El candidato del Kremlin, Dmitri Medvédev, delfín del presidente saliente, Vladímir Putin, ha arrasado en los comicios celebrados este domingo en Rusia, tal como estaba previsto, según los resultados parciales anunciados por la Comisión Electoral Central (CEC).
El viceprimer ministro primero Medvédev, de 42 años, obtiene el 66,53 por ciento de los votos tras el escrutinio del 31,05 por ciento de los sufragios, lo que indica que se impondrá a sus tres rivales ya en la primera vuelta electoral.
Estos resultados “son fruto de la situación socio-económica alcanzada en el país y del tándem político que forman Medvédev y Putin”, afirmó Serguéi Sobiánin, jefe del Gabinete de la Presidencia y dirigente de la campaña electoral del candidato del Kremlin.
Durante la campaña, Putin movilizó todo su peso político y popularidad para apoyar a Medvédev, quien, a su vez, le ofreció encabezar su Gobierno en caso de ser elegido, propuesta que el presidente saliente aceptó.
Por su parte, el candidato comunista en las elecciones presidenciales, Guennadi Ziugánov, consigue el 19,01 por ciento de los votos, seguido del ultranacionalista Vladímir Yirinovski, con el 11,69 por ciento, mientras el masón Andréi Bogdánov logra el 1,46 por ciento.
La participación definitiva rondará el 67 por ciento del electorado, de casi 109 millones de ciudadanos, informó el presidente de la CEC, Vladímir Chúrov.
Las autoridades rusas suprimieron el año pasado el mínimo de participación necesario para validar los comicios y el voto “contra todos”, posibilidad que preveía la legislación para canalizar el voto de protesta.
Sobiánin indicó que el apoyo masivo a Medvédev “obliga a proseguir el rumbo escogido” y destacó que la alta participación “demuestra que la gente quiere elegir por su cuenta al jefe de Estado” y que “el resultado de las elecciones no estaba predeterminado”.
Sin embargo, el líder comunista y el ultranacionalista Yirinovski anunciaron que impugnarán los resultados oficiales, a diferencia de Bogdánov, quien opinó que la votación fue “democrática”.
“Ya tengo preparada una lista de 200 violaciones”, aseguró Ziugánov en su primera reacción al anuncio de los recuentos preliminares.
Según los datos en su poder, dijo, el voto comunista ha sido de “al menos el 30 por ciento”, por lo que “los resultados preliminares confirman las irregularidades”.
“Estoy convencido que soy el vencedor y todo esto (los resultados anunciados) es falso”, señaló, por su parte, el excéntrico político ultranacionalista.
Según él, en Rusia “resulta que no hay elección, sino mera ratificación del presidente designado”, en alusión al favorito de los comicios, Medvédev.
Pero Chúrov se mostró convencido de que la CEC “ganará en los tribunales todos los pleitos” interpuestos por los perdedores.
En vísperas de las elecciones, Andreads Gross, jefe de la misión de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, expresó sus dudas de que los comicios pudieran ser “limpios y democráticos”, debido a la marginación de los candidatos opositores.
“Hoy concluye la operación de traspaso ilegal del poder” de Putin a su delfín, denunció el ex primer ministro Mijaíl Kasiánov, político liberal opositor que fue descalificado por la CEC como aspirante por presuntas irregularidades en su documentación.
La jornada electoral transcurrió sin contratiempos, con un único incidente registrado en la república caucásica de Daguestán, vecina de Chechenia, donde dos explosiones causaron heridas a dos policías.
“El ánimo es excelente. Ha llegado la primavera y, aunque llueve, (el tiempo) está agradable. Ha cambiado la estación”, dijo un sonriente Medvédev en declaraciones efectuadas a pie de urna.
Menos animoso se mostró al depositar su voto el candidato comunista, quien denunció ante la prensa “numerosas infracciones” en el proceso electoral.
Ziugánov, quien ha subrayado que la campaña presidencial no ha sido limpia ni transparente, indicó que los comunistas movilizaron a medio millón de observadores para vigilar el desarrollo de los comicios.
Mientras, Putin, que votó a media mañana en compañía de su esposa, Liudmila, se reunió a comer después en un restaurante moscovita con Medvédev, el primer ministro Víctor Zubkov y los presidentes de las dos cámaras del Parlamento.
“La comida transcurrió en un ambiente distendido”, según la agencia Itar-Tass, que destacó que los comensales “bromeaban y reían con frecuencia”.