Alejado de los estudios y de la composición, Pedro Guerra se ha refugiado en la “vida familiar” para conseguir la “oxigenación” que buscaba y para iniciar un proyecto de paternidad que se materializó en Pedro, su primer hijo, inspirador -según cuenta el canario- de buena parte del disco y protagonista de su portada y de uno de los catorce cortes.
A sus 42 años y luciendo alguna que otra cana, para el cantautor canario los 40 no han supuesto ninguna crisis, sino “la madurez”, porque le gusta pensar que, como un día alguien le dijo, “en la vida de un hombre los momentos más intensos se viven entre los 40 y los 50”. Y precisamente de eso habla Vidas, “de todas esas vidas paralelas a la tuya, las que pululan de una forma u otra alrededor de tu existencia, y del ciclo mismo en que recibes vida y también la das”, comenta un Pedro Guerra sosegado tras ocho discos y quince años de carrera a sus espaldas.
El compositor de Contamíname -canción que le catapultara al éxito y que le otorgó un Ondas en 1994-, abandona el compromiso social que ha primado en sus últimos trabajos para hablar de “la relación sentimental con las canciones, la adolescencia de Lara -su otra hija-, de esos flashes de la memoria, de lo que se echa de menos”. Un carácter “íntimo y reflexivo” que le llevan a buscar paralelismos con Golosinas, su primer álbum, aquel con el que hizo realidad sus sueños nada más llegar a Madrid desde Tenerife y que, como éste, también grabó en directo.
Eran los primeros años de los 90 y él, junto artistas como Rosana o Ismael Serrano, formaron parte de una nueva generación de cantautores que tomaron el relevo perdido de autores como Joan Manuel Serrat, Víctor Manuel o Joaquín Sabina, con quienes colaboró muy de cerca. “Conozco y conocía perfectamente su obra -dice sobre la relación con estos veteranos cantautores- y no siento extrañeza cuando me relacionan con ellos porque formamos parte de lo mismo, de esa llamada canción de autor que sube o baja dependiendo de lo que le interese a la industria, y que no sé si ahora será lo que más se busca”, reflexiona el artista.
Unos vaivenes que, según reconoce, “tras el boom inicial y unos primeros diez años muy intensos” han dejado al canario “un público fiel” con el que volverá a encontrarse el 28 de febrero en Molina de Segura (Murcia), punto de partida para una gira que anuncia larga y que también pasará por Madrid -4 de abril en Rivas-, y por las siete Islas Canarias a lo largo del mes de abril, entre otras citas. Y es que, Pedro Guerra ya ha anunciado que, tras el descanso, su vuelta es “para trabajar y trabajar mucho”, enfatiza, aunque espera tener más tiempo para él y para sus canciones. “Ahora pienso poco en las cosas que me quedan por hacer. Sólo pienso en escribir mis canciones y nada más, aunque me gustaría retomar algo que al principio sí se dio bastante y que se ha perdido por falta de tiempo, el hacer canciones para que las puedan cantar otros”, aventura el cantautor.