No cabe la menor duda de que los acontecimientos histoÌricos son contados por los vencedores en su relato global y que la versioÌn de los vencidos queda disminuida y relegada a datos maÌs o menos constatados y testimoniales. Pero ¿doÌnde nacen los relatos? ¿QuieÌnes los construyen? ¿Por queÌ su necesidad? La respuesta, en orden inverso, seriÌa: son necesarios como pegamento para un colectivo, una sociedad, una cultura; los construyen los creadores, pensadores y personas con capacidad de anaÌlisis a raiÌz de las tradiciones orales y las experiencias vitales colectivas; nacen de la propia necesidad de una identidad.
Los guanches, parte importante de nuestra historia
Etnia que fue derrotada tras la confrontacioÌn de dos culturas desiguales. Una, la maÌs avanzada, entrando en el Renacimiento, y la otra, la maÌs atrasada, en la protohistoria, en un NeoliÌtico forzado, pero no por ello despreciable o menos vaÌlida. Etnia de procedencia norteafricana, liÌbico- bereber, que llevaba un par de milenios asentada en estas Islas, que teniÌa su cultura, su organizacioÌn social, su religioÌn, sus dioses, que observaba gran respeto por las mujeres y que momificaba a sus muertos, como los antiguos egipcios o lo peruanos precolombinos, dando alto significado y trascendencia al concepto de la vida despueÌs de la vida.
En desesperado esfuerzo intentaron parar su destino; lo consiguieron temporalmente. Lucharon con bravura para defender sus islas, sus familias, sus hijos, sus creencias. DespueÌs, el rodillo de la historia, implacable, les pasoÌ por encima.
Pero, atencioÌn, no estoy haciendo un acto de presentismo, es decir, juzgar la historia con la visioÌn de hoy, maÌs de 500 anÌos despueÌs. La historia es la que es y no podemos pretender cambiarla, ni siquiera juzgarla, solo entenderla, estudiarla e interpretarla, por la misma razoÌn impliÌcita en el lema de nuestro Festival Internacional de Cine HistoÌrico de San CristoÌbal de La laguna (FICHLA) que a finales de 2018 hizo su tercera edicioÌn.
“Conocer la historia es importante para entender el presente y prever el futuro”
El cine, y el audiovisual en general, como gran medio de comunicacioÌn de masas, es esencial para visualizar relatos y reconstruir hechos pasados, la historia.
La historia tiene, inicialmente, una cara: la escribe el vencedor y se repite sistemaÌticamente. Pero, en realidad, suele tener dos caras. Lo importante es conocer y entender ambas para ser justos y tener una visioÌn maÌs certera de lo que realmente ocurrioÌ.
En nuestra cinematografiÌa (Teodoro y Santiago RiÌos) hemos tocado siempre temas relacionados con nuestra tierra, con historias propias y originales. Como ejemplo, los largometrajes Guarapo (1988), MambiÌ (1998) y El Vuelo del Guirre (2007), o el documental histoÌrico Los Guanches (1996), que es el viÌdeo oficial del Museo de la Naturaleza y Arqueología, o el videoclip La Cantata del Mencey Loco (1994) o la recreacioÌn histoÌrica Nelson, el Ataque (2008), sin olvidar el villancico Una sobre el mismo mar (1994). Estas, junto a muchas otras obras, reflejan nuestro compromiso con nuestra tierra y nuestra historia, tras 40 anÌos de trabajo.
Aporto estos antecedentes, para decirles que estoy hablando de cultura, de historia, de autoestima, de identidad, y de reconocimiento de lo propio. No estoy hablando de revanchismo, ni de independencia, ni de violencia, ni de separatismo. Vivimos, en una eÌpoca de gran avance social, de paz y de libertades como nunca ha vivido la humanidad y de la que somos afortunados protagonistas. Estoy hablando de reconocimiento y de amor hacia una cultura extinguida, que merece todo nuestro respeto y carinÌo, especialmente para esas madres primigenias que sufrieron maÌs que nadie y que nos legaron, como si de un mensaje por el espacio tiempo se tratase, a traveÌs del ADN mitocondrial, la herencia geneÌtica que auÌn portamos hasta en un 56%, seguÌn las uÌltimas investigaciones.
