José Bernárdez Montero se doctoró arquitecto en Madrid en 1971. En 1973 y con una amplia experiencia como interiorista desembarcó en Canarias contratado para el sector inmobiliario del Grupo Betancor, empresa familiar con amplia y diversificada infraestructura de mercado y entonces con una magnifica proyección en Europa.
“Llegué cargado de entusiasmo y con la sensibilidad a flor de piel acerca de las inquietudes sociales y de libertad de los universitarios de la época”.
“Proyectos de 900 viviendas esperaban su turno en mi mesa. El contrato a desarrollar era muy ambicioso sobre el papel. Al año de empezar a trabajar, el grupo Betancor entra en una grave crisis. Los trabajadores de los distintos sectores del grupo se llevaban la peor parte. Comienza para mí, con el apoyo de reconocidos lideres como Toni Gallardo, una intensa actividad social y sindical para evitar el desmantelamiento del grupo por parte de los agentes financieros. Todas esas vivencias durante tres años me permitieron conocer muy de cerca la realidad canaria”.
En 1978 retomó a su actividad como arquitecto a raíz de un encargo de la Congregación de Hermanitas de Ancianos Desamparados. “Había que proyectar la actual Residencia de Ancianos en Tafira (Gran Canaria). Aquella fue una extraordinaria e inolvidable experiencia en la que aprendí mucho en todos los terrenos y tuve la oportunidad de trabajar con una persona extraordinaria como D. Manuel Hernández del Toro. Esta obra selló definitivamente mi relación con Canarias. Habría mucho y bueno que contar”.
Hubo entonces varios intentos de penetración en los países de África Occidental (Aeropuerto y Embajada de España en Malabo, intervenciones turísticas en Sierra Leona, etc.). Todos ellos con escasos resultados pero con un importante incidente sanitario al contraer paludismo.
Entre los años 1979 y 1996. desarrolla en Canarias una amplia actividad profesional que abarca el sector turístico, el residencial y varios
proyectos de planeamiento urbanístico.
En 1997, crea una estructura empresarial y constituye la sociedad Bernárdez Montero Arquitecto & Asociados S.L.P. participando a partir de ese momento en varios concursos de proyectos de los que resulta ganador en cuatro ocasiones. A esta época pertenecen entre otras obras el Museo Elder, el edificio Zona ZEC, el Edificio de Juzgados en Arrecife, el Polideportivo Argana (Lanzarote), edificios de viviendas en Las Palmas de Gran Canaria, Intercambiador de transporte en Tamaraceite, Parque Marino Bristol, Edificio de Juzgados de Santa Lucía, etc.
Cuando se le pregunta por los parámetros profesionales de su despacho, responde rotundamente;: “Fundamentalmente en cualquier proyecto ponemos todo el empeño y entrega profesional intentando dar una respuesta óptima a las necesidades que plantee el promotor-cliente. D. Víctor D´ors con su ágil y expresiva dialéctica siempre decía: ”Le pedirán gato pero ustedes deberán esforzarse por dar liebre“. La tarea del arquitecto debe corresponder a un compromiso de colaboración con el cliente”.
Una idea genérica: “Se suele decir que sobre gustos no hay nada escrito. Seamos serios: Lo primero es conocer lo mucho que sí hay escrito y en segundo lugar es indispensable un criterio acertado en la aplicación de esos conocimientos si queremos definir una obra excelente y significativa”.
“Un parámetro fundamental que merece siempre una atención especial es el presupuesto. Indispensable invertir lo razonable para cubrir objetivos del programa. Este aspecto es de singular importancia y más aún si abordamos obras de carácter público. Es este un tema muy debatido e interesante”.
Oiza resumía una actitud indispensable en el arquitecto: “Sin amor no se puede hacer arquitectura. Debiera ser una de las consignas a la hora de formar un profesional del gremio.”