El crecimiento económico global será del 3,4% en 2008, según las previsiones anunciadas este miércoles por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), cuyos expertos alertaron, sin embargo, sobre el “claro peligro” de que la economía mundial sufra un estancamiento que rebajaría a menos de la mitad ese crecimiento.
En ese escenario pesimista -basado en un agravamiento de la crisis inmobiliaria en Estados Unidos y en una acelerada caída del dólar- el crecimiento apenas alcanzaría el 1,6%, señalaron economistas de la Conferencia de la ONU para el Comercio y el Desarrollo (Unctad). Saber si los riesgos que enfrenta la economía mundial se materializarán “es una cuestión de meses, no de años”, opinó el director de la División de Globalización de la Unctad, Heiner Flassbeck, al presentar el informe de ese organismo sobre las perspectivas económicas mundiales para este año.
El experto indicó que el impacto de la crisis de los créditos hipotecarios de alto riesgo (subprime) en EEUU todavía no puede evaluarse de manera integral. Los expertos de la ONU estiman que una caída del 15% en los precios del sector inmobiliario afectaría la demanda y supondría un 2% menos de crecimiento para EEUU, lo que lo llevaría a un virtual estancamiento en 2008.
El peligro concreto es que la dimensión que ha adquirido esa crisis provoque una recesión de la mayor economía mundial, lo que afectaría el comercio mundial y sería un “duro golpe” para muchos países pobres, pues se pondría fin al “boom” de los precios de las materias primas que les ha beneficiado en los últimos años.
“Dramática caída del dólar”
Otra amenaza mencionada por Flassbeck es que se produzca “una dramática caída del dólar”, que para algunos analistas podría alcanzar un 20%.
Desde 2002, el dólar se ha depreciado el 35% frente a otras divisas de referencia, pero una cuarta parte de esa bajada ha ocurrido a penas entre enero y noviembre pasados. Así, una mayor caída de la moneda estadounidense llevaría irremediablemente a una disminución de la demanda de productos del resto del mundo, mientras que el riesgo se multiplica para los países en desarrollo que tienen la mayor parte de sus reservas internacionales en dólares.
Sobre las políticas necesarias en Europa para evitar el peor de los escenarios, Flassbeck sostuvo que se requieren “estímulos monetarios y fiscales” para evitar una ralentización y acelerar la demanda interna. Al comparar la situación de EEUU a un iceberg, “del que no sabemos aún si hemos visto su tamaño real o sólo una parte”, Flessbeck sostuvo que en Europa “hay otros pequeños iceberg”, entre los que mencionó las tensiones en los mercados inmobiliarios de España y el Reino Unido.
Dijo que en el caso de Europa, la principal incertidumbre es la actitud que tomará el Banco Central Europeo en vista de “las luchas internas respecto a la bajada o subida de los tipos de interés, lo que hace que, por momento, no haga nada, pero eso probablemente no será suficiente en los próximos meses”. Sobre el rol de los bancos centrales en esta crisis, el informe de la Unctad los critica ya que “aunque han adoptado varias medidas para atenuar la presión financiera”, no han actuado sobre las raíces del problema, que identifica con “los graves desequilibrios entre los países con grandes superávit financieros -China, Japón y los mayores productores petroleros- y aquellos con enormes déficit, principalmente EEUU.
Vulnerabilidad frente a crisis internacionales o desastres naturales
Por otro lado, un informe sobre riesgos globales presentado este miércoles en Londres por el Foro Económico Mundial de Davos advierte del peligro de una próxima recesión en EEUU, a la vez que aboga por aunar esfuerzos para reducir la vulnerabilidad de los países a eventuales crisis internacionales o desastres naturales.
El documento, titulado Riesgos Globales 2008 servirá de tema de discusión en la reunión que celebrará este mes en Davos (Suiza) el Foro Económico Mundial (WEF, sus siglas en inglés). En el estudio han colaborado Citigrup, Marsh & McLennan Companies, Swiss Re, The Wharton School Risk Center y Zurich Financial Services.
El riesgo que afronta el sistema financiero mundial es el más inmediato y el más grave desde el punto de vista de su costo económico, señala el documento, que no descarta la posibilidad de una recesión en Estados Unidos en los doce próximos meses. Hay división de opiniones entre los economistas sobre si el crecimiento de la demanda interna de las economías asiáticas puede hacer de motor a escala global, reemplazando así en ese papel no sólo a Estados Unidos, sino también a Europa.
