El ilustrador y guionista vigués Ramón Trigo es el autor del álbum infantil ilustrado Yo vivía en el fin del mundo, que el Cabildo grancanario acaba de editar en colaboración con la Editorial Edelvives. El volumen obtuvo el primer premio en la última edición del concurso que convoca el Cabildo y la mencionada editorial el mejor dotado de su categoría en el ámbito de las letras hispanas. El texto destaca tanto por su estética como por el valor del texto, así como por la capacidad del autor para integrar el uso de los recursos artísticos tradicionales con otros más innovadores.
Según manifiesta Trigo, uno de los elementos que nunca debería faltar a la hora de plantear una propuesta ilustrada infantil, es la que posibilita la “apertura de la mente del lector a otros mundos, no como una huida de la realidad, sino como la posibilidad de crear otras realidades”.
El guionista, que confiesa tener poco contacto con las nuevas tecnologías a la hora de desarrollar y plasmar su trabajo, compagina en su taller con su faceta de ilustrador, las múltiples posibilidades que le ofrecen la pintura y la escultura. Quizás por ello reconoce que sus propuestas ilustradas “poseen un fuerte componente plástico: materia, texturas, trazo expresionista, etcétera. Dejando al margen estos matices, no suelo ponerme limitaciones técnicas a la hora de ilustrar. Y utilizo materiales y técnicas distintas según lo necesite en cada trabajo”. Según el ilustrador, los productos editoriales de literatura infantil tienen “infinitas posibilidades narrativas y graficas con lo que ello conlleva de libertad creativa”.
Ramón Trigo ha leído últimamente el libro Snowhite, de la autora Ana Juan, y reconoce que “es un libro que me parece impecable, tanto narrativa como gráficamente”. Asegura que “es mucho más que una mera adaptación de un clásico”. Sobre la situación de la ilustración en España, el autor gallego señala que “en este momento en nuestro país existe una gran cantidad y calidad de creadores en el mundo de la ilustración”, aunque reconoce desconocer cuál es la situación con respecto a otros países de nuestro entorno. “No estoy al tanto de lo que, en conjunto, se hace en Europa. Me fijo en trabajos puntuales que me interesan, tanto dentro como fuera de España; por lo que no tengo una visión global de las diferencias”, dice.
El imaginario del niño se ha ido transformando en los últimos años con la irrupción no sólo de los videojuegos, sino del cine y los nuevos soportes vinculados a su ocio. Al respecto Ramón Trigo cree que la industria editorial no debe asimilar esta nueva realidad desde la confrontación. “Personalmente mi forma de trabajar es muy manual y tengo poco contacto con las nuevas tecnologías. Pero esto es una opción personal. No creo que el mundo del libro deba ver una barrera en las nuevas tecnologías”. Confiesa que reconocer que “sin in ir más lejos el mundo del cine y el literario se han alimentado mutuamente desde hace años. Esto puede aplicarse a la animación, un campo de la creación que también está en auge”. “El acceso a las nuevas tecnologías implica más opciones de diversificar el tiempo de ocio por parte del niño. Es una cuestión de educación el utilizar estas opciones de una manera inteligente”, asevera.
Vida y obra
El vigués Ramón Trigo nació en 1965. Alterna sus trabajos como ilustrador y autor de cómic, con la pintura y la escultura. Sus últimos trabajos publicados son Las bombillas que se encienden y se apagan, en la editorial Kalandraka; Casa vacía, en Anaya, y La cosa negra que pasó por mi ventana, con texto de Blanca Trigo, y publicado por Ediciones Lóguez.
Por su parte, Mónica Gutiérrez, hace dos años obtuvo una mención especial en el V Certamen Internacional Álbum Infantil Ilustrado Ciudad de Alicante. Ejerce como doctora en Bellas Artes en la Universidad Complutense de Madrid, y ha publicado, entre otros, Vecinos de cielo, Un cuento de ballenas, Aprende los días de la semana, Cuatro colores y Cometa mágica. También ha llevado a cabo varias exposiciones dedicadas al libro infantil y juvenil.