Es decir, tambieÌn somos guanches. DespueÌs del drama y la violencia de la Conquista, el tiempo pasoÌ, cicatrizaron las heridas, se olvidoÌ el horror, se olvidaron los agravios y el mestizaje hizo el resto, para hacer de nuestro pueblo uno y traernos al diÌa de hoy. Y planteo esta necesidad de amor y reconocimiento por algo muy importante: porque reconocieÌndolas a ellas nos vamos a reconocer a nosotros mismos.
El imaginario humano necesita identificarse con algo o con alguien que nos sirva de referente, es natural y recurrente. La primera aparicioÌn en la literatura occidental de la idea de unas “islas dichosas, felices o afortunadas” en las que residen heÌroes o almas tiene lugar hacia la segunda mitad del siglo VIII a. C. en Los Trabajos y los DiÌas de HesiÌodo. AsiÌ, la mitologiÌa y las referencias de los claÌsicos griegos como PlatoÌn, Apolodoro, EuriÌpides, etc., nos conectan, de forma directa, con los Campos EliÌseos, las Islas Afortunadas, el JardiÌn de las HespeÌrides, la AtlaÌntida y con los heÌroes que en ellas habitaban.
¿Y nosotros? ¿Por queÌ no aceptamos como referente a Bencomo, Tinguaro, Tegueste, Acaymo, Beneharo, Guacimara, Bentor, Doramas, Maninidra, BentejuiÌ, TanausuÌ...? DespueÌs de la dura resistencia ofrecida en Gran Canaria con la muerte de Doramas y la rendicioÌn de Maninidra y Tenesor SemidaÌn (rebautizado Fernando Guanarteme) (1481), le tocoÌ el turno a La Palma (1492). TanausuÌ ofrecioÌ encarnizada batalla en La Caldera de Taburiente (AceroÌ) para ser, finalmente, derrotado y apresado. Ya solo faltaba por conquistar Tenerife.
Gloria guanche en Acentejo
Hubo un momento de gloria guanche en el barranco de Acentejo (La Matanza, en mayo de 1494) cuando lograron derrotar y poner en huida a un Alonso FernaÌndez de Lugo herido y diezmar gravemente a las fuerzas invasoras, ocasionaÌndoles una de las mayores derrotas nunca sufrida por los conquistadores espanÌoles, incluida la conquista de AmeÌrica.
Hubo un momento de heroiÌsmo sublime en la batalla de Aguere (noviembre de 1495) en el mayor enfrentamiento habido en Canarias entre ambos bandos, con el sacrificio de Bencomo y Tinguaro. Y hubo un momento de amarga derrota y peÌrdida de toda esperanza, nuevamente en Acentejo (La Victoria, en diciembre de 1495), uÌltimo acto de resistencia significativo en Tenerife.
Pero tambieÌn cayoÌ Troya y tambieÌn murieron HeÌctor y Aquiles. ¿Por queÌ no conectarnos de forma decidida con ese imaginario que es parte de nuestra cultura occidental?
Hay un sentimiento en el canario que le lleva a la duda en cuanto a su identidad, que refleja su baja autoestima, maÌs o menos generalizada, un sentimiento de inferioridad que le hace sentirse hueÌrfano de algo intangible, y se nos nota. ¿Y entonces? ¿DoÌnde se oculta nuestra identidad, que no somos capaces de encontrarla? Se oculta en la otra cara de la historia, la que padecioÌ y sufrioÌ el pueblo vencido, cuyo relato fue sustituido a hierro y fuego por el relato del vencedor.
