Los responsables de Asuntos Exteriores de EE.UU., Rusia, Francia, Reino Unido y China -los cinco miembros del Consejo de Seguridad de la ONU- y de Alemania y la Unión Europea (UE) decidieron este viernes aplazar hasta noviembre las conversaciones sobre nuevas sanciones a Irán por su programa nuclear.
Así lo informaron los ministros en un comunicado conjunto al término de la reunión que celebraron en un hotel de Nueva York para abordar la crisis abierta por el programa de enriquecimiento de uranio por parte del gobierno de Teherán.
Los responsables de Exteriores también acordaron pedir al Alto Representante de Política Exterior y de Seguridad Común de la UE, Javier Solana, que se reúna con Alí Lariyani, secretario del Consejo Supremo Nacional de Seguridad de Irán, para “negociar el tema del enriquecimiento de uranio”.
También, se buscará “sentar las bases de futuras negociaciones”, añade el comunicado.
Los ministros informaron de que “finalizarán el texto de resolución de una tercera ronda de sanciones contra Irán en el Consejo de Seguridad de la ONU y lo llevarán a votación, a no ser que en noviembre la negociación de Solana y las gestiones del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) arrojen un resultado positivo”.
“Instamos a Irán a entablar un diálogo que cree las condiciones para una negociación basada en nuestra propuesta de junio de 2006 para un acuerdo completo y a largo plazo basado en el respeto mutuo, que restablezca la confianza internacional”, dice la nota.
Solana presentó al gobierno iraní el 6 de junio del año pasado una oferta que incluye incentivos (como tecnología para reactores de agua ligera) a cambio de que Irán abandone definitivamente su programa de enriquecimiento de uranio.
En caso de que Irán rechazara la propuesta, se incluía la amenaza de posibles sanciones, que podría adoptar el Consejo de Seguridad de la ONU y que, a tenor de la decisión adoptada, no volverán a ser objeto de discusión hasta dentro de dos meses.
La reunión de este viernes, auspiciada por la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, vino precedida de una clara toma de posición desde las partes, presentes en Nueva York en el marco de la 62 Asamblea General de las Naciones Unidas.
En la noche del jueves, el ministro ruso de Exteriores, Serguei Lavrov, se negó a imponer más sanciones a Irán por su programa nuclear, porque interferirían con el reciente acuerdo de Teherán con el OIEA.
“Cualquier interferencia en la resolución del problema nuclear iraní con sanciones equivale a socavar la labor de la OIEA”, dijo el ministro ruso, citado por la agencia Itar-Tass.
Irán acordó el 21 de agosto con la agencia reguladora de la energía atómica de la ONU que cooperará para tratar de esclarecer hasta finales de año la naturaleza de su programa nuclear, pues ocultó parte de sus investigaciones a la comunidad internacional durante 18 años, hasta 2003.
Este proceso podría alargarse hasta diciembre, por lo que EEUU y sus aliados europeos sospechan que el acuerdo es una estratagema de Teherán para ganar tiempo en su supuesto plan para fabricar armas nucleares.
Lavrov, como representante de un país con derecho a veto en el Consejo de Seguridad, cerró con su declaración el camino a una resolución sobre la imposición de nuevas sanciones a Irán.
Ése era el objetivo de Washington, cuyo embajador ante la ONU, Zalmay Khalilzad, criticó el razonamiento defendido por Moscú.
“El acuerdo no se puede utilizar como un escudo para proteger a Irán del hecho de que no haya puesto en práctica las resoluciones del Consejo de Seguridad respecto al enriquecimiento de uranio, que en dos ocasiones se le ha pedido que suspenda”, dijo Khalilzad.
El ministro francés de Exteriores, Bernard Kouchner, explicó por su parte que trató infructuosamente de convencer a sus homólogos chino y ruso de la necesidad de ser más estrictos con Teherán.
“Creo que será muy difícil convencer a Rusia y China antes” de que la OIEA termine su trabajo, dijo el jefe de la diplomacia gala.