El 25 Concurso Exposición de Ganado de Gran Canaria arrancó este miércoles con el sector primario, el aprecio por los productos de la tierra y la soberanía alimentaria de moda en la sociedad, que cada día exige productos de cercanía, frescos y con elaboraciones naturales para consumir en sus hogares.
El presidente del Cabildo insular, Antonio Morales, explica en un comunicado que se trata de una apuesta tanto de la institución, como de la población por la salud, no solo física, sino de la economía y del medioambiente.
La Feria, que incrementa su cuantía de premios y congregará a 900 animales que competirán por un merecido galardón, contribuye a generar conciencia y a impartir una formación que permite valorar el producto hecho cerca del lugar de consumo como el más beneficioso.
El Cabildo afirma que apuesta decididamente por la soberanía alimentaria y en las últimas semanas la ha materializado con el impulso de cinco grandes eventos: la Feria Gran Canaria Me Gusta, el Descorche de Vinos, la Feria de la Ecología, la participación en Gastrocanarias y este Concurso Exposición que prevé reunir este fin de semana a miles de personas.
800 alumnos
La primera jornada, La Granja recibió a cerca de 800 alumnos de todas las edades procedentes de casi una treintena de centros integrados en la red de huertos escolares ecológicos promovida por el Cabildo, que presta ayuda formativa e instrumental a los que poseen plantación en sus instalaciones, a los que este jueves se sumarán otros tantos.
Vacas, cabras, ovejas, caballos, burros, cochinos, camellos y aves de corral, entre otros animales, mostraron a los más pequeños de dónde sale la leche, los huevos, la carne o la lana y ayudaron a los pequeños a tomar conciencia de la importancia de la labor agropecuaria.
También aprendieron a hacer pan y repostería, y cataron miel hecha por un panel de abejas que pudieron visualizar a través de un cristal.
Los monitores, señala el Cabildo, se sorprendieron de la aceptación que tuvo el aceite con tomate y sal, una mezcla con la que se deleitaron, así como con el kéfir -producto lácteo con gran presencia de probióticos que es “bueno para todo”, segura Heriberto Gil, hijo de ganadero-, yogur natural y quesos de flor, con la posibilidad de observar el cardo que le confiere su rico sabor.
Los alumnos en prácticas de la Escuela de Capacitación Agraria, que dirigieron varios de los puestos, también enseñaron a elaborar gofio desde descamisar y desgranar la piña, al tueste del millo y el molido hasta dejarlo muy fino y hacer una pella.
No faltó el puesto en el que comprobar cómo hacer granizada de limón o uno de los grandes descubrimientos de los pequeños, la secadora de fruta que se les presentó a modo de papas fritas. Mientras, otro grupo de visitantes se iniciaba en el arte de la plantación ecológica con esquejes de albahaca y lechugas, actividad en la que los pequeños disfrutaban escarbando en la tierra en busca de lombrices y que luego veían en el taller de lombricultura y de compost.
Entre un lugar y otro, caballos y vacas hicieron demostraciones de trilla y arrastre junto a camellos, cerdos y ovejas, todo un acontecimiento para los más urbanitas, que veían cómo de la lana salían hilos con los que fabricar prendas de ropa de múltiples colores tras un elaborado procedimiento de hilado, escarmenado, cardado, teñido o afieltrado.
Como novedad, esta edición de la Feria Infantil ofreció a los más pequeños una exposición de aves de corral exóticas como pavos reales y gallinas de Guinea, un espectáculo de color y formas que muchos ni siquiera imaginaban.
Hortalizas exóticas y animales con frutas
El espacio de las hortalizas exóticas abrió todo un mundo de sabor y color a los visitantes, con acelgas moradas y amarillas, lechuga kale roja, calabaza butthut, borraja y flores comestibles como la caléndula.
En otro puesto los visitantes aprendieron a reproducir mascotas con frutas y descubrieron cómo dos uvas negras podían convertirse en los ojos de un ratón o de un ciempiés de tomates, junto a unas palmeras de puerro, una cesta de cáscara de sandía y unas piedras de brócoli.
El recorrido de los talleres vegetales finalizó con un guiño a la pesca, un espacio decorado con un gran mural sobre las artes tradicionales y la entrega a los más interesados de manual de buenas prácticas para respetar las especies protegidas y las medidas mínimas.