Laura Acosta, Aday Díaz, Iris Comesa, Daniel Vargas, Alejandro Domínguez y Natalia Triviño son seis jóvenes canarios que se han ido este año a realizar un intercambio académico con la beca Erasmus a la ciudad húngara de Eger, por lo que han aprovechado su llegada a la capital del país para conocerla. Llevan desde el pasado jueves y hasta el momento estaban extrañados de no ver en la calle la imagen de los refugiados que está dando la vuelta al mundo. Sin embargo, todo cambió este sábado cuando se acercaron a la estación de tren de Keleti, epicentro en este momento de la crisis de refugiados que buscan llegar a Alemania.
Los seis canarios quedaron sorprendidos, sobre todo por la gran presencia de niños entre la multitud. Cuando vieron lo que pasaba en la estación internacional, se acercaron a un puesto de una ONG situada en el centro y preguntaron lo que más hacía falta para poder ayudar. Entre todos juntaron el dinero y compraron nueve cajas con botellas de aguas, manzanas y batidos para los más pequeños.
A pesar de que en los medios se han visto imágenes de ciudadanos apoyando a los refugiados, aseguran que cuando se dirigían a llevar la compra a la estación los aquincenses les miraban mal sin entender el porqué se solidarizaban con unas personas que estaban “ocupando nuestra estación”, como les comentó un señor que solo deseaba que llegara el momento de que volviera a la normalidad.
Un ambiente enrarecido que lo notan en las tiendas próximas a Keleti. Aday, moreno de piel, ha tenido algún problema para comprar ya que le han llegado a pedir el DNI para ver que era europeo. Cuando hablan con la gente que vive en Budapest, explican que la ciudad no es así y que están viviendo una situación “tensa”. Además, les llama la atención la presencia de mucha policía, que creen que está para evitar enfrentamientos como el de los ultras que provocaron a los refugiados este viernes.
De todas maneras también han palpado la solidaridad de las personas porque han visto a gente trayendo ropa para donarla y pañales y juguetes para los más pequeños, que aseguran que son los que peor lo están pasando.
Por otra parte, destacan las pintadas hechas con tizas en las paredes de la estación, con mensajes como “no queremos Europa, queremos vivir en Europa”, “solo queremos ir a Alemania” o “no somos terroristas” y se estremecen al ver que pasan los días durmiendo al raso. Estos pequeños murales chocan con los que están en las orillas del Danubio, donde se pueden ver algunos grafitis diciendo “Inmigrants go home”.