Hace más de tres meses que la erupción del volcán de La Palma se dio por finalizada. Durante los 85 días que estuvo activo, afectó a 370 hectáreas de cultivos en la zona oeste de la isla: más del 60% eran plataneras; 18% viñas y 7% aguacates. Los municipios de Los Llanos de Aridane y Tazacorte fueron los más afectados. La lava sepultó terrenos que suponían el principal modo de vida para muchos palmeros y palmeras, de forma directa o indirecta. Y las tierras que sobrevivieron al paso de la lava han quedado aisladas o muy afectadas por la ceniza, llevando a agricultores a tener que tomar la decisión de arrancar sus cultivos y volver a sembrar, lo que alarga el periodo de espera hasta obtener frutos.
Es el caso del agricultor Alexis Fuentes, quien había comprado 10 fanegadas en la costa de Tazacorte junto a su hermano con un préstamo al banco de 150.000 euros. Cuando vio que las coladas desembocarían en el mar, arrasando con los cultivos de plataneras cercanos al litoral, dio por hecho que perdería su finca, que apenas había dado producción. Pero hoy en día permanece intacta, aunque muy afectada y deteriorada. “Son seis meses sin regarla”, dice Fuentes, quien ya ha podido ir en dos ocasiones a la zona. “Uno se deprime al verlas, están todas secas”, añade.
Aún no puede regarlas, porque no hay infraestructuras necesarias, ni tampoco hay electricidad. Fuentes tendrá que arrancar las plantaciones para volver a sembrar, lo que implica no tener producción hasta, mínimo, 2023. Sin capacidad de generar ingresos, Fuentes se dedica a otra finca de su padre en el barrio de Argual, dentro del municipio de Tazacorte, pero en el interior. Esta ha quedado muy afectada por la ceniza. “Hemos tenido que tumbar muchas matas por la arena volcánica, porque las piñas no valían para el mercado”, señala Fuentes. Así, prevé que tendrá que esperar a la próxima cosecha para obtener fruta en condiciones.
Fuentes dice que ha recibido una parte de las ayudas comprometidas con el sector primario palmero y el banco le ha prorrogado seis meses el pago del préstamo de su finca cercana a la costa de Tazacorte. La Consejería de Agricultura del Gobierno canario anunció que en diciembre del año pasado pagó un anticipo de 13,5 millones para paliar las pérdidas de producción en las explotaciones de plátano sepultadas por la lava y para las fincas afectadas por la ceniza, los gases o la falta de riego. Hasta la fecha, las distintas administraciones involucradas en la emergencia de La Palma han movilizado 367 millones de euros.
El pasado 23 de marzo, la consejera de Agricultura, Alicia Vanoostende, aseguró que ya se veía un inicio de la recuperación del sector en la Isla, con brotes verdes en cultivos de plataneras afectadas por el volcán. En la nota, se reflejaban testimonios de distintos profesionales del campo, que esperan contar con producción para este año gracias al agua de un buque cisterna y las desaladoras. “Los hijos de las matas perdidas empiezan a florecer”, apuntaba Carlos Rodríguez, propietario de unos terrenos de plátanos en El Remo.
Sin embargo, Juan Vicente Rodríguez, presidente de la cooperativa de plátanos Covalle, dice que los brotes verdes se han dado en “muy pocas” fincas, “aquellas en las que pudieron regar como dios manda y salvarlas, pero otros no hemos podido”. A su juicio, las desaladoras han ayudado “para salvar unas pocas fincas, pero no a la mayoría”. Aunque considera que “la intención del Gobierno no fue mala”, estima que se deben llevar a cabo otras alternativas para que los agricultores puedan tener agua, como por ejemplo, construir una tubería que llegue a la zona sur de la Isla por la carretera de Fuencaliente.
Rodríguez tenía 15 fanegadas de plátano: cinco han quedado sepultadas por la lava; otras cinco están en Las Hoyas, a donde no puede acceder aún por los gases tóxicos. Y cinco en Charco Verde que debe “sembrar de nuevo”, al no poder contar con agua garantizada para mantener la plantación y poder sacar algo de cosecha este año, que comienza en dicha zona en septiembre. Además, tampoco augura una buena campaña para el año que viene. “Lo que va a parir la planta es muy malo por la ceniza, (las plantaciones) tienen una afección muy grande”.
Por ello, está decidido a preparar las tierras de nuevo para cultivar “cuando haya agua suficiente”, un trabajo que considera “inmenso” y que no será fácil, porque aún hay mucho que limpiar para que la tierra sea productiva en determinadas zonas. Rodríguez cuenta que ya ha recibido una parte de las ayudas y, en este sentido, considera que no se puede quejar; pero sí demanda saber cuando llegará el resto. “El sector platanero tiene un paraguas por estar bien organizado; vamos a recibir seguro las ayudas correspondientes, pero nos falta saber cuando nos van a pagar”, señala.
