El escritor Alexis Ravelo ha fallecido este lunes a los 51 años en Las Palmas de Gran Canaria como consecuencia de un infarto.
Ravelo era una de las figuras más destacadas de la novela negra española. En 2013 fue galardonado con el XVII Premio de Novela Negra Ciudad de Getafe por su obra La última tumba. En 2014 recibió el prestigioso Premio Hammett a la mejor novela por La estrategia del pequinés; en 2015 ganó el Premio Valencia Negra de 2015 por Las flores no sangran, y en 2021 obtuvo el Premio Novela Café de Gijón 2021 por Los nombres prestados.
Nacido en el barrio de Escaleritas, en la capital grancanaria, trabajó como camarero y se consideraba un escritor autodidacta. Estudió Filosofía en la UNED y asistió a talleres de narrativa impartidos por Mario Merlino, Augusto Monterroso y Alfredo Bryce Echenique. Además de sus obras de novela negra, Ravelo escribió libros infantiles, guiones, obras teatrales y hasta el libreto de una ópera. Era miembro de la Academia Canaria de La Lengua y en 2022 había sido nombrado Hijo Predilecto en su ciudad natal.
Ravelo publicó hace 23 años su primer libro de relatos, Segundas personas, y comenzó a disfrutar del éxito en Canarias a partir de 2006 con la serie de novelas policíacas protagonizadas por Eladio Monroy, un antiguo marinero metido a detective por circunstancias de la vida que enseñó al resto del mundo los bajos fondos de Las Palmas de Gran Canaria en cinco novelas: Tres funerales para Eladio Monroy, Solo los muertos, Los tipos duros no leen poesía, Morir despacio, editadas por Anroart, y El peor de los tiempos, la última de la serie, publicada por Alrevés en 2017.
Su nombre comenzó a sonar en el panorama literario nacional con La estrategia del pequinés (2013), la historia de un parado, una prostituta de lujo venida a menos y un antiguo delincuente acuciado por la enfermedad de su pareja que se meten, sin saberlo, en un enorme avispero al dar “un palo” al testaferro de unos narcotraficantes. La novela fue premiada en la Semana Negra de Gijón como la mejor del año y llevada al cine por Elio Quiroga (2019).
La consolidación le llegó en 2014 con otra historia negra, Las flores no sangran, tras la que fichó por la editorial Siruela, con la que se estrenó con dos novelas alejadas del género policíaco: La otra vida de Ned Blackbird (2016) y Los milagros prohibidos (2017), esta última un relato ambientado en la represión franquista en la isla de La Palma, la Semana Roja de julio de 1936.
Sin embargo, no tardaría en volver con su nueva editorial a las historias de crímenes, bajos fondos y corrupción política, con el quinto volumen de Eladio Monroy y novelas como La ceguera del cangrejo (2019), Un tipo con una bolsa en la cabeza (2020), Si no hubiera un mañana (2021) o Los nombres prestados (2022).
Además de su reconocida labor como novelista, Ravelo colaboraba en radio, televisión, prensa y publicidad. Fue cofundador de la revista literaria La Plazuela de Las letras y, junto con Antonio Becerra Bolaños, creó el espacio de divulgación cultural Matasombras. También impartía talleres literarios, daba clases de escritura en academias y en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) y ejercía una intensa labor como activista cultural.
Un escritor que presumía de barrio
“Si no hubiera tenido libros alrededor no sé qué habría sido de mí”, decía Alexis Ravelo. Defendía que las personas nacidas en los barrios periféricos del centro de la ciudad tienen los pies sobre la tierra porque no han nacido sobre algodones y apuntaba que para sobresalir en un barrio hay que ser excelente, esforzarse mucho más. “Yo no pude acabar mi carrera, porque de entrada yo no estaba destinado a acabar una carrera”, contaba en una reciente entrevista en el programa Informe Trópico.
En sus libros se podía leer las calles de nuestro archipiélago. Se imaginaba y se introducía en la casa de cada uno de sus personaje, algo que condiciona la vida de cada persona. Su infancia en el barrio de Escaleritas, del que presume, le dio todo un bagaje para la construcción de cada una de sus historias de ficción. Explicaba que vivía en los bloques del Patronato Francisco Franco, en una zona humilde donde la juventud pasaba sus días viendo las carreras de galgos que se celebraban en el antiguo canódromo, donde se podía apostar por esas carreras. “Igual que hoy proliferan las casas de apuestas, aquí el entretenimiento del pobre o la ludopatía del pobre era los galgos”. “A mí me parece muy bonito que este sitio ahora se haya convertido en un parque donde la gente puede socializar y mucho más hermoso que el edificio donde antes se iba a beber hoy en día sea una biblioteca y un centro social donde la gente puede reunirse e ir a clubes de lectura”, remarcó.
Los familiares y amigos de Alexis Ravelo han agradecido las “numerosas muestras de cariño” recibidas y han pedido que se respete la intimidad de la familia “en un momento tan difícil”. Sus restos serán velados este lunes desde las 17.30 horas en el Tanatorio de San Miguel de Las Palmas de Gran Canaria.