Iván: “La muerte de Laura está aún por determinar”

La última de las sesiones del juicio del talio concluyó, tras diez horas, como era de esperar. Sin sorpresas.

Durante los veinte minutos que duró su alegato final, Iván R.A. el enfermero acusado de asesinar a su mujer tras suministrarle un “cóctel explosivo” de medicamentos, negó “rotundamente”, lo expuesto por las acusaciones alegando que habían “faltado a la verdad desde el primer día”.

El acusado dijo sentir “vergüenza ajena” por lo escuchado a lo largo de las más de veinte sesiones que ha durado el juicio,“se ha atentado contra su honor y su imagen”, afirmó. Por lo que anunció que presentará una querella contra la acusación particular, por vulnerar el derecho al honor de su esposa. Anuncio que el abogado de los padres de Laura A.G., Acenk Galván, escuchó negando con la cabeza.

El enfermero aseguró que su esposa “no murió engañada” y que su fallecimiento “está aún por determinar”.

“Mi infierno empezó el 15 de mayo cuando Laura enfermó” afirmó visiblemente alterado tras escuchar los alegatos de las acusaciones.

Calificó la investigación de “injusta” e “inquisitorial”, contradiciendo lo expuesto por la fiscal quien había la había calificado de “bien hecha” alegando que habían pasado por allí más de cien testigos.

Iván R.A. recordó que lleva tres años, siete meses y cinco días en prisión “injustificadamente” donde dijo haber estado “a punto de volverse loco”. “Pásese cuatro años en prisión por un delito que no ha cometido”, afirmó dirigiéndose a la acusación particular.

Durante su alegato, el acusado insistió en que su “error” había sido confiar en médicos “en los que no tenía que haber confiado” y añadió que lo único que busca es que se sepa la verdad “no como otras personas que han venido a salvarse”.

Ratificó que volvería a saltarse todos los protocolos “habidos y por haber por salvar la vida de su mujer”, pidió que se le declarara no culpable e instó a los miembros del jurado a estudiar el contenido de los 18 tomos que obran en la causa.

Maniobras de distracción

La representante del ministerio fiscal, Beatriz Sánchez, comenzó su exposición haciendo referencia a la película Ahora me ves para acusar al abogado defensor, José Álvarez, de “distraer la atención del público del objeto principal” como si de un juego de espejos de tratase.

Afirmó que durante el juicio, el letrado había jugado al despiste “primero dijo que se le había suministrado medicación que luego se dijo que no se le había suministrado”.

En relación a las quejas de la defensa por las personas que no había sido citadas como testigos, en concreto los especialistas en endocrinología que trataron a Laura A.G., cuya superior en el Hospital Insular sí que fue citada, la fiscal lanzó una pregunta al jurado popular, “tres endocrinos llevaron a Laura, ¿Ustedes creen que es necesario llamar a tres personas para nos digan lo mismo?”. El abogado de Iván R.A., durante su exposición, contestó afirmando que su ausencia fue debida a que defendían que existía una enfermedad rara, el principal argumento de la defensa.

La representante del ministerio público hizo múltiples referencias a los hallazgos de mórficos y opiáceos detectados en los innumerables análisis practicados a la Laura A.G. afirmando que la paciente no los tenía prescritos, en contra de lo expuesto por los peritos de la defensa.

Destacó algunos errores cometidos por los peritos de la defensa, poniendo como ejemplo a los doctores Morilla y Frontela., (acusado este último por la propia fiscal de mentir en su testimonio). “La defensa no ha probado nada. No se ponen de acuerdo ni entre ellos. No es cierto que tuviera pautados los medicamentos que salieron en los análisis”, afirmó. La defensa pidió más respeto para el doctor Frontela, al que llegó a comparar con los grandes inventores y científicos, después de que la representante del ministerio fiscal dijera que, “pueden tener muchos títulos, como si quieren empapelar la sala con ellos”.

Según la fiscal, Laura A.G. falleció por un fallo multiorgánico porque, “su cuerpo intentó defenderse hasta que no pudo más” e hizo hincapié en las pruebas realizadas por el Centro Militar de Farmacia de la Defensa en las que se detectó la presencia de 8,8 miligramos de talio en el vello púbico de la paciente, añadiendo que se trata de uno de los pioneros a nivel europeo.

5 julio

Una fecha clave en el proceso ha sido el día 5 de julio de 2010, cuando la ahora fallecida sufrió una crisis en su casa estando su madre e Iván R.A. con ella. Tras escuchar las llamadas que realizaron ambos al servicio de urgencias en la sesión anterior, las acusaciones llamaron la atención sobre las contradicciones en la información facilitada por el acusado y “su tranquilidad”. La fiscal llegó a decir que “si no llega a estar la madre de Laura, igual se muere allí” en referencia a las declaraciones de la madre de la fallecida que declaró haber visto a Iván R.A. sentado en la cama junto a su esposa “sin hacer nada”.

Un hecho sobre el que se ha hablado mucho durante las sesiones, es que Iván R.A. le practicó la reanimación a su esposa sobre la cama y no sobre una superficie dura como el suelo. El acusado aseguró que temía darle un golpe en la cabeza al no tener espacio suficiente en la habitación para realizar la maniobra de otro modo, argumento que contradijo la acusación alegando que al llegar los servicios sanitarios cabían perfectamente en la habitación cuatro personas (tres profesionales médicos y la paciente). “No creo que su intención fuera reanimarla, sino encubrir sus actos”, concluyó la representante del ministerio fiscal.

