El clown italiano David Larible cree que hoy más que nunca el mundo necesita a los payasos, porque son “el médico que cura el alma” en una sociedad que tiene una enfermedad “muy profunda”, pero alienta también la esperanza porque “vamos a ganar a la crisis y a los políticos”.
David Larible, que actuará en el Auditorio Adán Martín de Tenerife el 18 y 19 de mayo, señaló en rueda de prensa que “un clown es un malabarista de ilusiones” que “nace y muere cada noche”, pero esto no es triste porque implica que “vuelve a renacer”.
Por ello en su vocabulario hay una palabra que ama, y esta es “esperanza”, puesto que el mundo ha pasado por momentos peores “y vamos a ganarle, a los momentos, a la crisis y a los políticos”, aunque nota cómo la crisis afecta a los espectadores en que antes le decían “fantástico” y ahora “se acercan, me miran directamente y me dicen: gracias”.
Un payaso tiene que probar cada noche “lo que hacemos” y cada vez “empezamos de cero” y por ello resulta difícil explicar el espectáculo que representa, aunque en esta ocasión es una suma de sus mejores números hilados con una historia muy simple “pero profunda”, la de un muchacho que barre el teatro y que se convierte en el protagonista máximo.
El mensaje es el de que “cada uno de nosotros, si le dan la oportunidad, puede hacer algo grande e increíble. Sólo se necesita estar en el lugar justo en el momento justo”, detalla.
Eso sí, al final del espectáculo “el muchacho vuelve a ser el que limpia”, precisa David Larible, quien opina que en Italia y España se acostumbra a pensar en su profesión como “el payaso para los niños” y él introduce en sus números baile, espectáculo, pero no la palabra, “no hago chistes”.
“En mi espectáculo se va de la risa a la lágrima que baja” porque recorre todas las emociones y ello le causa una satisfacción “muy grande”, sobre todo cuando ve sentados a tres generaciones de la misma familia “y todos con la misma mirada”.
David Larible rechaza el calificativo del “mejor payaso del mundo” porque esto “no existe”, pues sostiene que el payaso es una forma de arte y en el arte no hay una competición, no se trata de un partido de tenis y por el contrario, es algo subjetivo.
“Pero hago cada noche como si fuera la primera, y también como si fuera la última”, apostilla.
El artista, que confiesa que ama a la gente, la necesita, no cree en los premios al igual que admira a grandísimos actores que jamás han recibido un Oscar que sí han merecido otros que a su juicio son “mediocres”.
Larible, que pasó su infancia en España, opina que este país, junto con Italia, Rusia y Francia, “son las más grandes escuelas de payasos de la historia” y recuerda de su niñez que quería ser torero, aunque “ahora no”.
A su juicio ahora, con una situación que en Italia “es igual si no peor que en España”, los espectadores aprecian más el arte que les puede brindar un payaso y precisa al respecto que su espectáculo es algo así “como unas vacaciones de hora y media” de duración.