Jacinto Álvarez, el ex gerente de la empresa Urbaser en Lanzarote, tenía la costumbre de escribir en sus agendas un resumen de sus conversaciones con funcionarios, políticos y otros empresarios. Lo hacía, según él mismo, “porque sabía dónde estaba metido”. También grababa algunas de esas conversaciones y encargaba a varios de sus trabajadores que espiaran a cargos públicos. Álvarez estaba metido en una trama corrupta que cuando se descubrió se bautizó como operación Jable, la segunda fase de la operación Unión.
Tras su detención en abril de 2010 decidió colaborar y entregó sus agendas, que sirvieron para confirmar algunas de las investigaciones de la Guardia Civil, para abrir otras nuevas y para detener a tres directivos de Urbaser en Madrid: todas las pistas llevan a que las presuntas comisiones ilegales, los regalos y los viajes pagados a políticos y funcionarios de Arrecife tenían el visto bueno de la central de la filial de ACS.
El delito más antiguo que se investiga en Unión es el presunto amaño de la adjudicación del servicio de limpieza y residuos en Arrecife en 2002 para entregárselo a Urbaser, llamada entonces Tecmed. Los anteriores ya estaban prescritos. Álvarez incluyó mejoras en su oferta gracias a la colaboración del jefe de la oficina técnica del Ayuntamiento, Rafael Arrocha, que conocía el resto de ofertas, para garantizarse la concesión. De ahí se derivó, según Álvarez, una comisión de 50 millones de pesetas para el PIL y el PSOE, pero también varios pagos a Arrocha y a la ex alcaldesa Isabel Déniz, además de regalos como un Rolex o bolsos de Loewe, y un viaje a Tanzania para Déniz y el ex secretario de Arrecife, Felipe Fernández Camero, y sus parejas.
Lo que revelan las agendas de Jacinto es que lo de Urbaser en 2002 no fue un ensayo. En 1998, la empresa para la que trabajaba Álvarez se llamaba Onyx. Pertenecía el grupo francés Vivendi y su director general era José Luis Rubio Díaz de Tudanca, hoy directivo de la también francesa Saur, consejero de Emalsa y acusado de “asociación de malhechores”. En marzo de ese año, el Ayuntamiento de Arrecife estaba gobernado, tras una moción de censura, por Elisabeth de León (que se había presentado por el PP en el número 3) con el apoyo de otro edil popular, algunos del PIL y otros del PSOE.
El Ayuntamiento adjudicó a Onyx el servicio de limpieza viaria y parques y jardines por 27,3 millones de pesetas al año, la oferta más cara de las tres que se presentaron, seis millones más que la más barata. Se valoró mejor, según el informe municipal, por el personal que ofrecía y el proyecto del servicio, con mejoras gratuitas valoradas en casi cinco millones de pesetas.
La mesa de contratación que se formó para la ocasión estaba presidida por la entonces concejal Isabel Déniz, el edil expulsado del PP Juan Carlos Hernández (condenado años más tarde por vender su voto a Dimas Martín en la elección de alcalde por doce millones de pesetas), el concejal del PSOE Andrés Fuentes, y los funcionarios Carlos Sáenz (hoy en prisión provisional por el caso Montecarlo) y Fernández Camero, destituido de su cargo en 2005 y hoy imputado en Unión y en otras causas.
Las anotaciones de Jacinto Álvarez sobre José Luis Rubio son frecuentes en la agenda de 1999. Uno de los apuntes revela que Rubio le pidió a Álvarez que hablara con la alcaldesa para que les diese una carta diciendo que no les interesaba cambiar de contratista. Otro apunte dice que Isabel Déniz le pide 200.000 pesetas para una competición deportiva de la Policía Local. Álvarez se lo dice a Rubio y éste no lo ve claro, aunque días después las anotaciones de la agenda confirman que el gerente dio el dinero al interventor Carlos Sáenz.
En la anotación del 19 de abril escribe que Isabel Déniz va a llamar a José Luis Rubio para decirle que tenía “que llover en el PIL”. En la del 18 de mayo, Déniz informa a Jacinto Álvarez que “Rubio deja Juan Bravo y pasa a las oficinas de Fomento”. Ese fue el cambio profesional de Rubio: de Onyx (que estaba en al calle Juan Bravo de Madrid) pasó a FCC, la empresa de las Koplowitz, donde acabó como director general de medioambiente.
La relación entre Álvarez y Rubio, a pesar de estar en empresas diferentes, parece que continúa. En la libreta de 2005, en septiembre, Álvarez anota que ha que ha cerrado una cita con Rubio y dice que éste lleva a comer a Isabel (Déniz) a Casa Amparo. Un mes después escribe que el directivo de FCC lo dejó plantado porque “se fue a comer con Isabel” y que después tuvieron dos reuniones, en el Ayuntamiento de Arrecife y en el Cabildo: “Él hablando de FCC a quien pertenece y yo de ACS. Vaya una lógica”, anota Álvarez.
Las acusaciones más graves, sin embargo, están en la agenda de 2006. Jacinto Álvarez escribe, bajo el epígrafe “Recuerdos”, que José Luis Rubio, con la contrata de limpieza viaria y parques y jardines, pagó un viaje a Cuba a Andrés Fuentes y a Arrocha y que a éste, además, le pagó un viaje a Eurodisney con su familia y le dio dinero en negro. También dice que Rubio le entregó a Isabel Déniz ocho millones de pesetas y a ella y a Fernández Camero, con sus parejas, les pagó un viaje y estancia en el Hostal Reyes Católicos de Santiago de Compostela.
El ex gerente de Urbaser corrobora muchas de estas acusaciones en una de sus declaraciones judiciales: confirma que se pagó (no sabe si con factura o en B) el viaje a Cuba a Fuentes y Arrocha y dice que incluso preguntaron si él iba a ir a y dijo que no; y por último también se reafirma en el pago de los ocho millones a Déniz y del viaje a Galicia, al que en esta ocasión sí que fue, aunque asegura que no sabe si el viaje se pagó como contraprestación a la adjudicación del contrato o por otro motivo.