Dreamland Fuerteventura

Una ciudad del cine y un centro comercial junto a un emblemático espacio protegido: 'Dreamland', el último proyecto con polémica en Canarias

Dácil Jiménez

28 de noviembre de 2022 18:51 h

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Hace muchos meses que el Cabildo de Fuerteventura intenta declarar Bien de Interés Insular Dreamland, un proyecto privado para construir una ciudad del cine ocupando 160.000 metros cuadrados de terreno en el norte de la isla, justo junto a la Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) Dunas de Corralejo e Islas de Lobos, la Zona Especial de Conservación (ZEC) Corralejo y el Parque Natural Corralejo, un espacio emblemático por sus altas dunas de arena rubia, espectaculares playas, vistas a los volcanes cercanos, la isla de Lobos y las especies que allí anidas.

Poco urbanizado, salvo el pueblo de Corralejo, se trata del hábitat de, al menos, una treintena de especies de aves entre las que hay tres subespecies endémicas en peligro de extinción: la hubara canaria (Chlamydotis undulata fuertaventurae), el cuervo canario (Corvus corax canariensis) y el alimoche o guirre (Neophron percnopterus majorensis), según la ONG SEO/BirdLife.

Sin embargo, el pleno del Cabildo ha aprobado este lunes que el proyecto, tras el cual está el empresario canario José Antonio Newport (vinculado a los medios de comunicación, y el mercado turístico e inmobiliario, entre otros sectores) sea declarado Bien de Interés Insular. Y lo ha hecho con 11 votos en contra (Coalición Canaria y Partido Popular) y 11 votos a favor: del PSOE, Nueva Canarias, AMF y de un consejero de Podemos que está expedientado y en trámites de expulsión del partido.

Con esta nueva consideración para la parcela, el suelo se recalificará de rural a urbano para que las construcciones de la empresa privada promotora del proyecto se puedan iniciar, a pesar de las advertencias, no solo de asociaciones medioambientales, sino también de trabajadores del sector cinematográfico.

En contra del proyecto ya se han posicionado decenas de organizaciones ecologistas e incluso profesionales del sector audiovisual.

Tras concluir el pleno, al que han acudido numerosos ciudadanos portando pancartas en contra de Dreamland, se han escuchado insultos en contra del consejero expedientado de Podemos, Andrés Briansó, al que se le ha llamado “traidor”, entre otras cosas.

Briansó ha votado en contra de lo acordado por unanimidad la semana pasada en la Asamblea Insular de Podemos Fuerteventura, que ratificó su negativa a declarar Bien de Interés Insular el proyecto. La Asamblea afirmó entonces que “el proyecto no ha sufrido cambios sustanciales desde la anterior vez que se elevó al pleno” [cuando fue rechazado en enero], toda vez que “la construcción sigue estando prevista a pocos metros del parque natural de las Dunas de Corralejo y además alberga un parque temático y un gran centro comercial, sobredimensionando a todas luces un proyecto que profundiza en los grandes errores que se han venido cometiendo en Fuerteventura”. Este macro proyecto, dijo Lilian Concepción Álvarez, portavoz de Podemos en Fuerteventura, “es más de lo mismo, una gran construcción cercana a un entorno natural protegido que dejará más daños que beneficios a la isla”.

Otras ubicaciones

En el pleno de este lunes, los partidos que han rechazado la iniciativa de declararlo de interés insular (PP y CC) habían presentado enmiendas para barajar la posibilidad de construirlo en otro lugar de la isla. La portavoz popular, Jessica de León, pidió “desestimar el interés insular del proyecto Dreamland salvo que el promotor, en el plazo de un mes, proponga un cambio de ubicación a suelos antropizados, dotados de infraestructuras, con nulo o escasos impactos paisajísticos”. Pero ambas enmiendas fueron desestimadas.

Platós de cine, restaurantes y un parque temático junto a las Dunas

Dreamland Studios, tal y como lo anunciaron sus promotores hace un año, prevé construir en el municipio de La Oliva una extensión de 160.000 metros cuadrados, donde ubicará “industria, formación especializada al más alto nivel profesional y una oferta de ocio pionera en el archipiélago”. En concreto, contempla la construcción del que sería, según Newport, el plató más grande de Europa con 6.000 metros cuadrados, otros dos platós más de 2.500 metros cuadrados cada uno, un edificio de postproducción diseñado específicamente para dar cabida a las grandes producciones audiovisuales, así como restaurantes y tiendas. Además, a estos espacios hay que añadir la construcción prevista de un water tank, un tanque de agua para rodar escenas acuáticas dentro de otra nave de 2.000 metros cuadrados, más otro edificio de postproducción.

