El templo masónico de la capital tinerfeña, único en el mundo porque la “sala de reflexión” desde la que salían los iniciados está en un tubo volcánico natural, podría perderse si no se restaura pronto, y el concejal del que depende critica que el dinero que había para ello se ha destinado a otra Concejalía.
Así lo informó el concejal de Patrimonio Histórico del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, Alfonso Soriano Benítez de Lugo (PP), quien indicó que para la restauración se ha incluido una partida presupuestaria de 70.000 euros de los fondos que el Estado destina a los ayuntamientos.
Según Soriano, de aprobarse este presupuesto, entre enero o febrero de 2009 podría empezar la restauración del tejado y de los muros, que están en estado muy precario a consecuencia de las filtraciones de agua.
Este templo masónico, construido en 1902 por la Logia Añaza 270, es el más importante de España y uno de los más destacados del mundo.
El concejal criticó la falta de fondos de las arcas locales para este edificio, que en el siglo pasado fue un enclave vital en la ciudad, que contó con una de las logias más importantes que hubo en España y que hizo de la ciudad “un lugar abierto, liberal y tolerante”.
Soriano lamentó que el presupuesto que el Ayuntamiento, gobernado por CC y PP, había destinado a la restauración del templo masónico, 50.000 euros, “haya desaparecido de mi Concejalía”.
El templo masónico, que tiene tres plantas y se ubica en la calle San Lucas, en el casco antiguo de la ciudad, está al lado de lo que era la “ciudadela”, vivienda colectiva en la que habitaban varias familias masónicas, y donde hoy hay un edificio de viviendas que sobrepasa la altura del templo.
Los dos aspectos más importantes se aprecian en la fachada, ideada por el arquitecto Manuel de Cámara en 1900, y son las columnas, como pilares de fortaleza y estabilidad, y el dintel, que simboliza lo trascendente.
En este último se aprecia el “ojo que todo lo ve” inscrito en un triángulo, que representa el Ser Supremo, el Gran Arquitecto del Universo.
Las proporciones del triángulo se derivan del pentáculo, la estrella de cinco puntas que a su vez contiene la promoción áurea, y la entrada está franqueada por cuatro esfinges de inspiración egipcia.
En el interior, tras una puerta de madera labrada, se ubica el “salón de las tenidas”, donde se realizaban los rituales iniciáticos, y que tiene elementos simbólicos como el pavimento de mosaico; las doce columnas en relieve que simbolizan las doce tribus de Israel y el espacio del fondo al que se accede mediante tres escalones.
En un lateral del salón hay un pasadizo hecho en roca volcánica natural y es el lugar donde “reflexionaban” los iniciados a la logia, que luego subían por una escalera hacia el “salón de las tenidas”.
Este pasadizo presenta un estado de deterioro importante a causa de la humedad, así como el piso tercero del edificio, cuyo acceso está cerrado porque las escaleras están muy dañadas.
La Logia Añaza 270 fue una sociedad masónica integrada en el Grande Oriente Español y una de las tres que formó parte de la Gran Logia de Canarias y que también estuvo adscrita, para los altos cargos, al Supremo Consejo del Grado 33 del Rito Escocés hasta su disolución en 1936.
Tras la Guerra Civil, el Régimen se incautó de todos los bienes de la masonería y este templo pasó a ser propiedad del Ejército, que lo utilizó como Farmacia Militar.
En los años 90 del siglo pasado el Ministerio de Defensa sacó el edificio a subasta pública y fue cuando el Ayuntamiento lo compró por 70 millones, y se inició el proceso para declararlo Bien de Interés Cultural, lo que se obtuvo en 2006. EFE