La primera jornada del Womad dejó claro una cosa: el público majorero quiere al Womad y sabe disfrutar de él. Si no que se lo digan a todos los asistentes que se acercaron hasta la negra arena de Gran Tarajal donde gozaron de nueve horas ininterrumpidas de música.
El primero en estrenar el Escenario Principal fue el grancanario Arístides Moreno. Ya lo dijo en la rueda de prensa que en este momento de su vida le gusta esta hora para actuar, sobre todo porque puede actuar para los niños, los padres y los abuelos. De hecho los primeros compases del evento fueron muy familiares, con niños revoloteando y jugando la arena y padres volviéndose locos por controlarlos. Arístides, como siempre, avisó a todos los que asistieron: disfrutemos la vida que es lo importante. Y vaya que lo hizo durante su hora de actuación en la que no faltó la reivindicación característica del cantante de Gáldar, un clásico de las campañas sociales en la isla redonda que recordó a todo el público que “el mundo se salva aquí, no hay que irse lejos”. Moreno comenzó la actuación con las canciones de su nuevo trabajo para finalizar con sus temas más conocidos: el Horcon Boy y el Felicidad hicieron que los asistentes comenzaran a mover la arena entre sus pies con los primeros bailes. Y antes de irse recalcó una cosa: “no estamos en crisis, la crisis vendrá cuando no hayan agricultores, ganaderos y pescadores, porque sin ellos no somos nada”.
Tras la actuación del grancanario los siguientes que actuaron jugaron en casa: La Sonrisa del Guirre, grupo de rock de Gran Tarajal que mostró en los apenas 45 minutos con los que tuvieron para actuar un repaso de sus temas más importantes. De vez en cuando el público se entretenía con los globos que decían No a las prospecciones. Cuando los majoreros terminaron todo el público tuvo que irse al Escenario II, un buen paseo hasta la otra punta de la playa, que es grande, y mucho. En el otro lado esperaba ÇiÄdem Aslan y el grupo She’koyokh, quienes dieron un paseo al público de la historia de Turquía, Grecia y gitana a través del rebético, el blues del otro lado del Mediterráneo. En todas las canciones la artistas explicaba de qué iban sus temas.
Tras terminar ÇiÄdem, desde el Escenario Principal esperaba La Chiva Gantiva. “Acérquense, que la rumba empezó” gritaba Rafael Espinel: el público no sabía lo que les esperaba. Tras el relax del rebético, Rafael y los suyos animaron al público y se los llevaron en el bolsillo. De hecho levantaron un no al petróleo al público y sí a las renovables y la cultura en el que participó todos los asistentes. Sin duda, 60 minutos frenéticos a ritmo de funk, afrobeat y rock. En la otra punta de Gran Tarajal esperaba Julián Maeso. El multiinstrumentista regaló una actuación de música con raíces en el blues, el rock, el soul, el folk o el country.
Posteriormente vino la lectura del manifiesto del Womad en la que se hizo una defensa de la naturaleza, el medioambiente canario, su oceáno y el rechazo a las petroleras que amenazan en romper esta tranquilidad. También realizó un tirón de orejas a la sociedad canaria: estamos en África y tenemos que ser consciente de ello y mirar más a nuestro hermano negro. Desde Valladolid llegaron Arizona Baby...comenzaron tímidos estos tres melenudos y barbudos pucelanos, pero era solo apariencia porque prometieron decir la verdad y nada más que la verdad y terminaron hermanándose con el público majorero: hasta tres veces les dijo que ellos ya forman parte de Arizona Baby, y vaya que lo pertenecen, porque Javier Vielba, Rubén Marrón y Guillermo Aragón se llevaron una de las grandes ovaciones de la noche enamorando por completo a todos aquellos que escuchaban y bailaban desde la arena. Su guitarreo espectacular incluso hizo que Rubén Marrón rompiera una cuerda de su guitarra, simple anécdota porque tardó nada en poner una nueva y afinarla, “porque los problemas se llevan adelante cantando”.
L'Hijâz'Car llegaron desde Francia con su instrumentación original: oud, tarhu, clarinete bajo, doble bajo y percusiones que dieron pausa y relax a los oyentes. Los últimos en usar el Escenario Principal fueron Seun Kuti y su banda Egypt 80, quienes hicieron danzar a todos con su afrobeat. Decir que el afrobeat es reivindicativo es ser redundante, pero los nigerianos dejaron temas a favor de la integración racial, la igualdad y contra las multinacionales, a estas les dedicaron su canción International Motherfucker y mostraron su rechazo a las petroleras, amenaza en Canarias y realidad en Nigeria donde han realizado muchos estragos. Por último cerró el pinchadiscos El Especialista Manel Ruiz quien siguió con ritmos africanos para no romper la tónica del afrobeat de Sean Kuti y los suyos.