un país en el que las escuelas de arte no existen pero en el que el arte y la cultura estén presentes en su día a día. “Ves esos talentos que, lamentablemente, si no consiguen salir fuera, como salió Marcelo, pues se quedan ahí y se apagan. Por eso dice Marcelo que cuando ve talentos en Guinea, son como antorchas que él intenta que no se apaguen nunca”, expresa Grunfeld. Ante una realidad social en la que vivir del arte es prácticamente imposible, Ndong defiende esos momentos en los que el artista expresa lo que sabe y siente. “No les queda otro remedio. Si no lo hacen se van a morir igual y sin haberlo intentado. Para la cultura africana, el arte es una cosa que se tiene dentro”, sostiene. 

Esta cara amable de Guinea Ecuatorial es prácticamente desconocida para el público español. “Son problemas de la colonización. Cuando un colono va a una parte, va para  buscar algo concreto. No creo que los españoles fueran a Guinea a buscar cultura, sino café o cacao”, destaca Ndong. Apunta que la cultura de su país siempre se vio como algo “despectivo y exótico, sin ninguna profundidad”.

Para Grunfeld, “Guinea acaba saliendo en los medios por el petróleo o la dictadura de Obiang”. Sin embargo, hay una parte de historia compartida entre Guinea Ecuatorial y España. El país africano fue primero colonia y después, con el dictador Franco en el poder, provincia española hasta 1968. Después de la independencia, vino el silencio. La Ley de Secretos Oficiales declaró como materias reservadas todas aquellas informaciones, noticias y comentarios relacionados con la política interior de Guinea Ecuatorial y su relación con España. Grunfeld recuerda que a pesar de ser una descolonización votada, la victoria del candidato antiespañol Francisco Macías, provocó que se cortara cualquier tipo de comunicación con la excolonia. “A raíz de ahí se genera un desconocimiento y un abandono hacia Guinea que dura más o menos hasta día de hoy”, subraya. 

La trayectoria artística de Ndong lo ha llevado a conocer la diversidad cultural alrededor del mundo, de lo que extrajo un aprendizaje: “La cultura es universal. El ser humano está siempre detrás de todo eso”. El documental también hace un recorrido por la historia del Circo de los muchachos, el que durante años fue la primera escuela de circo de España, referente en Europa y que integró a niños y niñas de diferentes realidades socio-económicas. Con el circo, Ndong y sus compañeros recorrieron el mundo, desde los países de Europa, hasta América del Norte, Tailandia, Hong Kong o Australia. “El circo, los viajes, ha sido la mejor experiencia de mi vida”, señala. 

Marcelo volvió a Guinea Ecuatorial, a donde siempre tuvo claro que quería regresar. Allí trabajó durante diez años para el Centro Cultural Español y pudo formar a una gran cantera de intérpretes guineanos. Algunos han podido salir del país, como Gorsy Edu o Raimundo Bernabé Russo, quienes han participado en producciones rodadas en España y que son los otros protagonistas del documental. Más tarde abrió una guardaría y un centro cultural en Malabo, que en la actualidad permite a los jóvenes tener conexión eléctrica para sus dispositivos y que además funciona como escuela de cine, de danza y teatro y que es gestionado por los primeros alumnos a los que formó. 

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