Nos miramos al espejo del relato impuesto y no nos reconocemos del todo, algo nos falta. No nos sentimos orgullosos de lo ocurrido, no lo tenemos como un ejemplo a seguir, no es edificante ni especialmente memorable. Consecuentemente, es necesario, sin duda, mirarnos al espejo de la otra cara de la historia, con detenimiento, sin prisas, con sinceridad, con autocriÌtica, sin tabuÌes, sin prejuicios y, quizaÌ, posiblemente ahiÌ, intuyo, nos reconoceremos. Ese espejo reflejaraÌ nuestra imagen real, nuestra identidad, que incluye nuestro pasado precolonial, que se traduciraÌ, como siempre ha sido a lo largo de la humanidad, en nuestra identificacioÌn como colectivo, dejando atraÌs deÌbiles autoestimas y sentimientos de inferioridad.
'Tinguaro, el Héroe Propio'
Al conversar sobre el tema he encontrado cierto miedo o aprehensioÌn en autoridades, en amigos, en desconocidos. Pero, por otro lado, tambieÌn intereÌs, afirmacioÌn y apoyo al mismo nivel. No cabe duda de que es un tema controvertido y que lleva a sentimientos encontrados. Precisamente, a mi entender, esos miedos justifican el argumento. La historia hay que afrontarla en toda su plenitud, nos guste o no, porque no lograremos avanzar cultural ni socialmente si no lo hacemos. Ni siquiera evolucionar como individuos.
Hace dos anÌos que estamos tratando de levantar un proyecto titulado Tinguaro, el HeÌroe Propio sobre la batalla de Acentejo, en una versioÌn que incluye varias disciplinas del audiovisual, como son teatro, cine, escenografiÌa al aire libre y utilizacioÌn de proyecciones digitales. Pero cuando ya se habiÌa dado luz verde al proyecto, surgen impedimentos misteriosos que lo abortan, ademaÌs, sin muchas explicaciones, con excusas poco sustanciadas.
Si seguimos encontrando dificultades provenientes, a mi entender, de miedos inadmisibles, tendremos que ir a buscar el apoyo a traveÌs de un crowdfunding. Estamos seguros de que el tema despertaraÌ gran intereÌs en muchas personas. ¿Y queÌ sucederaÌ? ¿Se caeraÌ el mundo? Pues no creo. SucederaÌ lo que siempre ha sucedido, que entonces se fijaraÌn en nosotros, se sorprenderaÌn con una historia desconocida y nos admiraraÌn, y tendremos, por fin, un relato propio por el que se interesaraÌn, porque es distinto, sugerente, nos veraÌn con otros ojos, en otra dimensioÌn, con respeto.
Y este seraÌ nuestro relato al mundo. Nuestra nueva, sorprendente, atractiva, miÌtica y uÌnica marca de identidad, iÌntimamente ligada a nuestra historia real y completa. Podemos decir que nuestro presente es brillante. Ya no necesitamos emigrar, por el contrario, recibimos millones de turistas y muchos se quedan a residir. Vivimos en unas islas que, en verdad, se asemejan al JardiÌn de las HespeÌrides de HesiÌodo, aunque auÌn haya mucho trabajo por resolver para las necesidades que se consideran socialmente inexcusables hoy en diÌa (los servicios sociales, la sanidad, la educacioÌn, el paro, etc.). Pero el pasado tiene lo que no tiene el presente, ni se le espera, eÌpica y heÌroes.
Hay que poner en valor nuestra protohistoria, no ocultarla. El pasado precolonial, el histoÌrico y el presente son nuestra realidad y han de ir de la mano, son nuestros valores.
No hay que confrontar, aunque haya habido confrontacioÌn, hay que actuar con generosidad y sentido de la historia. La ecuacioÌn no es silencio o independencia, ignorancia o revanchismo. EspanÌa es hoy una nacioÌn nueva, moderna, democraÌtica, con todas las libertades esenciales reconocidas en su ConstitucioÌn, totalmente integrada en Europa, con una muy importante, rica y densa historia, llena de hechos y acontecimientos de gran trascendencia universal, con todas sus luces y sus sombras, al igual que cualquier otro paiÌs, nacioÌn o estado.
Aportemos esa otra cara de la historia, que es la nuestra, e integreÌmonos, sin prejuicios, en la historia universal.
“La historia se conoce, los héroes existieron, ahora solo hemos de contarlo al mundo”.
Teodoro RiÌos Marrero