Si aquel jueves 22 de mayo de 2008 al socialista Carlos Espino le da por interrumpir a su interlocutor, hoy Lanzarote seguiría en la inopia putrefacta. “No te ofendas por la propuesta”, le espetó el vocal de la Cámara de Comercio y militante del PP. Espino, consejero de Presidencia del Cabildo, escuchó asombrado. Fernando Becerra, el que considera a Yolanda Perdomo una “gilipollas”, le proponía cometer un cohecho en nombre del promotor y abogado Lluis Lleó. Desbloquear Costa Roja, en Yaiza, paralizado en lo contencioso-administrativo por el Cabildo, porque Lleó tenía comprador: Juan Francisco Rosa, se sabría poco tiempo más tarde...
El 4 de junio de 2008 Espino se presentó ante la Guardia Civil. Esa mañana contó a la autoridad lo que le pasó por la cabeza mientras escuchaba a Becerra dos semanas atrás: despedirlo de mala manera... hasta que en un instante que pasará a la historia decidió darle cuerda para provocar una segunda cita que pudiera ser grabada. Y denunciada con todas las de la Ley. Esa segunda reunión se iba a producir la mañana del 5 de junio y ahí comenzó a andar la operación Unión, bautizada así porque inmediatamente después Becerra se vio con Lluis Lleó en el Café La Unión, de La Plazuela de Arrecife, para darle cuenta del contacto con Espino.
De las intenciones finales de Lluis Lleó en Costa Roja hay mucha tela que cortar todavía bajo el manto sumarial, empezando por Juan Francisco Rosa, el comprador y potente empresario del que toda la isla habla como muñidor de las mociones de censura contra el PSC-PSOE de este 2009, con el caso ya en la palestra desde mayo. Pero de aquel primer acercamiento de Becerra a Espino queda un reguero de mierda que de boca del vocal de la Cámara de Comercio pone patas arriba Lanzarote, con nombres y apellidos aparentemente muy ilustres. Empezando por su propia familia.
Un auténtico bocazas que actúa bajo la impunidad de lo que siempre se habrá hecho en la isla le cuenta a Espino, en sus dos primeras reuniones, cómo otros hicieron dinero actuando como Becerra propone al líder de los socialistas conejeros. Y Fernando cita sin tapujos a su propio hermano, Juan Carlos Becerra, presidente del PNL, el partido local aliado de la Nueva Canarias de Román Rodríguez, con quien compartió Consejo de Gobierno autonómico bajo las siglas de la Casa Común (CC) entre 1999 y 2003. Es en la primera reunión, sin grabadora ni guardias civiles esperando, cuando Fernando le explica a Espino que otros ya lo han hecho. Sin anestesia:
De Juan Carlos y Pedro “nadie ha podido demostrar nunca nada”
“Mira, Caco [refiriéndose a Juan Carlos Becerra] y Pedro [de Armas Sanginés, también del PNL], ellos ya están retirados y tú no vas a seguir siempre en la política, sabes que es casi imposible que repitas en las próximas elecciones al Cabildo, porque hay un montón de gente en tu partido que no te quiere ahí”, le dice Fernando a Carlos para intentar tranquilizarle ante la avalancha de datos. De Juan Carlos Becerra y Pedro de Armas Sanginés asegura Fernando que “han hecho más operaciones que yo y nadie ha podido nunca demostrar nada, pese a que han estado detrás de ellos”. Le nombra cinco casos y suelta: “¿Cómo crees que se arregló el Hotel JSP?”.
Espino paró la conversación, pero esta vez con la idea clara de grabar la siguiente. Fue el 5 de junio. La Guardia Civil le facilitó la grabadora y activó un servicio discreto de vigilancia en su despacho. “¿Bueno, cómo lo hacemos?”, dispara Fernando en esa segunda reunión. Y ante las dudas de Espino de verse con tanto dinero -le ofrecía, de entrada, unos 450.000 euros- Becerra vuelve a poner patas arriba la isla.
Está grabado: Becerra cuenta desde parcelas rústicas promoviendo viviendas de 1.000 y 1.500 metros cuadrados en Tías, hasta el centro comercial Biosfera, desbloqueado por Miguel Morales (Hormiconsa) al pagar 100 millones de las antiguas pesetas al alcalde de Tías, José Juan Cruz. Tampoco se queda atrás Carlos Morales, marido de la Princesa Alexia de Grecia, haciendo callar ellos quejas vecinales y hasta a la propia Gladys Acuña, por entonces en la oposición, por construirse una casa de 1.000 metros cuadrados en una parcela de 10.000 metros cuadrados.
Pero la guinda llegó de la mano del famoso hotel Papagayo Arena, que invade la misma playa en Yaiza. Espino se interesó por el caso y Fernando negó que tuviera algo que ver con el mismo, que eso era cosa del ex alcalde José Francisco Reyes, vicepresidente del PNL de Juan Carlos Becerra, imputado y detenido hasta el viernes pasado. “De hecho había cabreado a todo el mundo porque eso era una pasada al autorizar un hotel en la playa”.
La licencia del Papagayo Arena, un “compromiso” de Juan Carlos Becerra
Fernando confesó a Carlos -el 5 de junio- que le extrañaba ese caso, “porque también tenía licencia del Gobierno de Canarias y se la había dado mi hermano Caco [Juan Carlos Becerra]”. Y admite: “Aunque mi hermano no quería, se vio obligado por los compromisos anteriores [con el alcalde de Yaiza y vicepresidente de su actual partido, PNL]”.
Fernando explicó con todo lujo de detalles a Carlos Espino -y por ende, a la Guardia Civil y al juez- que su familia “no había hecho operaciones en Costa Teguise”, para que Espino entendiera la diferencia de que Juan Carlos Becerra otorgara desde el Gobierno de Canarias licencia en Playa Blanca (Yaiza), donde gobernaba Reyes, y no en Costa Teguise, feudo de Dimas Martín (PIL).
La locuacidad de Fernando Becerra alcanza límites insospechados al recomendarle a Espino que haga siempre operaciones grandes, que no coja 50.000 euros “porque eso es un gitaneo”. Y le asegura que es fácil y es normal: él mismo, su hermano Juan Carlos, Pedro de Armas y José Francisco Reyes tienen participaciones en varios hoteles de Yaiza.
Espino indaga un poco más en su interlocutor. Le pregunta cómo permitieron que José Francisco Reyes se presentara de nuevo a alcalde “después de la chapuza del Hotel Papagayo Arena, porque cuando un medianero no cuida bien la finca, lo mejor es cambiarlo”. La respuesta de Fernando Becerra no deja lugar a la duda: “José Francisco no es un medianero, es un socio”.
Fernando Becerra y Carlos Espino se citaron unas cuantas veces más después de aquellas dos primeras reuniones del 22 de mayo, a palo seco, y del 5 de junio, grabadora al pecho. Y así la Isla empieza a salir de la inopia...