''La sociedad ha sufrido un lavado de cerebro, se han desviado los intereses personales hacia los intereses materiales y eso no nos lleva a ningún lado. El capitalismo ha encontrado su propia contradicción“. Quien así se expresa es el onubense Álvaro Luengo, licenciado en Historia y residente en Las Palmas de Gran Canaria, ciudad en la que decidió asentarse junto a su compañera Penélope, natural de Toulouse (Francia) y con estudios en gestión informática y consultoría, en la última parada del viaje que emprendieron para conocer mundo.
En diciembre de 2011 crearon Envía Verde, una empresa de mensajería en bicicleta que presume de ofrecer un servicio rápido, económico y ecológico y que nació de la gran afición de la pareja al ciclismo y de su pasión y respeto por la naturaleza y el medio ambiente. “Ya que íbamos a emprender una actividad laboral por cuenta propia, queríamos hacerlo acorde con una filosofía de respeto al medio ambiente y a los derechos humanos, un trabajo del que nos sintiéramos a gusto con nosotros mismos y con el entorno”, explica Álvaro, miembro del grupo que intenta impulsar en Gran Canaria la Economía del Bien Común.
Los inicios fueron complicados. Penélope había estado siempre vinculada al mundo de la asesoría en empresas aeronáuticas y Álvaro trabajaba como empleado en una naviera. Partían de cero, no tenían contactos en la capital ni conocimientos en el sector. Sin embargo, con una inversión inicial que no llegaba a los 2.000 euros y a base de tocar puertas, lograron tejer una red de clientes y, en la actualidad, con una cartera de cerca de 40 usuarios habituales, la empresa ya ha empezado a obtener beneficios.
Envía Verde recoge y entrega documentos y pequeña paquetería a cualquier punto de la ciudad por un precio único, 2,35 euros por trayecto (cerca de 5 euros entre la ida, la vuelta y el IGIC). La tarifa no varía, independientemente de los kilómetros que deba pedalear Álvaro, ahora mismo único trabajador de la empresa después de que su compañera dejara la actividad tras quedarse embarazada.
Entre sus clientes, Envía Verde cuenta con laboratorios de prótesis, asesorías, despachos de abogados, notarías o imprentas. Además, envía menús ecológicos a oficinas y domicilios e, incluso, la cesta de la compra. La empresa de mensajería ha firmado un convenio con otra sociedad para ampliar sus servicios de entrega al resto de la isla, a otras islas y a la Península.
Como oferta complementaria, Álvaro también realiza por un precio de 59 euros los trámites administrativos que se deben realizar tras el nacimiento de un niño, esto es, el alta en la Seguridad Social del recién nacido, el acta de nacimiento materno, el registro civil, las bajas de maternidad y paternidad o el empadronamiento. “Queremos que los padres no tengan que dedicar ese tiempo al papeleo, evitarles colas en las administraciones y que dediquen ese tiempo tan valioso a su bebé”, indica.
Una charla de Ecologistas en Acción
El primer contacto de Álvaro y Penélope con la Economía del Bien Común se produjo tras un encuentro de Ecologistas en Acción al que asistieron: “Allí escuchamos por primera vez esta forma de entender las relaciones comerciales y nos dimos cuenta que nos ajustábamos mucho a lo que proponía. Profundizar en la Economía del Bien Común nos ha permitido rectificar algunas cosas y mejorar otras muchas. Estamos encantados con este modelo”.
Álvaro hace una media de 50 kilómetros al día encima de la bicicleta. Según los cálculos realizados a través de una herramienta de medición de emisiones, una moto contaminaría en esta distancia 30 kilogramos de dióxido de carbono y un coche, 40. El empresario sostiene que la huella ecológica de Envía Verde es cero, porque no contamina en gases ni en ruidos, y que el uso de la bicicleta les permite ofrecer precios más económicos a los clientes, por el ahorro que les supone no tener que pagar por el combustible, ni el impuesto de circulación y otros seguros aparte del obligado de responsabilidad civil.
El empresario onubense reconoce que Las Palmas de Gran Canaria es una ciudad hostil para el ciclista, por la alta densidad de vehículos y la elevada contaminación. “Lo positivo es que estás al aire libre, haciendo deporte, te estás desplazando con un medio que se mueve por tu fuerza motriz, que no necesita combustible. Hay que ilusionarse con la idea, pensar que estás haciendo algo bueno para ti y para los demás, aunque a veces se hace algo duro porque no todas las personas tienen la misma paciencia y respeto a los ciclistas”, lamenta.
Intercambios publicitarios
Por otra parte, Envía Verde intenta colaborar con el pequeño empresariado local para fomentar la cooperación, uno de los valores por los que se rige la Economía del Bien Común. La empresa ha llegado a acuerdos de intercambio publicitario, sin transacción monetaria, con otras compañías. En estos momentos, Envía Verde promociona una revista dedicada a la fotografía sobre la maternidad tras publicar un artículo en la misma.
“La Economía del Bien Común no es una utopía. La prueba está en que muchas empresa son rentables, sostenibles, crecen cada año y siguen dando puestos de trabajo haciendo este tipo de economía. Igual no consigues el volumen de beneficios que tienen otras empresas, pero tampoco es el objetivo. Aumentas los beneficios sociales, ambientales, humanos. Hay que progresar, pero tenemos que priorizar qué es lo que queremos desarrollar”, zanja.