Gran Canaria “declara la guerra” al cambio climático y se convierte en un laboratorio para la transición ecológica
Al igual que en una guerra los territorios emplean todos los recursos para ganarla, Gran Canaria ha decidido desarrollar nuevos proyectos para vencer en la batalla contra el cambio climático. “Es un conflicto contra nosotros mismos, porque es un problema creado por los seres humanos”, apunta el coordinador de Desarrollo Económico del Cabildo insular, Raúl García Brink. La Isla prevé convertirse en 2021 en un laboratorio para la transición ecológica y contar con instalaciones que generen al menos seis megavatios a partir de energías renovables. Instalar plantas fotovoltaicas en los edificios públicos, convertir a los isleños en “prosumidores” (consumidores que participan en la producción del bien o servicio) y reverdecer el modelo turístico son algunos de los desafíos que presenta el futuro más inmediato. También lo es sacar adelante el controvertido proyecto de la pila hidráulica de Chira Soria, que ha encontrado la oposición de plataformas ciudadanas y colectivos ecologistas que consideran que se trata del “mayor atentado paisajístico y medioambiental” de Gran Canaria. Por su parte, García Brink defiende que “no se puede entender la mitigación del cambio climático en la Isla sin una instalación de esta magnitud”.
A pesar de la crisis económica y social ocasionada por la pandemia provocada por la COVID-19, en la población grancanaria se ha despertado el interés por incorporar la sostenibilidad en su rutina, asegura García Brink. Esta participación hizo que el Cabildo tuviera que ampliar con 50.000 euros más los 200.000 iniciales invertidos para instalar paneles solares en viviendas y comunidades de vecinos. “La emergencia sanitaria que estamos atravesando nos ha impuesto una responsabilidad moral para que nadie se quede atrás, pero también para hacernos más conscientes de que tenemos que cuidar el planeta y realizar esa transición energética lo antes posible”, opina el coordinador.
La recesión ha puesto al medio ambiente en el centro de los planes de reconstrucción de las administraciones públicas internacionales. Esta responsabilidad debe, según el coordinador, extrapolarse al sector turístico para que los complejos hoteleros transiten hacia un modelo más verde y sostenible, con independencia de que el sector “decrezca en el futuro”. Aunque hay hoteles y apartamentos que utilizan energías renovables, García Brink echa en falta una mejor gestión de los residuos mediante técnicas como el compostaje. “Hay que cerrar el ciclo, e intentar instalar la economía circular en esta actividad. Toda Canarias depende de ella”.
Los edificios públicos cuentan con la responsabilidad de servir de referencia. Con este fin, el Cabildo ha sacado a licitación la instalación de una planta fotovoltaica en la cubierta de la Casa Palacio de la corporación y otra en el Edificio de Cristal. Uno de los proyectos más ambiciosos es la generación de 1,2 megavatios de energía solar en la Institución Ferial de Canarias (Infecar). “Será el mayor productor de energías renovables de Las Palmas de Gran Canaria”, asegura García Brink. Por el momento, se están realizando estudios sobre la carga energética de las cubiertas. A estas cifras el año que viene se sumarán los 1,7 megavatios producidos en el Ecoparque de Juan Grande y en otra instalación ubicada en Ingenio. Para ajustarse a los objetivos de emisiones planteados por la Unión Europea, el departamento que coordina el experto prevé fomentar el uso de vehículos eléctricos y convertir el Jardín Canario, ubicado en la capital grancanaria, en un jardín botánico neutral desde el punto de vista de las emisiones.
Adaptarse a la emergencia
La Audiencia de Cuentas suspendió al Cabildo de Gran Canaria en un informe de 2019 en adaptación a la emergencia climática. “Hay que tener capacidad de respuesta”, subraya García Brink, que destaca que ya ha finalizado la contratación de una consultora para diseñar una estrategia de adaptación. La ganadora del concurso ha sido Considera, apoyada por el profesor e investigador de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria Javier Aristegui. El docente es además uno de los dos españoles que participó en el informe del Grupo Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC) de la ONU sobre el impacto del calentamiento global en los ecosistemas oceánicos. “Gran Canaria es una isla compleja. En Europa, las islas consideradas sostenibles no tienen más de 15.000 habitantes. Aquí el reto es mayúsculo, porque además somos un sistema energéticamente aislado, con una población de 800.000 habitantes y muchísimos turistas que pasan por aquí y que hacen uso de nuestro entorno”, subraya. La cohesión entre los municipios en esta lucha ha permitido la firma del pacto de los alcaldes, mediante el cual, enmarcados en una iniciativa de la Comisión Europea, tratan de ahorrar el consumo energético y reducir en un 40% las emisiones tóxicas antes de 2030.
Creatividad, innovación y voluntad política son los factores que, según el experto, permitirán que se cumplan los objetivos planteados para 2030 y 2050. Fue precisamente la falta de voluntad política del Gobierno liderado por Fernando Clavijo la que frustró en 2019 la instalación en Gran Canaria del Centro de Excelencia de Canarias para la Acción Climática auspiciado por la ONU. El coordinador técnico del área de Desarrollo y Conocimiento asegura que la corporación insular sigue trabajando con el Ministerio para la Transición Ecológica y con la organización internacional para que el proyecto se ejecute: “La pandemia ha supuesto una ralentización de esas negociaciones, pero el proceso está bastante avanzado”.
Informes publicados por universidades internacionales han augurado un incremento de la temperatura media global en unos 3,4 grados en los próximos años. “Será catastrófico”, valora García Brink. “Nos estamos jugando el futuro de las generaciones venideras. Las políticas climáticas van a ser, junto con las de igualdad y la transformación digital, la columna vertebral de las políticas públicas del siglo XXI”. El planeta en general y Canarias en particular ya están experimentando algunas de las secuelas provocadas por este calentamiento de la Tierra. Es el caso de los desplazamientos forzados dentro de los propios territorios y hacia el exterior. Gran Canaria, además, se ha convertido en 2020 en uno de los principales puntos receptores de migrantes de Europa. “El problema de los refugiados climáticos se va a exacerbar a medida que se agraven las transformaciones medioambientales que está viviendo el Sahel”, adelanta García Brink. Para mitigar este impacto, Canarias debe contribuir a la adaptación al cambio climático de estos países a través de la transmisión de conocimientos y buenas prácticas, de modo que los Estados africanos tengan la información necesaria que les permita acceder a los fondos ofertados para combatir esta emergencia.
Sacar adelante Chira Soria
Sacar adelante la instalación de una pila o batería de almacenamiento de energía que se generará a través de la misma central mediante el aprovechamiento del agua y del viento, el proyecto conocido como Chira-Soria, es una prioridad para el Cabildo. El plan está en este momento en información pública para que se presenten alegaciones. Pese a las críticas que ha recibido la mayor obra de ingeniería civil que se prevé implantar en España por su posible afección al entorno natural, Raúl García Brink defiende que se trata de una edificación indispensable para que la Isla se adapte a la emergencia climática y se aproxime a los objetivos de neutralidad climática. “Va a permitir un nivel de penetración de renovables del 60% sin poner en riesgo la seguridad del sistema. Sin apagones como se han producido en otras Islas”, garantiza.
El responsable del Cabildo insular sostiene que Chira-Soria es un arma fundamental para la mitigación de los efectos del cambio climático. “La situación se va a agravar, y se van a producir importantes sequías por el aumento de las temperaturas. Seguiremos teniendo incendios y la central permitirá tener una masa de agua para combatirlos”, destaca.
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