La crisis del coronavirus agudiza la precariedad de las kellys: “Vamos a ser más avasalladas”

Europa Press

Madrid —

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El colectivo de las camareras de piso en hoteles, conocidas como las kellys (las que limpian), llevan años denunciando malas condiciones laborales y la precarización de su trabajo. Según aseguran, ante el estado de alarma decretado por la crisis del nuevo coronavirus COVID-19, su precariedad se agudiza porque están “desprotegidas” ante los “masivos” despidos que están sufriendo.

“Con la situación precaria que ya de por sí tenemos, en esta crisis vamos a ser más avasalladas”, ha dicho la vicepresidenta de la asociación, Ángela Muñoz, en declaraciones a Europa Press. Muchas de sus compañeras están buscando trabajo en otros sectores, por ejemplo como limpiadoras en hospitales, tras la orden del Gobierno de que se cierren todos los hoteles y alojamientos turísticos.

En este sector, altamente feminizado y “tan precarizado”, predomina la variedad de contratos y la contratación fija es “menor”, según ha apuntado Muñoz, que ha precisado que la mayoría de las kellys están externalizadas y, por este motivo, no se pueden beneficiar de las medidas aprobadas por el Gobierno para paliar el impacto económico del coronavirus. “Muchas mujeres del sector están en situación de verdadera indefensión y vulnerabilidad”, ha denunciado.

Desde la reforma laboral del 2012, las limpiadoras de hoteles están externalizadas, a pesar de que las camareras de piso suponen entre “el 20% y 30% de las plantillas de los hoteles”, tal y como ha afirmado Muñoz. Una de las reivindicaciones históricas de este colectivo es prohibir esa externalización y, mientras tanto, exigen la modificación del artículo 42.1 del Estatuto de los Trabajadores para garantizar la igualdad en las condiciones laborales de los trabajadores subcontratados.

Esther Comas, abogada del Colectivo Ronda que ofrece orientación jurídica tanto en temas laborales como de Seguridad Social a estas trabajadoras, ha explicado a Europa Press que lo habitual es que las kellys trabajen en el hotel a través de una empresa de servicios que las contrata. Algunas de ellas, las menos, tienen contrato indefinido con esta empresa de servicios, pero la mayoría tiene contratos temporales, tal y como ha puntualizado.

En este contexto, el cierre obligado de los hoteles ante el estado de alarma repercute en estas empresas de servicios que, ante el cese de actividad, extingue todos los contratos (algunos indefinidos, pero la mayoría temporales). De este modo, “gran parte” de las kellys se van al paro y, al no ser personal fijo, no entran en el Expediente de Regulación de Empleo Temporal (ERTE) que aplique el hotel a causa del COVID-19.

Consecuentemente, la mayoría de ellas se quedan en situación de desempleo y la prestación que cobren por ello sí les restará de su acumulado, al contrario de lo que le sucede un trabajador afectado por el ERTE, ya que el Gobierno decretó que estos empleados tendrán derecho a paro, también aunque no hayan cotizado lo suficiente, y que el que gasten mientras dure la crisis no restará a la prestación acumulada. “Muchas no tienen paro, y en cualquier caso, están gastando un paro que no deberían estar consumiendo”, ha remarcado Comas.

Uso fraudulento de los contratos temporales

“Aquí la cuestión es que las empresas han hecho y hacen un uso fraudulento de los contratos, porque se usa de forma masiva los contratos temporales cuando se hacen a personas que forman parte de la estructura y de la plantilla”, ha señalado Comas.

Así pues, la precariedad de este sector “viene de atrás” por permitirse la subcontratación de la actividad“, si bien se agudiza en un circunstancia como la actual. ”Si se hubiera restringido esa subcontrata, porque forma parte de la actividad principal, se hubiera evitado tanta contratación temporal y ahora las kellys serían fijas y no estarían pasando estas cosas“, ha incidido.

Comas ha lamentado que se haya llegado a esta crisis sanitaria sin que se hayan hecho las debidas inspecciones de trabajo en el sector que “probablemente” hubieran obligado a incluir en la estructura empresarial a muchas de las kellys y “ahora mismo estarían indefinidas”, en vez de estar viendo “las extinciones masivas de contratos temporales” que están afectando a este colectivo.

La abogada, que sostiene que muchas de estas trabajadoras no denuncian sus despidos por “miedo” a las repercusiones, hace hincapié en que pueden impugnar el despido y, en algunos casos se podría llegar a declarar su nulidad, lo que conlleva a una readmisión obligatoria y en forma de indefinida. Eso sí, ha apuntado que tardará en resolverse, ya que debido al estado de alarma los plazos procesales y demás trámites están en suspenso.

La Asociación Las Kellys se creó en 2016 con el objetivo de visibilizar los problemas del sector formado aproximadamente por 200.000 trabajadores, la mayoría mujeres. Desde que se conformó hasta hoy, el PP, el PSOE y Unidas Podemos han pasado por el Gobierno de España, si bien apenas se han acometido cambios legislativos a su favor, a pesar de que sus reivindicaciones llegaron desde las calles a La Moncloa, donde se reunieron con Mariano Rajoy cuando lideraba el Ejecutivo.