Airam Gutiérrez está en una situación similar. Tiene fincas en Las Hoyas a las que aún no puede acceder y otras en Charco Verde que ya decidió arrancar porque “estaban en unas condiciones demasiado críticas”. Gutiérrez fue uno de los agricultores que se embarcó en las lanchas del ejército que conectaron Tazacorte con Puerto Naos por mar para evitar el trayecto por carretera, que supone un recorrido de más de hora y media al quedar ambas zonas cortadas por el oeste debido las coladas. Esta acción ya se retiró y Gutiérrez ha vuelto a hacer el recorrido por tierra. “Nos han ayudado un poco con el gasoil y vamos escapando”, relata.
En la zona a la que puede acceder en Charco Verde dice que “no hay mucha agua”, pero como ya ha decidido volver a labrar la tierra, la que puede obtener la deposita en un tanque hasta que llegue el verano, cuando espera sembrar. “Se siembra en julio o agosto, (las plantas) paren al año siguiente, también en verano; después tardas entre tres o cuatro meses en recolectar y otro tanto para que te paguen por las ventas”, así que prevé algo más de dos años para empezar a cobrar por su trabajo. “De momento, he recibido una ayuda, un poco”, añade.
La Asociación de Organizaciones de Productores de Plátanos de Canarias (Asprocan) reclamó al Ministerio de Justicia el pasado 22 de marzo una serie de medidas urgentes para el sector, como la definición de un marco de ordenamiento para recuperar 200 hectáreas de cultivo en la zona de costa sepultada por la lava o garantizar una vía segura para llevar a cabo obras y recuperación de los terrenos para reconstruir. También ha presentado una propuesta de 23 medidas de carácter fiscal, que abarcan desde el IGIC al IRPF.
La patronal ha recordado que el plátano es uno de los motores económicos y sociales de La Palma, al generar más de 10.000 empleos en una isla con cerca de 85.000 habitantes y refleja que hay 500 familias afectadas por el volcán que dependen de este cultivo. Por su parte, la cooperativa Europlátano ha presentado su plan de recuperación en la Isla, donde ya ha plantado 5.000 nuevos cultivos y espera sembrar 1.000 a la semana en un proceso planificado y escalonado, para que la producción no se concentre en las mismas fechas.
La ceniza en la viña
La viña es, detrás del plátano, el segundo cultivo más importantes en La Palma. Tradicionalmente, las familias en entornos rurales han plantado vides y han tenido su propia bodega. Con el Consejo Regulador de la Denominación de Origen de La Palma, en los años 90, su producción se profesionaliza y se ordena. La bodega Tamanca tiene la mayor parte de su producción entre Las Manchas y Jedey, donde también se ubica su restaurante. Allí, el 65% de su producción estaba cubierta de ceniza en los últimos días de la erupción. Hoy, “aún se sigue trabajando en labores de limpieza” y queda “mucho por hacer”, remarca Federico Simón Rodríguez, enólogo de la bodega.
Ahora, la viña está empezando a brotar y “en un par de meses empezará el cuajado de racimos, que es un momento más delicado”; por ello, teme que el viento mueva la ceniza y afecte a la planta. “Esa es la gran duda, pero a ver si tenemos suerte y llueve un poco más, porque hace que la ceniza no vuelve tanto, y, sobre todo, no haya viento”, espera Rodríguez. A pesar de que en la zona donde se ubican estas plantaciones ha habido una gran afección de ceniza, la viña, al no necesitar mucha agua, pudo sobrevivir. El principal trabajo se ha focalizado en retirar las capas del material volcánico.
“Donde hay espesores enormes, de 80 centímetro o incluso un metro, es muy difícil de recuperar, sobre todo las viñas muy cercanas al cono. Pero donde estamos nosotros, yo creo que si el viento nos respeta, puede salir adelante y las podremos salvar”, explica Rodríguez. Lo que desconoce el enólogo es qué tipo de uva saldrá, “esto nos coge de nuevos a todos; si tuviésemos alguna experiencia previa… pero vamos probando, porque no tenemos mucho conocimiento de causa para saber cómo será el producto. Pero por ilusión y trabajo que no quede”.
Tampoco han podido abrir el restaurante, fuente principal de ingresos de la bodega. “Hasta que no tengamos una vía con el norte, es inviable, estamos cortados por la lava”, recuerda Rodríguez. El Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana ya emitió una resolución por la que, desde el 22 de marzo, ha autorizado las obras de emergencia de la carretera de la costa para conectar el norte y el sur por el oeste de la Isla.
Con un presupuesto inicial de 38 millones de euros, se prevé que las obras comiencen el 18 de abril y, según el presidente del Gobierno de Canarias, Ángel Víctor Torres, tienen un plazo de ejecución de unos cinco meses, aunque “hay que ser realistas pues se debe comprobar cómo está la temperatura en las zonas de coladas y enfrentarnos a las posibles dificultades”, matizó.
Rodríguez dice que también ha recibido ayudas, sobre todo en el ámbito empresarial. “Con la Cámara de Comercio, sobre todo para el restaurante. Luego los ERTES, que vamos tirando gracias a eso, porque sin producir es imposible. Pero bueno, vamos tirando, no nos quejamos”, concluye.