Elena Asins y su “mundo perfecto” creado por ordenador

MADRID, 14 (EUROPA PRESS)

El Museo Centro de Arte Reina Sofía acogerá hasta el 31 de octubre la exposición 'Elena Asins. Fragmentos de la memoria', que repasa la carrera de la artista desde sus comienzos, en los años sesenta, hasta la actualidad; desde su primeros contactos con las grandes computadoras hasta su relación diaria con los pequeños ordenadores personales.

En su trabajo, Elena Asins (Madrid, 1940) recoge la tradición constructiva de la vanguardia del siglo pasado, combinándola con la computación y la teoría de la información de los sesenta y atravesando, asimismo, el arte óptico y el minimalismo.

Para ello, ha convertido el ordenador en su única herramienta, intentando romper el tópico que asocia las computadoras con la frialdad. “Mucha gente reduce el ordenador a los 'e-mails' y a Internet. El ordenador es mucho más que eso. Se puede dibujar, escribir, se pueden hacer mil cosas con él. Yo pretendo crear un mundo perfecto, como el lenguaje matemático, alejado de toda pasión y todo sentimiento. Por eso no es frío. No tiene nada que ver con lo frío ni con lo caliente. Está mucho más allá de todo lo cotidiano”, explica la autora en una rueda de prensa.

“El ordenador no es algo pasional ni deja de serlo”, añade, “es algo que te deja hacer. Trabajar con ordenadores es excelente de verdad, nos da una cantidad de oportunidades increíbles. Ha creado una nueva era de tiempo, espacio, pensamiento y globalización, para bien o para mal. Podemos comunicarnos con cualquier parte del mundo en un segundo”.

FRAGMENTOS DE LA MEMORIA

La exposición arranca en 1968, un año crucial en la trayectoria de Elena Asins, ya que, por una parte, disfrutó de sus dos primeras muestras y, por otro lado, participó en los primeros seminarios de Generación Automática de Formas Plásticas en Centro de Cálculo de la Complutense, la primera experiencia de incorporación cibernética a los procesos artísticos en nuestro país.

“Empecé con el Centro de Cálculo, uno de los mejores experimentos que se han hecho en España. Los americanos les habían regalado un ordenador viejo que ya no servía. Lo utilizamos para investigar. Artistas plásticos, arquitectos, podía aplicarse a cualquier cosa. El ordenador no solo es numérico, se maneja con ideas, imágenes y palabras. El campo del ordenador es muy amplio y vimos las grandes posibilidades que tenía. La mente me la dejó mucho más limpia para saber lo que era necesario y lo que no era necesario hacer dentro de una obra. Entonces, el acceso a un ordenador era casi imposible”, explica.

Con el tiempo, disfrutó de diversas becas y se convirtió en “nómada”, viajando por todo el mundo. “En Estados Unidos”, dice, “coincidí con Noam Chomsky, que acudió a una de mis exposiciones y dijo: 'Caramba, aquí hay un lenguaje'. Él me reconmendó a Columbia para realizar un trabajo de investigaciones con el ordenador. Esto fue fantástico, es cuando yo toqué el ordenador para mi trabajo y ya no lo he abandonado”.

En la exposición, se percibe su forma de trabajar, que incluye el “consistente empleo” de la teoría del cálculo y los algoritmos para sus realizaciones, haciendo de Asins una de las pioneras del 'arte informático' en España, además de una de las pocas representantes de una vertiente del arte conceptual poco explorada en nuestro país, la que defiende la idea como motor de la obra frente a otras prácticas más políticas o sociológicas.

Según el director del Reina Sofía, Manuel Borja-Villel, la obra de Asins “tiene algo de inabarcable que hace muy difícil que sea percibida”. “Hace que sea necesario un recorrido”, indica, “ya que las obras tienen algo de partitura. La partitura no es algo que se ve meramente con los ojos, la percepción tiene que ser interior, espiritual y la vez física; cosa que ocurre con la poesía o la música. No es casualidad que alguno de sus títulos hagan referencia a obras de Bach”.

“En su obra”, concluye, “el espectador es alguien activo que de alguna manera tiene que interiorizar su trabajo. Ella utiliza la síntesis entre poesía y dibujo como disolución de los límites, no como algo ecléctico. Siempre ha buscado una experiencia personal en la poesía, en la geometría, en las teoría de la información; una interpretación propia que se separase del arte del gesto, de la bravura, de la pincelada furiosa, encontrando algo muy español que la asemeja, por ejemplo, con la arquitectura de la Alhambra”.