La fiscal también hizo mención a la mañana del 11 de julio, día en el que Laura A.G. falleció, cuando Iván R.A. fue a visitar a su esposa insinuando que podría haberle suministrado medicación por la vía “acabando con la vida de Laura”.

Paripé

Durante su apasionado alegato, Acenk Galván, representante de la acusación particular, acusó a Iván R.A. de haber fingido su dolor. En ocasiones imitó al acusado cuando expuso su preocupación por su hijo, algo que hizo reaccionar al acusado dando un golpe sobre la mesa lo que provocó que su abogado le pidiera que se calmara.

Galván acusó a Iván R.A. de haber llevado una foto de su familia “porque sabía que todos los medios iban a estar allí” y que luego, durante las sesiones del juicio, se había acabado con la “pantomima”. “La melancolía se puede fingir, pero sus efectos no”, concluyó. La defensa contestó al abogado de la familia de Laura A.G. diciendo que “el único que ha hecho un paripé aquí es usted”.

Durante su alegato, Galván acusó a Iván R.A. de “mentir continuamente” y de ser “un engañador” basándose en que había pedido la baja en uno de sus lugares de trabajo mientras seguía acudiendo a otro. “Iván quería a su mujer, la quería ver muerta”, concluyó la acusación.

El abogado de los padres de la fallecida aseguró que hasta el año 2005 el talio se utilizaba en el Hospital Insular (Iván R.A. comenzó a trabajar allí en 2003) y que el acusado podría haberlo sustraído porque “es un cleptómano de medicamentos”, algo que el acusado negó rotundamente en su alegato. Y añadió que, si no fuera así, el metal pesado se puede adquirir fácilmente por internet. “¿Si no fue Iván, quién fue? ¿El fantasma de la ópera?”, afirmó.

Galván utilizó la situación económica que atravesaba el matrimonio para exponer un posible móvil para el supuesto asesinato, “se puede matar para hacerse rico o se puede matar para no hacerse más pobre”, afirmó.

Hizo referencia a la crisis que atravesó el matrimonio en 2010 relacionandola directamente con los primeros problemas de salud de la fallecida.

En un momento de su agitada exposición, Galván se dirigió al jurado popular y preguntó, “en todas las casas hay una farmacia, ¿Pero a cuántos de ustedes se les ha muerto un cónyuge por una intoxicación medicamentosa?”. Remató su exposición plagada de ironías y aspavientos afirmando,“solo les falta decirnos que Laura murió de un susto”.

Las acusaciones, que piden para Iván R.A. 25 años de cárcel por un delito de asesinato, mostraron su repulsa y su “más enérgica protesta” por las fotos del cuerpo de la fallecida que proyectaron los peritos de la defensa calificando el hecho de “inadmisible” a lo que el abogado defensor aseguró que habían sido mostradas para enseñar “las cejas de la fallecida” para acreditar que no había sufrido alopecia a causa de una intoxicación por talio.

Las acusaciones coincidieron en señalar que Iván R.A. estaba presente o acababa de estar con Laura A.G. cuando sufría las crisis. La representante de la acusación popular, Begoña Santana, calificó al acusado de “astuto” y “soberbio” y añadió que quería que Laura A.G. estuviera en la UMI porque conocía su funcionamiento y podía “hacer y deshacer lo que quería para llevar a cabo su plan”.

“No nos hace falta que alguien lo viera pincharla”, concluyó.

“La china en el zapato”

José Álvarez, el abogado de la defensa, comenzó su exposición, en la que no cesó de ir de un lado a otro, recordando al jurado popular que, “en caso de duda, siempre se tiene que ir a favor del reo” y recordó que “en los indicios no cabe todo”, ya que no existen pruebas de que Iván R.A. le hubiese suministrado medicamentos a su difunta esposa. Para ilustrar su argumento utilizó el ejemplo del caso Wanninkhof.

En su alegato, Álvarez acusó a los médicos de distorsionar la realidad y de faltar a la verdad y puso en duda la imparcialidad de la representante del ministerio fiscal, “yo soy la china del zapato que molesta a todo el mundo”, alegó.

Durante las cuatro horas que duró su exposición, el letrado reiteró que no se le había dejado hacer su trabajo y afirmó que había echado de menos más rigor durante la causa. “A las tres acusaciones no les ha servido de nada el juicio. En vez de reconocer que se han equivocado hacen una huída hacia delante”, afirmó. “Entre todos la intoxicaron y ella sola se murió”, añadió con sorna.

Para el abogado defensor, Laura A.G. tuvo una muerte “natural” y la participación de su cliente en el fallecimiento había sido “nula”.

La defensa cargó contra la doctora Pérez Ortiz y contra el doctor Unamuno, acusando al último de dar tres versiones “aunque aquí a nadie le importe”.

Finalizó su alegato haciendo referencia al dicho gitano; “tengas pleitos y los ganes”.

Tanto el acusado como su abogado arremetieron en diversas ocasiones contra algunas informaciones aparecidas en la prensa durante el juicio.

Está previsto que este viernes se entregue el objeto del veredicto al jurado, que desde entonces permanecerá incomunicado hasta que pueda emitir un pronunciamiento. Ahora toca esperar.