Por lo que se refiere a los países europeos, el informe apunta que en Bretaña el destacado papel de su sector financiero le hace particularmente vulnerable a todo tipo de turbulencias mientras que los grandes déficit por cuenta corriente de algunas economías de la Europa central y del Este pueden ser cada vez más difíciles de sostener en el 2008. El crecimiento, basado en el sector exportador, de otras economías europeas puede resentirse igualmente, señala el informe, según el cual a un plazo más largo, el dólar puede verse sometido a presiones crecientes en su papel de reserva mundial.
El Foro hace hincapié, por otro lado, en el hecho de que mientras que la atomización del riesgo en los mercados financieros con la explosión de los productos derivados y estructurados ha permitido una mayor participación en la economía del riesgo y ha mejorado la diversificación financiera, puede haber tenido como consecuencia negativa una infravaloración sistémica del mismo. La paradoja que se ha producido es que mientras que se ha conseguido aumentar la eficiencia del sistema financiero en tiempos normales, ése se ha vuelto, por el contrario, más vulnerable en época de turbulencias a la vez que ha crecido el impacto de la inestabilidad financiera en la economía real.
De ahí que se recomiende poner más énfasis en un nuevo modelo de riesgo basado en el mercado allí donde las crisis financieras se manifiesten en los mercados más que en las instituciones, lo que no significa, afirman los autores del estudio, que haya que dejar de observar a estas últimas.
Seguridad almentaria y cambio climático
El futuro de la seguridad alimentaria dependerá, según el informe, de diversos factores que van desde la seguridad energética hasta el cambio climático y la escasez hídrica, y se presenta como uno de los mayores riesgos globales en este nuevo siglo.
El crecimiento demográfico, el cambio en los estilos de vida, el calentamiento del planeta y el uso creciente de las cosechas como biocombustibles hará que el mundo se enfrente a un período de precios elevados y mayor volatilidad en el sector alimentario, lo que tendrá graves consecuencias, sobre todo para las comunidades más vulnerables. En el 2007, los precios de muchos alimentos básicos alcanzaron niveles récord, y así el del maíz era a finales de año un 50% más alto que doce meses antes, mientras que el precio del trigo se había duplicado.
Las reservas alimentarias globales están además en su nivel más bajo desde hace un cuarto de siglo y, como consecuencia, el suministro mundial de alimentos es vulnerable a una crisis internacional o a un desastre natural. Las cadenas de suministro, que tanto han contribuido a la integración económica de los últimos veinte años, pueden tener, sin embargo, su talón de Aquiles, señala también el informe en referencia a la concentración geográfica del riesgo en zonas de producción económicamente eficientes.
Por ejemplo, en septiembre del 1999, los precios de semiconductores casi se doblaron en todo el mundo a raíz del terremoto que sacudió Taiwán.
Futuro energético
Por lo que se refiere al futuro de la energía, el informe apunta que las mayores reservas petroleras están situadas en regiones inestables desde el punto de vista geopolítico, el gas es difícil de transportar y muchos de sus exportadores lo consideran además moneda de canje político, mientras que la energía nuclear sigue siendo polémica y genera en muchos ansiedad. Cuando las predicciones son de un incremento del 37% en la demanda de petróleo para el año 2030 con relación a sus niveles actuales, apenas queda margen para un abaratamiento de la energía en los diez próximos años y la reducción de la oferta de combustibles fósiles hará que la economía mundial sea más vulnerable al impacto de los precios del crudo.
El estudio indica, por otro lado, que el desajuste entre los incentivos para llevar a cabo cambios fundamentales en la economía energética global, entre países desarrollados y en desarrollo y entre diferentes elementos de los sectores público y privado, hacen más difícil alcanzar soluciones globales. De ahí la necesidad de estudiar mejor cómo están interconectados los riesgos, cómo pueden forjarse alianzas para hacerles frente y cómo es necesario gestionar la globalización para incrementar la eficiencia, garantizar la equidad y gestionar un entorno global de riesgo mucho más complejo y difícil que los que han existido hasta ahora.