También está proyectado abrir un centro educativo de una superficie de 10.000 metros cuadrados en el que se prevé formar a unos 200 alumnos al año. Estos alumnos, según afirmó Newport al presentar el proyecto, se acabarían incorporando al mundo laboral “como profesionales altamente cualificados, dado que trabajarán a corto plazo en las instalaciones de Dreamland Studios”. Y añadió que “los sueldos en esta industria están por encima de los 40.000 euros anuales. Los jóvenes canarios podrán tener formación y empleo de alta cualificación en los tiempos de la digitalización”. Según su estimación, la ciudad del cine creará unos 400 empleos directos, más otros 1.000 indirectos.

Un parque temático

El proyecto Dreamland incluye también un parque temático “basado en experiencias inmersivas de realidad virtual y un Museo del Futuro en el que se proyectarán los prototipos de las tecnologías de vanguardia y como estas afectarán a la sociedad en las próximas décadas”, tal y como lo describió otro de sus promotores, Carlos Albero. “Contará con una veintena de experiencias inmersivas basadas en la realidad virtual, y realidad aumentada” y “se convertirá rápidamente en uno de los aspectos más importantes del proyecto, porque la isla necesitará profesionales de alta cualificación para desarrollarlo”, dijo hace un año. Además, “está previsto el desarrollo de proyectos ligados a la inteligencia artificial, lo que conlleva la formación de un gran número de profesionales en las islas, y la captación de talentos tanto locales como del exterior”, añadió Albero.

“Interés insular” para una iniciativa privada

SEO/Birdlife cuestionaba la semana pasada que debido a la naturaleza del proyecto, que consiste en una iniciativa privada, hay una “limitada capacidad de generar un impacto beneficioso” en el conjunto de la población de la isla o en una proporción “significativa” de la misma, siendo las repercusiones ambientales “negativas muy superiores”. Por ello la organización pidió por escrito al Cabildo de Fuerteventura que no lo declarado de interés insular.

Coincide en ese argumento lo expresado por CC este fin de semana. Mario Cabrera cuestionó que se avalen proyectos que “no respetan la idiosincrasia ni la planificación territorial de la isla majorera” y que se haya recurrido a la figura del decreto de interés general o insular cuando “todos sabemos que el único beneficiario es el que explotará tal industria u otra y no el vecino y vecina de Fuerteventura”.

También Podemos rechaza la idea y considera que “este macro proyecto es más de lo mismo, una gran construcción cercana a un entorno natural protegido que dejará más daños que beneficios a la isla”.

Especies protegidas

En la zona donde se proyecta la construcción del parque temático y la ciudad del cine vive la hubara canaria (Chlamydotis undulata fuertaventurae) subespecie endémica catalogada como en peligro de extinción, recuerda SEO Bird Life, que añade que forma parte de la avifauna nidificante de Fuerteventura. También figura en el Anexo I de la Directiva 2009/147/CE del Parlamento Europeo y del Consejo de 30 de noviembre de 2009 relativa a la conservación de las aves silvestres.

Los estudios más recientes, detalla la organización, han constatado un “declive acusado” de la especie, principalmente en la isla de Fuerteventura, y en particular en las proximidades de la zona donde se prevé desarrollar el proyecto Dreamland.

Por otro lado, expone que respecto de las especies mencionadas previamente, la Ley 42/2007, de 13 de diciembre, del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad establece que existe la obligación por parte de la administración, en el ámbito de sus respectivas competencias, de adoptar las medidas necesarias para garantizar la conservación de la biodiversidad que vive en estado silvestre, atendiendo preferentemente a la preservación de sus hábitats y estableciendo regímenes específicos de protección para las especies silvestres cuya situación así lo requiera.

En cuanto a los espacios protegidos potencialmente afectados recuerda que la normativa europea exige a todos los Estados miembros que tomen las medidas adecuadas para evitar, dentro de las ZEPA, la contaminación o el deterioro de los hábitats, así como las perturbaciones que afecten a las aves.

También fuera de las zonas de protección ha quedado regulada la obligación de no deteriorarlas. La Unión Europea exige que aunque un proyecto se vaya a ejecutar fuera de un área protegida, no afecte a los valores que justificaron su designación.