Emilio Márquez inició su carrera emprendedora casi tan pronto como lo hizo internet. En el año 1992 ya se unió a la red y en el 95 comenzó su viaje por el mundo de las startups. Su perfil se extiende desde conferenciante a mentor de otros emprendedores, pasando por ser embajador de algunas marcas. Su objetivo actual es participar en el fomento de la transformación digital de los negocios.
Entre sus experiencias ha sido mentor, durante varios años, de emprendedores pertenecientes al ámbito universitario. Afirma que en este tipo de lugares hay muchas ideas por desarrollar al mismo tiempo que una necesidad de aprender desde la práctica.
Por este motivo, aconseja iniciar un proceso de integración en startups ya existentes con las que pueda congeniar a nivel de valores. Ahí se podrá adquirir los conocimientos necesarios que “solo la vida real puede darte”. Antes de montar una empresa propia, lo ideal sería estar capacitado a varios niveles: el primero, la práctica; el segundo, los contactos; el tercero, ideas claras sobre qué producto vas a desarrollar.
Emprender por necesidad es un error para Márquez. Recalca que es un proceso difícil y complejo, “con mucho riesgo y posibles daños respecto al propio patrimonio”. Es primordial tener un buen equipo y un fondo que se sabe que se va a “quemar” en los próximos 18 meses. El tener una “desesperación económica” no es compatible con un proyecto en el que “no sabes si en los dos primeros años vas a facturar un euro”.
En su análisis para saber si un proyecto es viable para poder invertir, Márquez tiene varios puntos en cuenta. El primero de ellos consiste en observar si la empresa es escalable y si puede conseguir “unos determinados hitos económicos”. Lo siguiente que estudia es si la empresa puede acabar convirtiéndose en un autoempleo. Tiene claro que no tiene que ser la mejor empresa ni aparecer en la revista Forbes.
Por último, ha de asegurarse de que el producto se vende. Lo principal es que triunfe y lo haga con el mínimo gasto de inversión. Para Emilio Márquez “la mejor validación de cualquier proyecto es que solucione un problema real”.
En cuanto a la deslocalización de los equipos, asegura que muchas startups tienen sus equipos divididos por el globo. Esto ayuda a la captación de miembros con talento que colaboren al crecimiento y expansión de la empresa. Este talento “puede estar en España, Lisboa, Los Ángeles o México DF”.
Sin embargo, explica que ha de haber un entendimiento de cada país en con el que se trabaja. Cada región tiene su propia idiosincrasia, una cultura y una manera de llegar al mercado que funciona de forma diferente. Cada vez que se entabla relación con un nuevos país latinoamericano, como cualquier otro, hay que enfocarlo como un mercado nuevo.
Sobre Canarias y la tokenización
Volviendo al territorio español, concretamente Canarias, Márquez ha colaborado con la Universidad de La Laguna, en Tenerife, impartiendo clases a emprendedores que de allí procedían. Narra que tuvo la oportunidad de mentalizarlos y guiarlos en el proceso de lanzamiento de proyectos.
Emilio Márquez considera que la inversión en fases tempranas no está tan desarrollada como debería estarlo, Sin embargo, es cada vez mayor el número de entidades públicas y privadas que “se están enfocando en este segmento de inversión”. En lo personal, Márquez prefiere entrar cuando no solo invierte dinero sino también sus habilidades. Su objetivo es ayudar a acelerar el proceso de obtención de metas.
Antes de buscar esta inversión, las startups deben haber conseguido una serie de objetivos. El equipo es fundamental y ha de tener las ideas claras además de estar cohesionados. Estos mismos deberán haber firmado un pacto de socios donde se constate qué ocurre si la empresa no funciona. Por último, es aconsejable que “tengan algunos deberes hechos”, esto es, que puedan demostrar que su producto funciona y se vende.
Aunque su experiencia con la tokenización es corta, recibe un feedback de su mercado bastante positivo. “Merece la pena estudiarlo, trabajarlo y, posiblemente, implementarlo” de manera que puedan expandirse las startups.
Al que quiera invertir en este tipo de startups, Márquez aconseja que se lo tome como una “pequeña aventura”. Es muy probable que en los primeros años no vea beneficio. La inversión ha de realizarse poco a poco y tomarse la experiencia como una formación.