Sofía Castañón (Podemos): “El franquismo borró la memoria de nuestras pioneras feministas”

Sofía Castañón es diputada de Podemos por Asturias. Secretaria de Igualdad, Feminismos y LGTBI en la Ejecutiva Estatal, aboga por que la sociedad tenga referentes mujeres. Para ello, ve necesario tener conocimiento de la historia del feminismo y que se estudie en las escuelas ya que “el Franquismo borró la memoria de nuestras pioneras feministas”. Cree que es un movimiento que va camino de convertirse en hegemónico, algo que da mucho miedo al neoliberalismo machista.

Considera que antes de analizar la brecha en las nominaciones a los Goya es necesario ver de dónde viene. Recuerda que cuando una mujer llega a los treinta y pocos desaparece en gran medida del mundo laboral porque no existen políticas de igualdad que ayuden a las mujeres, que suelen soportar la carga en el reparto de cuidados en las familias. En otros ámbitos de la cultura, la mujer ha sido y es la gran ausente.

La diputada cree que hay que cuestionar a la RAE: “Si eres varón, blanco y occidental de clase acomodada, como Pérez Reverte, no te planteas que quienes están en los márgenes de ese canon tienen derecho a ser representados en justicia”. En este sentido, aboga por reivindicar cada día el trabajo que hizo María Moliner.

P. Este año nos deja imágenes como la gran manifestación en contra de la violación de los sanfermines en la que miles de personas se echaron a la calle al grito de “Yo sí te creo”. ¿Cree que la sociedad está despertando? ¿Se palpa más conciencia feminista?miles de personas se echaron a la calle al grito de “Yo sí te creo”.

R. En los últimos años lo que hay es una mayor diversidad de sujetos feministas de la que ha habido nunca. Me parece que ahora mismo el feminismo lleva todo el camino de convertirse en algo que sea hegemónico y creo que eso a los neomachismos, al neorilebarismo machista le da mucho miedo y por eso hay una reacción también tan fuerte por el otro lado.

¿Cómo contribuye el lenguaje a sostener la cultura patriarcal?

El lenguaje es una herramienta de poder y en esa fijación lo que hace la RAE, pero también los medios de comunicación y desde muchos espacios, no es casual sino que hay una intencionalidad. El lenguaje en sí es contaminación y, en ese sentido, tenemos que ser conscientes de que el lenguaje no solo refleja pensamiento sino que también lo construye.

Hablamos de lenguaje inclusivo… pero ¿qué le parece que la RAE mantenga una diferencia abismal entre hombres y mujeres que ocupan sus sillones?

La RAE es un espacio de poder y, como tal, es masculino y patriarcal, como todos los espacios de poder que tenemos ahora mismo, en el que de vez en cuando podemos encontrar mujeres. A la RAE se le debería exigir que cumpla la Ley de Igualdad, la 3/2007 porque me parece que tiene vías de financiación pública más que suficientes para que haya cumplimiento de esa ley, que tiene que cumplirse en todos los espacios, pero que se incumple repetidamente porque no implica ninguna sanción. Que la Academia esté compuesta por varones de edad avanzada y de situación más que acomodada influye mucho en cómo se fija nuestro lenguaje y cómo se debe hablar. Aunque hagan de vez en cuando esfuerzos por adaptar el lenguaje que se utiliza en la calle, lo hacen de una manera sesgada. Es necesario que en los espacios de poder haya una mayor diversidad de representación para que ese sesgo sea también diverso.

