Llevo unas semanas escribiendo sobre la especulación en el arte, una práctica también muy extendida en otros sectores, ya sean primarios, secundarios, de primera necesidad o de lujo. En el artículo El arte de especular o especular con el arte? ¿Es razonable hoy? hablaba de la última subasta multimillonaria de cuadros contemporáneos de autores muertos. En Roban un 'graffiti' y lo venden por un millón de euros hablaba del sorprendente caso de un Bansky londinense. Ahora quiero hablar de la canción 'Cumpleaños feliz', esa que llevamos toda la vida escuchando y cantando cada vez que un familiar o amigo se hace un año más viejo.