Se han hecho diversas críticas a la RAE, por ejemplo, la asociación de Mujeres Juezas denuncia que al buscar el término jueza se siga incluyendo “la mujer del juez” entre sus acepciones. ¿Qué otras críticas haría a la Academia?la asociación de Mujeres Juezas denuncia que al buscar el término jueza se siga incluyendo “la mujer del juez” entre sus acepciones

Otra crítica muy potente fue cuando se sacó la campaña con el término gitano. La palabra llevaba una acepción que era trapacero y los niños y niñas cuando leían qué significaba trapacero/a se sentían mal e insultados e insultadas por parte de la institución que fija el lenguaje. Al final si eres varón, blanco y occidental de clase acomodada, como puede ser Pérez Reverte, no te planteas que quienes están en los márgenes de ese canon establecido tienen todo el derecho a ser representados en justicia y a sentirse nombradas cuando se dan definiciones sobre términos que en teoría les tienen que nombrar. Tenemos que cuestionar a la RAE y recordar que no es el único espacio para fijar nuestra lengua y reivindicar todos los días el trabajo que hizo María Moliner.

Tiene un documental sobre ello, pero ¿por qué poeta y no poetisa?

Sobre todo, lo importante es preguntarse por qué poeta y por qué poetisa. Es decir, al final si uno de una manera consciente decide utilizar el término poetisa que sepa también, si quiere subvertir el término, de esa carga peyorativa que arrastra desde el momento que aparece en el diccionario en el siglo XVIII o, si se quiere seguir poniéndolo en práctica, que seamos conscientes del uso misógino que se le quiere dar. Creo que no tenemos que ir en el lenguaje con el cuchillo entre los dientes sino con la pregunta continua y preguntarnos por qué decimos las cosas. Como dato, poetisa era lo que Juan Ramón Jiménez decía de aquellos poetas que consideraba malos y poeta o escritor como cerebros viriles era lo que decía Rubén Darío de Rosalía de Castro y de Emilia Pardo Bazán. Al final, poetisa suena un poco a, con perdón, a concurso de pueblo donde vas a hacer unos ripios de las flores o de la virgen.

¿Qué se puede hacer desde los medios de comunicación para avanzar hacia un lenguaje más inclusivo?

Tomar conciencia del poder que tenemos cuando ocupamos un espacio de privilegio como es el de una televisión, un periódico, la radio… Ser conscientes, pues en el cómo estamos influyendo también sobre el qué, y estamos reproduciendo clichés o peleando contra ellos y, desde esa toma de conciencia, debemos actuar para que tengamos un lenguaje que nos nombre más. Hablar sin excluir no es tan difícil y es una cuestión de voluntad que tiene que ver primero con que te inviten a pensar en estas cosas porque, si no, lo fácil es reproducir dinámicas.

Resulta paradójico que, siendo la comunicación un arma tan importante para caminar hacia la igualdad, las facultades de periodismo estén llenas de mujeres pero las redacciones o los puestos de dirección estén ocupados por hombres… Además, las mujeres no abundan en las columnas de opinión y no suelen ser fuente experta consultada…no abundan en las columnas de opinión y no suelen ser fuente experta consultada…

No creo que haya un plan maquiavélico ni un complot orquestado, sino que vivimos en una sociedad patriarcal en la que las dinámicas que se establecen son estas. Hay un número más alto de mujeres egresadas en la universidad y con notas más altas, pero cuando nos vamos a los ámbitos laborales nos encontramos que a los treinta y pocos años (que es la edad en la que empezamos a tener hijos si es que así lo que queremos) desaparecemos del mundo laboral en enorme medida. Esto es porque ni tenemos la universalidad en las escuelas de cero a tres años, ni tenemos permisos de maternidad y paternidad igualitarios e intranferibles, ni tampoco ayudas verdaderas o un funcionamiento verdadero de la Ley de dependencia. Con lo cual, en el momento en el que las cosas se ponen complicadas y se acrecienta, volvemos al reparto a través de roles de género en los cuidados y desaparecemos del mundo laboral, muchas veces sin posibilidad de volver a él. Creo que en esto nos da un buen ejemplo cuando el año pasado Bertín Osborne en la televisión pública, en aquel programa campechano que hacía, entrevistaba a Iker Casillas y a su mujer, periodista reconocida, cuando acababan de tener a su segunda criatura y le preguntaba a ella:“¿Y tú crees que volverás a trabajar?”, pero no se le ocurría preguntarle a Iker Casillas: ¿vas a dejar el fútbol ahora que tienes dos hijos?

Hace unos meses, el Gobierno de Canarias se vio obligado a rectificar en una exposición que abordaba un siglo de pintura y poesía en la que prácticamente obviaba a las mujeres. ¿Es algo habitual en el mundo de la cultura?el Gobierno de Canarias se vio obligado a rectificar

En la historia del arte, entendida también desde la literatura y el arte dramático y desde todo tipo de expresión artística hay una brecha enorme que no se ha sabido solucionar porque se ha fijado el canon de todo esto desde la ausencia de las mujeres y también desde la ausencia de cualquier agente cultural y artista que no estuviera dentro de ese canon predominante. Si cogemos una antología contemporánea vemos que, de veinte nombres, hay solo uno o dos de mujeres. Cuando vemos la historia de los premios nacionales de literatura, la ausencia de mujeres es total y ahí podríamos pensar: ¿qué ocurre, las mujeres somos estúpidas?, pero como creo que la estupidez es patrimonio común a la humanidad y que somos estúpidos y estúpidas en igual medida, lo que veo es una clara mirada diferenciadora de género que comete el mayor de los agravios que es borrarnos la memoria de muchísimas creadoras y empobrecernos como sociedad, empobrecer nuestro imaginario cultural. Me parece que en el momento en el que te ponen un velo sobre una parte de lo que se está pensando, creando y diciendo, nos están empobreciendo a la sociedad en su conjunto. No es sólo un problema para las mujeres que queremos crear el no tener una genealogía o tener que buscarla con muchísima conciencia, se trata de un problema para todas las personas, hombres y mujeres, que quieran crear o tener una vida más rica con posibilidad de pensar más y mejor. 

También se aprecia en los libros de texto, ya que apenas se estudian mujeres en los libros de Historia, Literatura, Ciencia… y los jóvenes se encuentran con que no tienen referentes porque no se los han hecho estudiar…

Claro, en el momento en el que piensas en las mujeres de la generación del 97, las de la generación del 98 o los 50, desde el momento en el que eso no entra en examen no importa. Nada que no entre en un examen durante la Educación Primaria o Secundaria tiene relevancia. Por tanto, si tenemos una ausencia, dice un estudio de Ana Lopez Navajas que de cada cien nombres propios que se estudian en la enseñanza obligatoria 93 son de hombres y tres de mujeres. Si nos acercamos a la edad contemporánea, lejos de corregirse esta brecha se acrecienta todavía más inexplicablemente. Tenemos un problema en nuestro currículo académico con ausencia de nuestras creadoras, de nuestras científicas, de nuestras políticas. Se ha borrado la memoria de nuestras pioneras feministas, el franquismo durante 40 años de dictadura nos borró todo eso. Desde luego hubo un momento en el siglo XX en este país en el que las mujeres tenían una presencia que tiempo después hemos tenido que recuperar.

¿Desde Podemos, entonces abogan por renovar los currículos educativos y que haya más presencia de mujeres en libros de texto?

Sí, nosotras en el Pacto de Estado en materia de violencia de género defendíamos que tenía que haber medidas de igualdad y que no tenemos que ir al momento en el que se manifiesta la violencia sino a todo el caldo de cultivo que hace que toda esa violencia salga, es decir, a la desigualdad. Una de las cosas que planteábamos es que es necesario que tengamos referentes mujeres y que tengamos también un conocimiento de la historia del feminismo. No puede ser que cuando estudiamos el siglo XIX, estudiemos el movimiento obrero, el socialismo, el marxismo y no la historia del feminismo aparte del currículo académico. El problema es que se está obviando una teoría del pensamiento político cuando no se obvian otras y sí te enseñan, por ejemplo, qué es el capitalismo, qué es el ecologismo incluso y se está obviando no porque estas cosas pasen sin más sino de una forma, primero deliberada, y luego inconsciente por la mayor parte de la población.

Comentaba esta semana en un acto de Podemos en Gran Canaria que durante un puesto como investigadora percibió un trato diferente hacia las mujeres, ¿en qué lo detecó?

En mi caso era una beca de creación. Son las becas que tiene la Residencia de Estudiantes a través del Ayuntamiento de Madrid. La mía fue en 2009-2010 y a mí como asturiana criada en una sociedad matriarcal (que manifiesta los machismos de una manera un poco distinta) me sirvió para darme cuenta de que en un espacio de alta cultura y privilegio el machismo también se manifestaba. Se me invisibilizaban nombres de referencia que habían pasado por ahí y se nos aplicaba una mirada diferenciadora en las becarias respecto a los becarios, no porque fuera especialmente machista el sitio sino porque no lo era menos que el resto de la sociedad.

Recientemente se han conocido las nominaciones a los premios Goya. La Asociación de Mujeres Cineastas denuncia que sólo un 26,8 % de ellas son nominadas. ¿Cómo valora que haya esta brecha entre hombres y mujeres?Asociación de Mujeres Cineastas denuncia que sólo un 26,8 % de ellas son nominadas

Hay que ver también dónde se origina la brecha. Si las mujeres no encuentran el apoyo de sitios como TVE, que es la televisión pública, que debería estar apoyando proyectos cinematográficos pero resulta que de diez proyectos todos los firman hombres, si las ayudas están pensadas para apoyar no a las creadoras y creadores sino a las grandes distribuidoras que están utilizando unos parámetros que son comerciales y que reproducen unos determinados clichés y si además encontramos que las actrices en España y, también en otros países, a partir de los 34 años apenas tienen personajes ya hasta que llegas a la edad de representar a abuelitas y, en cualquier caso, van a hacer de la abuela que se queda en casa. Si no tienen, por tanto, personajes que tomen la acción y los sujetos activos en la película, pues es lógico pensar que luego cuando se miran las películas que se premian también haya esa brecha. Hay que ir a la raíz de esto y entender que los Goya son síntoma de un problema mucho mayor, que se origina en un momento en el que tienes un proyecto y eres vista de otra manera por ser mujer y eres vista de otra manera por la historia que quieres contar.

Relacionado con el cine, también ha saltado recientemente el escándalo de acoso sexual en Hollywood... ¿Cómo valora que cada vez más mujeres se atrevan a contar su historia?

El mee too y el yo también han supuesto que se rompa el tabú y perdamos el pudor y la culpa de hablar de las agresiones sexuales. No son solo las actrices cinematográficas, tenemos también las de teatro que han denunciado la situación de acoso sexual por razón de género al que se ven expuestas. Lo que tenemos es que acometer esto con una seriedad que no se ha puesto. Leyes como la 1/2004 en materia de violencia de género han sido fundamentales y nos pusieron en la vanguardia en su momento, pero han pasado trece años y no sólo tenemos que revisar leyes como esa o la de Igualdad, que ya cumple una década, sino también valorar qué nuevos marcos legales necesitamos y tenemos que hablar de una ley integral de violencia sexual porque necesitamos entender que esto necesita un tratamiento que tiene que ir a todos los ámbitos: al sanitario, al económico, al educativo, cultural... porque nos estamos enfrentando por el mero hecho de ser mujer a ser susceptibles de sufrir violencia de muchísimos tipos en cualquier momento de nuestra vida. Creo también que volver a tener un Ministerio de Igualdad es fundamental. No se trata de tener un espacio que sea un nombre y que esté vacío ya que, por ejemplo, un ministerio de Defensa sin recursos no lo imaginamos. Que no sea, por tanto, un ministerio de segunda.